Contenido Exclusivo: El costo de las aulas vacías

Una escuela vacía / TVN Noticias
Kayra Saldaña - Periodista
28 2025 - 20:03

Ciudad de Panamá, Panamá/La transición repentina a la educación no presencial producto de la pandemia evidenció las profundas desigualdades en el acceso a internet, dispositivos tecnológicos y entornos adecuados para este tipo de aprendizaje. Muchos estudiantes, especialmente en áreas rurales y comarcas, enfrentaron serias dificultades para continuar con su formación, lo que provocó más abandono escolar, rezago académico y afectaciones emocionales.

Pero la pandemia solo fue el inicio; después vinieron los paros, protestas y huelgas. Y en medio de todo, miles de estudiantes quedan en pausa.

Antecedentes

En el 2020, la pandemia de Covid-19 provocó un cierre prolongado de las escuelas y alejó a los estudiantes de las aulas por más de un año.

Dos años después, los gremios docentes iniciaron una huelga que se extendió por más de cuatro semanas, en protesta por el alza del combustible y el costo de la vida.

En el 2023, la protesta fue contra el contrato minero. La huelga duró seis semanas.

Ahora, desde el 23 de abril, los docentes se avocaron a un paro indefinido junto a otros sectores en rechazo a la Ley 462 que reforma la Caja de Seguro Social.

Crisis educativa

Se han perdido 500 días de clases en los últimos cinco años. Para Mariana León, del Centro de Investigación Educativa (CIEDU), esta pérdida de aprendizaje no se recupera y el estudiante avanza de grado, pero no en conocimiento, y esto se acumula con el tiempo. Mercedes Saturno, de la Gran Alianza Educativa, comparte esta misma línea y agrega que esta crisis educativa sólo aumenta más la desigualdad en el país.

Entre las generaciones más afectadas por una educación fragmentada están los más de 63,000 estudiantes de sexto grado que el próximo año irán a secundaria, pero vienen con una primaria muy accidentada. Y también tenemos más de 43,000 graduandos de sexto año que aspiran a estudios superiores en la universidad. Pero, ¿reúnen las competencias?

Karen Obando espera que la situación del país mejore, ya que no desea que su hija Manela pierda clases como ocurrió antes con otro de sus hijos, cuya educación ha tenido interrupciones por la pandemia y las huelgas. Recuerda cómo su otro hijo presentó dificultades con la lectura y escritura: "Éramos tres en casa y eso de la virtualidad no funcionó porque no escuchábamos bien a los profesores", nos contó. Aunque dice que es consciente de las razones de la huelga, agradece que en esta ocasión por lo menos la escuela de su pequeña hija no está perdiendo clases.

En cambio, Alanis, estudiante de quinto grado, ha tenido que enfrentar muchos desafíos. Su abuela, Verónica Álvarez, asegura que han tenido que reforzar a la niña con tutoría para que nivele su aprendizaje. "También tuvo problemas en lectura y escritura, pero estamos avanzando".

Agregó que sí le afecta escuchar todos los días en las noticias si hay o no clases; eso es frustrante. Mientras que Alanis hace su mayor esfuerzo por entender inglés y matemáticas. Dice que su meta es aprender todo lo que pueda para conseguir un buen trabajo cuando crezca.

Mercedes Saturno señala que cuando hay pérdida de lectura puede tardar hasta cinco años reponerse. Y que además de contenidos atrasados, también los niños están presentando depresión, ansiedad, desmotivación, y esto sólo nos lleva a la deserción.

El calendario escolar 2025 consta de 43 semanas con 190 días de clase, de los cuales ya se ha perdido más de un mes.

La viceministra de Educación, Agnes de Cotes, reacciona indicando que la educación no puede seguir sufriendo por problemas que no son directamente un tema educativo. Hace referencia a la huelga docente en contra de la nueva ley de jubilación.

Pero el dirigente de Asoprof, Diógenes Sánchez, defiende la postura de los educadores en paro, señalando que esta organización sólo reacciona a las políticas impopulares de los gobiernos. "Luchamos contra el alto costo de la vida, y también defendemos a los estudiantes", señaló.

Sobre el tema, Mariana León opina que las últimas generaciones se están acostumbrando a que cada año pierden un mes de clase, y esto no es beneficio para nadie.

¿Competencias?

Mucho se habla de las competencias y los requisitos para entrar a la universidad. A juicio del vicedecano académico de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Tecnológica de Panamá, Ramiro Vargas, es un problema que cada año se ve más la brecha entre el estudiante que viene de una escuela pública versus uno del sector particular. Es por esto que han tenido que ajustar los requisitos de ingreso y reforzar al estudiante de primer ingreso para nivelar sus conocimientos.

César González y Justmary Anderson son estudiantes universitarios. César no pisó el campus hasta segundo año, ya que cuando iniciaba sus estudios superiores cayó la pandemia y tuvo que recibir clases virtuales, las que dice no le gustan mucho porque su carrera requiere de mucha práctica y laboratorios. Es por esto que prefiere la presencialidad. Mientras que Justmary, que viene de un colegio público, lamenta cómo las huelgas y paros interrumpieron su aprendizaje, situación que le afectó mucho al momento de entrar a la universidad. "Tuve que hacer el examen de admisión dos veces y buscar ayuda para adquirir los conocimientos que no me dieron", señaló.

La educación en Panamá enfrenta desafíos estructurales que requieren una atención urgente. El costo de las aulas vacías es enorme. La pérdida de días de clase, la falta de recursos y la interrupción constante del proceso educativo afectan directamente a las futuras generaciones. Es imperativo que el estado, los gremios docentes y la sociedad civil trabajen juntos para garantizar una educación de calidad, inclusiva y libre de interrupciones. Solo así se podrá asegurar un futuro prometedor para nuestros estudiantes y, por ende, para el país.

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