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Un vehículo que parece sacado de la ciencia ficción está a punto de despegar hacia la vida real. Se trata del AirCar, una innovadora creación de la empresa eslovaca Klein Vision, que combina la versatilidad de un automóvil con la capacidad de vuelo de una avioneta. Con una llegada proyectada para 2026, el AirCar podría convertirse en el primer carro volador comercial disponible para compradores privados, marcando un antes y un después en la historia del transporte personal.
Este híbrido futurista no solo ha capturado la atención de la industria aeroespacial, sino que también se ha ganado el respaldo de organismos reguladores. Tras completar exitosamente su primer vuelo en julio de 2021, el AirCar obtuvo en 2022 la certificación como avión privado por parte de las autoridades de transporte de Eslovaquia, cumpliendo con los rigurosos estándares exigidos por la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA).
El proceso no fue sencillo. La aeronave fue sometida a 70 horas de vuelo de prueba, incluyendo aproximadamente 200 despegues y aterrizajes, con el objetivo de validar su desempeño técnico bajo condiciones reales y exigentes.
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Con un peso cercano a los 1000 kilogramos, el AirCar está impulsado por un motor BMW de 1.6 litros, complementado por un sistema eléctrico de 15 kW, lo que lo convierte en un modelo híbrido altamente funcional. Esta configuración le permite alcanzar velocidades de hasta 250 km/h en el aire y 200 km/h en carretera, con una autonomía de vuelo que se extiende hasta los 1000 kilómetros y una altitud operativa de 2500 metros.
Su diseño biplaza admite un peso combinado de hasta 200 kilogramos y una de sus características más impresionantes es su capacidad de transformación: en apenas dos minutos y quince segundos, el vehículo puede desplegar o retraer sus alas, pasando de modo terrestre a aéreo sin complicaciones.
A pesar de sus avances, el AirCar aún enfrenta limitaciones importantes en el contexto urbano. A diferencia de otros prototipos de movilidad aérea que despegan de forma vertical, este vehículo requiere una pista de aterrizaje tradicional, lo que restringe su uso a zonas aeroportuarias o rurales. Por ahora, no representa una solución inmediata al tráfico urbano, aunque sí es una apuesta sólida para transformar la aviación personal y el transporte interurbano.
La comercialización del AirCar podría iniciarse en 2026, con un precio estimado cercano al millón de dólares. Aunque puede parecer una cifra elevada, la inversión total en el desarrollo del prototipo fue de menos de 2 millones de euros (alrededor de 2.4 millones de dólares), lo que sugiere un margen de negocio prometedor para Klein Vision.
Anton Rajac, asesor e inversor de la compañía, subraya el potencial de esta tecnología: “Solo en Estados Unidos existen cerca de 40.000 pedidos de aviones. Y si conseguimos cambiar el avión por el auto volador en un 5% de ellos, tenemos un mercado enorme”, afirmó.
La estrategia empresarial de Klein Vision apunta a conquistar una pequeña fracción del mercado de la aviación privada y los taxis aéreos, lo que podría traducirse en una revolución silenciosa pero transformadora en el transporte personal de lujo.
Aunque el AirCar no es una solución definitiva para la movilidad urbana masiva, sí es un paso significativo hacia el futuro que por décadas solo vimos en películas de ciencia ficción. El desarrollo de drones de transporte o taxis aéreos autónomos con despegue vertical sigue siendo una de las grandes apuestas del sector, pero el AirCar demuestra que la movilidad aérea personal ya no es una promesa lejana, sino una realidad en construcción.