La Central: el alma de la ciudad
La Central es nostalgia en movimiento: carnavales que desaparecieron, tiendas que se marcharon, fachadas de los años 30 a 50 ocultas tras láminas de zinc, y recuerdos que insisten en quedarse.
avenida central/La Avenida Central nació alrededor de 1850. Fue la Calle de la Merced, luego Avenida de las Monjas, hasta convertirse en la vía que marcó la vida urbana de Panamá. Por allí pasaban tranvías, comerciantes y, sobre todo, una ciudad que estaba despertando.
La Central es nostalgia en movimiento: carnavales que desaparecieron, tiendas que se marcharon, fachadas de los años 30 a 50 ocultas tras láminas de zinc, y recuerdos que insisten en quedarse.
Para Romelia Moreira, quien lleva 45 años fuera del país, cada visita es volver al lugar donde todo ocurría: desfiles, carnavales, buses y encuentros. Quiere que los edificios recuperen su belleza. “Que se vean bonitos”, dice.
- Te puede interesar: Decomisan más de $135 mil en dinero no declarado en el aeropuerto de Tocumen
—¿Y qué significa la Central para los panameños?
-La alegría.
Esa alegría convive hoy con basura, malos olores y desorden.
El poeta Demetrio Korsi la llamó alguna vez “la encrucijada, el puente y el puerto por donde debía entrarse al Canal”. Durante dos siglos fue un punto de encuentro social, cultural y económico.
La expansión urbana y los centros comerciales la debilitaron, pero no apagaron su espíritu.
La Central sigue siendo el templo del regateo y las compras cara a cara. Pero su realidad también muestra grietas: aguas servidas, vendedores improvisados y autos que, aunque la vía es peatonal desde 1993, siguen cruzando sin control.
Sus edificios más icónicos, coloniales, modernos, art decó, no tienen protección legal. Un intento de declararla monumento nacional fue vetado en 2003. Sin resguardo, estas estructuras podrían alterarse o desaparecer.
Un decreto expedido por el Municipio de Panamá en septiembre pasado establece que en seis meses se deberán retirar materiales y rótulos que ocultan las fachadas, un esfuerzo por dignificar nuevamente la avenida. El plazo se cumple en marzo de 2026.
Entre historia, caos, comercio y recuerdos, la Central sigue viva. Sigue latiendo. Esperando que la miremos de nuevo como lo que siempre fue: el alma de la ciudad.