Acuerdo nuclear con Irán es un arma de doble filo para economía rusa

Federica Mogherini, representante de la Unión Europea en Asuntos Internacionales y Políticas de Seguridad junto a el Secretario de Estado estadounidense John Kerry, se reúnen en un hotel en Viena el 13 de julio de 2015.
Federica Mogherini, representante de la Unión Europea en Asuntos Internacionales y Políticas de Seguridad junto a el Secretario de Estado estadounidense John Kerry, se reúnen en un hotel en Viena el 13 de julio de 2015. / AFP
Afp
19 de julio 2015 - 19:32

Tras desempeñar un papel crucial en las negociaciones sobre el acuerdo nuclear con Irán, Rusia espera reforzar sus lazos comerciales con Teherán, pero el regreso del crudo iraní a los mercados podría perjudicar la economía rusa, según los expertos.

El acuerdo, cerrado el martes tras 22 meses de duras negociaciones entre Irán y el grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, Francia, China, Reino Unido más Alemania), está destinado a garantizar la naturaleza pacífica del programa nuclear de Teherán, a cambio del fin de las sanciones internacionales, que ahogan su economía.

Para Moscú, aliado de Teherán, este compromiso representa también un medio para limpiar su imagen internacional.

El papel central desempeñado por Rusia ha sido incluso reconocido por el presidente estadounidense, Barack Obama, quien dio las gracias a su homólogo ruso, Vladimir Putin, por su ayuda.

"La mayor recompensa de Rusia en este acuerdo, es su prestigio", estima Serguei Sereguichev, especialista de Oriente Medio en la universidad estatal de Ciencias Humanas de Moscú.

"¿Quién cerró este acuerdo con Estados Unidos? ¡Rusia! Sin Rusia, nunca habría habido un entendimiento", asegura.

Y Moscú, cuya economía en recesión se ve muy afectada por las sanciones occidentales vinculadas a la crisis en Ucrania y a la caída de los precios del petróleo, espera ahora partir desde una posición privilegiada en la carrera por los jugosos contratos iraníes, especialmente energéticos y de transporte.

La cuestión armamentística

"Irán deberá desarrollar los sectores golpeados especialmente por las sanciones", explica Andrei Baklitski, del centro de estudios independiente PIR.

Según Baklitski, la República Islámica necesita "compañías extranjeras dispuestas a invertir. Y las empresas rusas, como los Ferrocarriles Rusos (RGD) o el gigante petrolero Lukoil, están dispuestas a participar" en esta competición.

En el sector nuclear, Rusia ya acordó con Irán la construcción de dos nuevos reactores para la central de Bushehr, en la costa del golfo Pérsico.

El Kremlin también ha expresado su deseo de que el acuerdo firmado en Viena desemboque en "una cooperación pacífica a gran escala" entre ambos países.

Respecto a la cuestión armamentística, Moscú confirmó a finales de mayo haberse puesto de acuerdo con Irán para la venta de baterías de misiles tierra-aire S-300, un equivalente de los Patriot estadounidenses capaces de derribar aviones y misiles.

Durante las negociaciones, el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, urgió a levantar el embargo armamentístico "lo antes posible", si bien continuará finalmente cinco años en vigor.

Según el ministro ruso, la venta de armas a Irán es todavía posible con la aprobación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

"Habrá una feroz competición para tener acceso al sector de la energía en Irán y, más tarde, a su complejo militar e industrial. Pienso que Rusia contará con ventaja en la energía debido a su experiencia en el sector", prevé Sereguichev.

La presión del petróleo

No obstante, para Rusia, el regreso de Irán es también sinónimo de mayor competencia en el sector del petróleo. Varios analistas prevén una bajada del precio del barril a partir de 2016, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU, el Congreso estadounidense y el parlamento iraní hayan ratificado el acuerdo.

"Irán tiene ganas de exportar de nuevo petróleo hacia Europa", advierte Semion Bagdasarov, especialista de Oriente Medio en el Centro de Investigación Analítica, con sede en Moscú.

"Un jugador importante regresa al mercado y la competición se intensificará", añade.

Esto representa una mala noticia para Rusia, máxime cuando la caída del precio del petróleo explica en gran parte la recesión en la que se sumió su economía desde principios de año.

Otros analistas estiman, sin embargo, que esta caída de precios no tendrá lugar, visto el interés de Irán, miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), de no inundar el mercado, sino de buscar un acuerdo.

"Irán buscará obtener todo el dinero posible de la supresión de las sanciones", apunta Sereguichev, para quien "un acuerdo sobre los precios es totalmente posible para evitar la caída del mercado".

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