Panamá vivió un 2018 marcado por un frenazo económico en año preelectoral
Panamá vivió un 2018 marcado por un inesperado frenazo económico, registrado en medio de un enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Legislativo precisamente en un año previo a los comicios generales del país.
Panamá parecía que retomaba la senda del crecimiento tras el repunte del producto interno bruto (PIB) en el 2017, cuando el indicador marcó 5,4 %, pero una huelga de un mes en el neurálgico sector de la construcción hizo caer las previsiones del 2018 desde 5,6 % hasta alrededor del 4 %.
Los economistas coinciden en que además de la huelga, la fortaleza del dólar, la moneda corriente en Panamá, afectó a sectores como el turismo, a lo que hay que sumar la anemia crónica de la producción del campo y una bajada en la inversión extranjera directa (IED), que llegó al 13,2 % en el primer trimestre del año.
La situación económica tuvo su impacto en la tasa de desempleo, que subió hasta el 6 % en agosto pasado, el dato oficial más reciente, lo que supuso un alza del 13,3 % respecto al mismo mes del año anterior.
El Gobierno del presidente panameño, Juan Carlos Varela, economistas locales y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han augurado un 2019 mucho más dinámico gracias a la esperada entrada en operaciones de una gran mina de cobre con inversión de 6.300 millones de dólares.
El proyecto, conocido como Cobre Panamá y propiedad de la canadiense First Quantum, debe arrancar en los primeros meses de 2019 pese a un fallo del Supremo contra la ley que avaló la concesión minera en 1997, el cual no lo afecta, según el criterio de la empresa.
La mejoría económica también vendrá por el inicio de grandes obras de infraestructura como el cuarto puente sobre el Canal de Panamá, con inversión de 1.420 millones de dólares y a cargo del consorcio conformado China Communications Construction Company LTD y China Harbour Engineering Company LTD.
Se trata del primer gran proyecto público a cargo de empresas de China, país con el que Panamá entabló las relaciones diplomáticas en junio de 2017 precisamente con la perspectiva de aumentar las exportaciones y atraer grandes capitales del gigante asiático.
En ese marco el presidente chino, Xi Jinping, realizó a inicios de este diciembre una histórica visita oficial a Panamá, en la que se firmaron 19 acuerdos que se suman a otra veintena suscrita en el último año y mientras ambos países negocian un tratado de libre comercio.
"La parte panameña da la bienvenida a las empresas chinas a concretar proyectos de inversión en Panamá y establecer sedes regionales (...) ambas partes seguirán alentando a sus instituciones financieras a establecer filiales a fin de ensanchar redes de servicios financieros, y aumentarán la cooperación interbancaria y en materia de regulación financiera", reza un comunicado conjunto firmado por Varela y Xi.
El nuevo estatus de China provocó una llamada a consultas del representante de Estados Unidos en Panamá, lo que hasta ahora parece solo un tirón de orejas por parte del principal socio comercial del país centroamericano en todos los ámbitos.
A los nubarrones en el ámbito económico se sumó la difícil relación entre el Ejecutivo y el Legislativo tras la ruptura de un llamado "pacto de gobernabilidad", un escenario que impidió a lo largo de todo el año el nombramiento de nuevos magistrados de la Corte Suprema, un saldo que arrastra el país desde 2017.
La falta de consenso dio paso a situaciones inéditas en este período constitucional (2014-2019) como la no aprobación legislativa de partidas para diversas instituciones estatales y la devolución, dos veces, del proyecto de presupuesto para el próximo año, que finalmente fue aprobado.
La situación política ha sido vinculada con el hecho de que las distintos partidos han estado definiendo su oferta para los comicios generales de mayo de 2019 en los que, según la tradición de la joven democracia panameña, siempre gana la oposición.
El ambiente pre-electoral ha estado agitado además por el caso del expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014), llamado a juicio oral y público por supuestas escuchas ilegales y fraude, un caso que denuncia como un invento de Varela, su gran enemigo político, y por el que la fiscalía pide un castigo de hasta 21 años de cárcel.
Martinelli ha enfrentado hasta ahora en prisión preventiva este proceso, muy peculiar pues comenzó en el Supremo, que desarrolló toda la fase de instrucción para luego pasarlo a un tribunal ordinario.
Pero el encierro no impidió que el expresidente lograra en unas primarias partidarias una candidatura a diputado y que busque también postularse para alcalde de Panamá tanto de forma independiente -para lo que sus aliados recolectan firmas- como por su dividido partido Cambio Democrático, que le ha prometido esa casilla en la papeleta de mayo de 2019.