Panamá tiene un 'problema grande' con el rol de la buena alimentación de niños y adolescentes

Ejemplo de una comida balanceada / TVN Noticias

Durante el año 2021, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha convocado a pensar y reflexionar sobre medidas que permitan obtener sistemas alimentarios inclusivos y sostenibles.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los niños y niñas en edad escolar deben comer de todo, pues cuanto más variada es su alimentación, mayor posibilidad hay de que sea equilibrada y tenga los nutrientes que los pequeños necesitan.

Sin embargo, comer solo lo que a los niños y niñas les gusta no es la mejor práctica nutricional.

Sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes

El nutricionista José Ramiro López Guevara dijo a TVN-2.com, que lo más importante es tratar de aportar alimentos que cubran el requerimiento de energía del niño, que se obtiene a través de una alimentación balanceada, que incluya todos los grupos de alimentos, frutas, vegetales, carbohidratos, almidones y proteínas, nutrientes que necesitan para su crecimiento, buen funcionamiento del cuerpo en general y el desempeño escolar.

Considera que, partiendo de allí, es importante que se cubra ese requerimiento, pero en cantidades no exageradas, pues cuando un niño tiene sobreingesta de energía, en este caso calorías, se promueve el acúmulo de grasas y eso favorece al sobrepeso y la obesidad.

De acuerdo con cifras compartidas por López, en Panamá casi el 40% de los niños menores de nueve años y el 25% de los adolescentes padecen sobrepeso y obesidad.

En Panamá estamos teniendo un problema grande con los niños y adolescentes en cuanto al rol de la buena alimentación, ya que nos estamos excediendo en las cantidades de calorías que el niño requiere”, José Ramiro López.

Revela que el problema está identificado y se debe principalmente a la sobreingesta de azúcares simples y grasas, ya que se suele freír mucho como forma de preparación de algunos alimentos.

Con respecto al azúcar la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que no se consuma más de 30 gramos. En medida casera serían dos cucharas.

Cuando al niño se le ofrece un jugo de tetra pak estaría consumiendo más de dos cucharas, con una lata de gaseosa alrededor de ocho y 10 cucharas y con un té frío entre 10 a 12 cucharas.

“Nos estamos excediendo hasta cuatro veces más del requerimiento de azúcar y el exceso de azúcar y aceite se acumula en el cuerpo como grasa y por eso que la obesidad es un problema en esas poblaciones y en nuestro país”, sostuvo el nutricionista.

Jugos y frutas naturales entre los alimentos saludables / TVN Noticias

Afectaciones a la calidad de vida

López recordó a los padres de familia que la obesidad es un factor de riesgo para enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y hepáticas como el hígado graso.

Actualmente en la Caja de Seguro Social (CSS) se atiende población pediátrica que ya tiene este tipo de problemas. “Es un daño que le estamos haciendo al niño porque le estamos ocasionando o adelantando una enfermedad que quizás iba a padecer después de los 60 años y dañando la calidad de vida”.

El modelo del plato

En tanto, insta a que se busque una alimentación saludable, usando un modelo práctico denominado del plato.

Explicó que las guías alimentarias en Panamá cambiaron desde el año 2013 y antes se usaba una pirámide de alimentos que era bastante complicada de entender y de llevar a la práctica.

El nuevo modelo consiste en dibujar una raya horizontal y otra vertical de extremo a extremo en el plato, simulando una cruz.

Si el niño tiene de dos a cinco años se puede usar un plato de 7 pulgadas, de 6 a 9 años un plato de 8 pulgadas y si es un adolescente arriba de 10 años un plato de 9 pulgadas.

En cada cuarto se colocan grupos de diferentes alimentos. En uno el almidón (arroz, papa yuca, ñame, otoe y cualquier carbohidrato), en otro cuarto la fuente de proteína (pavo, pollo, pescado, huevo o carne roja de res y cerdo, pero que no sea más de dos o tres veces a la semana), en el otro cuarto una porción de fruta y en el otro una porción de vegetal.

“De esa forma se da la energía a través de los carbohidratos, la proteína para la formación de tejido y los minerales para el buen desempeño del organismo, es una manera de motivar a los padres”, recalcó el nutricionista.

Insiste en que se debe controlar la ingesta de “nutrientes críticos” como azúcar y grasas, además de evitar los condimentos artificiales y sustituirlos por naturales como ajo, culantro, cebolla y orégano e incluso eliminar el consumo de snacks, dado que el sodio favorece el surgimiento de las enfermedades cardiovasculares.

Programa de alimentación complementaria sin resultados

López indicó que Panamá lleva años implementando programas de alimentación complementaria en las escuelas para abordar la doble carga de malnutrición del país, por un lado, los niños desnutridos y por el otro los niños con obesidad. “Ambos problemas dañan la calidad de vida del niño en el adulto y favorece la aparición de enfermedades”.

Manifestó que dichos programas no han dado resultados, porque al revisar las estadísticas se comprueba que cada vez aumenta más la obesidad. “Si esas estrategias fueran de impacto positivo tendríamos cambios en la población infantil”.

Más de 30 años de retraso en estrategias

A su juicio, las recomendaciones para lograr el cambio estarían dirigidas a trabajar en promoción de salud y prevención de enfermedades, abordando el problema antes de que se presente el factor de riesgo.

“El país tiene 34 años de retrasos en las estrategias y una de las principales que se hicieron en el Parlatino en los años 90, se dirigió a la alimentación, no solo abordar dentro de los colegios las comidas saludables, el tratamiento debe ser integral no solo en las escuelas, los padres deben recibir orientación a través de programas de capacitación”, manifestó López.

En este sentido no solo importa la dieta y proveer un peso saludable, sino también la práctica de ejercicio físico.

Lamentablemente la pandemia disminuyó la actividad física y aumentó el sedentarismo. Además, con el inicio del año escolar virtual los niños están en casa, ya no salen a los recreos que era la oportunidad de caminar y correr y ahora están pendientes de sus dispositivos. El encierro genera ansiedad y esta última los lleva a consumir productos no saludables.

Otras de las estrategias que aconseja el nutricionista son: fortalecer la ley de quioscos escolares, no solo dentro de los planteles, dado que en algunos países se sugiere hasta un radio de 500 metros alrededor de la escuela; regular los productos dañinos; el etiquetado nutricional y hacer más accesible la comida sana en los locales de expendio, porque la chatarra es más barata que una ensalada.

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