Una energía más limpia y sustentable mueve la economía en el Agreste brasileño
Tras unos siete años de investigación más profunda que llevó a una nueva forma de captación de energía eólica, Brasil aprovecha su potencial de vientos, y regiones como el árido Agreste (Noreste) buscan su desarrollo a partir del impacto de esa matriz en las economías locales.
Las imágenes más comunes de los parques eólicos brasileños, unas verdaderas "haciendas de viento", son las gigantescas torres de apariencia molinar dando vueltas al compás del viento y próximas a las playas del litoral del país.
Pero en una región poco "tocada" por la tecnología, la Chapada do Araripe, se construyó el más grande complejo eólico en operación de Latinoamérica y que producirá energía suficiente para abastecer al estado de Pernambuco, con una capacidad de un 30 % de lo que se produce en Belo Monte, la polémica hidroeléctrica en la Amazonía brasileña.
"En todo el mundo no debe haber un parque con tamañas características y dimensiones, con calidad quizás en Estados Unidos, pero no con las dimensiones que tenemos aquí", dijo a Efe Mario Araripe, presidente de Casa dos Ventos, compañía responsable por crear y administrar el complejo eólico Ventos do Araripe III.
Con una inversión de 1.800 millones de reales (unos 547.278 millones de dólares), el complejo inaugurado el pasado 9 de junio pretende impactar la economía en la árida región del Agreste "nordestino", más específicamente en la frontera de los estados de Pernambuco y Piauí.
"Llegaremos a producir algo así como 1.600 megavatios y eso es 50 % mayor que el brutal parque João Câmara, hoy el más grande de Brasil y Latinoamérica", destacó Araripe.
Operando con al menos 87,4 % de su capacidad total, la energía "limpia" del complejo eólico ya es responsable por anular la emisión de gas con efecto invernadero de todos los coches del estado de Piauí.
A pesar de Brasil seguir en un período de recesión económica y de crisis política, Araripe garantizó que no hay otra área de inversión más prometedora que la de energías de fuentes renovables.
"Pueden decir que no hay necesidad de más energía si el PIB (producto interior bruto) no crece, pero cuando esta necesidad aparezca, tendremos que atender la demanda con alta velocidad y en una retomada de la economía no podemos limitarla", subrayó Araripe.
Frente a las trabas burocráticas y la alta carga tributaria del país, Araripe bromea al decir que "el viento no es del Gobierno", así como es el agua tampocp pertenece a las hidroeléctricas o el petróleo a las termoeléctricas.
"Otra diferencia es que la energía eólica es sostenible y limpia: Para mí hay más poesía en invertir en una fuente de energía eólica que en combustión o hidroeléctrica", explicó el empresario.
Para el gobernador de Pernambuco, Paulo Cámara, el desarrollo de la energía eólica, además de resolver un problema de falta de electricidad, tiene en cuenta el medio ambiente.
Araripe destacó que al estudiar la circulación de los vientos durante diez años, con énfasis en los últimos siete, se ratifica el potencial del país para producir este tipo de energía más limpia y de menos impacto ambiental.
Para el proyecto eólico fueron contratadas 1.500 personas, según Casa dos Ventos, y se dio prioridad a los moradores locales, además de suscribirse acuerdos de arrendamiento para setenta familias que viven del poco incentivo de la economía regional, limitada a una escasa producción agropecuaria por causa del clima y la tierra.
Albertina Lima, una matrona de 80 años, recordó que entre hijos, nietos y bisnietos puso una cincuentena de trabajadores rurales "fuertes y crecidos" en la región, que ahora ve señales de prosperidad con la energía eólica.
Hoy, doña Albertina sigue viviendo en su casa humilde, que está al lado de la escuela pública construida por la compañía como parte del impacto social del proyecto y su residencia da de frente con los molinos de alta tecnología de los aerogeneradores.
La Chapada de Araripe es conocida también por ser la región en la que vivió el fallecido sacerdote católico Padre Cícero (1844-1934), reconocido por su lucha ambientalista y al que se le atribuyen milagros, por lo que existen movimientos que promueven su beatificación.
Sus imágenes se propagan por las precarias carreteras de tierra locales y a él se atribuye la célebre frase de que "la Chapada va a alimentar un día al 'sertão' (desierto)", que fue una de las inspiraciones de los "idealizadores" del complejo eólico.
"Estar aquí me da orgullo, son siete años trabajando con el fin de volver viable algo de impacto nacional y que puede convertirse en un caso de estudios para otras regiones en el mundo, como ya lo fuimos en conferencias europeas y estadounidenses", concluyó el fundador de Casa dos Ventos.