Medellín fortalece la producción agrícola con la formación de sus campesinos

María Sonia Zapata mientras camina por su cultivo de papa, en el corregimiento de Santa Elena, oriente de Medellín.
María Sonia Zapata mientras camina por su cultivo de papa, en el corregimiento de Santa Elena, oriente de Medellín. / EFE
Efe
08 de septiembre 2018 - 13:33

Cientos de campesinos de las zonas rurales de Medellín se transformaron en agroempresarios gracias a programas de capacitación que les han permitido aprovechar mejor el suelo para convertir sus fincas en unidades productivas que abastecen a diario las despensas de esa ciudad colombiana.

Entre los bellos paisajes de los corregimientos (pueblos) de San Sebastián de Palmitas, Altavista, Santa Elena, San Antonio de Prado y San Cristóbal, que forman parte de Medellín, germinó un programa de desarrollo agroempresarial de la Alcaldía de Medellín.

Este año, esa iniciativa que nace de una alianza con la corporación Interactuar, llegará a la cifra de 618 campesinos capacitados dentro de un proyecto de fortalecimiento del agro.

En "La Ponderosa", una agrofinca que inicialmente transitó entre el cultivo de truchas, flores y mora, María Sonia Zapata puso en práctica la formación que recibió en el programa de fortalecimiento agroempresarial para convertir su casa en Santa Elena en un espacio de producción y comercialización de papa.

"Este proyecto nos ha cambiado la vida en un 70 %. Tenía bastante desaprovechado el terreno en mi finca y estábamos desordenados. Ahora hay organización y proyectamos seguir implementando nuevas cosas", contó la mujer a Efe.

Antes de descubrir que "en el campo se puede hacer realmente una empresa", a través de un curso tomado en 2017 junto a otros 75 labriegos, la vida agrícola de esta campesina, de 51 años, se movió entre las dificultades y la incertidumbre económica por las malas prácticas y falta de programación de las cosechas.

"Sembrábamos a la loca", agregó la ahora agroempresaria que alterna la actividad silletera, propia de Santa Elena, con la producción de una tonelada y media de papa al mes a través de cosechas programadas que le permiten generar empleo y operar como proveedora del Programa de Alimentación Escolar (PAE).

"Tengo una nueva mentalidad. Ahora estoy enfocada en aplicar todo lo aprendido para que crezca mi agrofinca", apuntó Zapata, quien identificó un potencial adicional en "La Ponderosa" con la implementación de recorridos con estudiantes y turistas para que conozcan el cultivo de la papa.

Por su parte, la gerente del proyecto de Fortalecimiento Agroempresarial de Interactuar, Jeannie Sepúlveda, explicó que en 2014 inició la apuesta por fortalecer las competencias productivas y comerciales de pobladores de las zonas rurales de Medellín.

Para ello se realizaron capacitaciones para estructurar un modelo de negocio, dar valor diferencial a los productos, identificar aliados y detectar los mejores canales de distribución, además de clientes potenciales.

"Ellos dejan de verse como campesinos y empiezan a verse como empresarios con un potencial altísimo y un recurso preciado que es el suelo", expresó Sepúlveda.

Cada una de sus unidades productivas, como son denominadas las agrofincas, cuenta con el acompañamiento de ingenieros agrónomos, administradores y expertos en formación empresarial, para garantizar que se mantengan en el tiempo.

El subsecretario de desarrollo rural de Medellín, Juan Alberto Vásquez, reveló que a través del convenio con Interactuar este año la convocatoria le apunta a beneficiar con cursos e incentivos a 275 campesinos con ideas claras de negocio.

Para los creadores del programa, que le ha dado un segundo aire a la producción agrícola de la región, preocupa que la población campesina se esté envejeciendo con un promedio de edad de 58 años.

"Hemos fomentado que mucha gente joven siga en el campo y acceda a este tipo de proyectos", aseguró Vásquez, quien agregó que el reto es inmenso, pues el 72 % del territorio del término municipal de Medellín es rural.

Federico Alzate, que nació y creció en Santa Elena, hace parte de esos jóvenes que no fueron atraídos por la zona urbana. Con su majestuoso cultivo de hortensias en su finca "Casa Loma", prueba que "sí existe la posibilidad de vivir del campo".

Mientras corta los tallos de las flores que cultiva recuerda que en los últimos años ha afrontado altibajos, en los que pasó de exportar hortensias a Estados Unidos a la escasez económica cuando el invierno arrasó con la producción por no contar con la protección para el cultivo y la adecuada instrucción.

"Tengo un proyecto con un horizonte más claro y me pude levantar. Saco adelante mis flores para conseguir la certificación que me permita darle más salida a mi producto y volver a exportar", sostuvo Alzate.

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