Cynthia Erivo y la disciplina detrás de su voz: el método extremo que sostiene su intensa agenda

Cynthia Erivo

La actriz no deja espacio para la improvisación cuando se trata de cuidar su instrumento más valioso: la voz.

Cynthia Erivo, actriz británica / AFP

En medio de una de las etapas más exigentes de su carrera, la actriz y cantante explicó que su capacidad para asumir múltiples proyectos de alto nivel se apoya en una rutina de autocuidado estricta, sostenida y, en muchos casos, poco flexible. “Haré lo que sea necesario”, resumió al hablar de las decisiones que toma para mantenerse en condiciones óptimas.

Cinco semanas después del estreno en cines de Wicked: For Good, la segunda parte de la ambiciosa adaptación musical, Erivo, de 38 años, conversó con The Hollywood Reporter sobre un período profesional marcado por compromisos constantes y escasos márgenes de descanso. La intérprete atraviesa 2024 y 2025 alternando entre grandes producciones cinematográficas, televisión, música en vivo y teatro, con un calendario que apenas concede pausas.

En ese lapso, ha combinado la promoción del díptico de Wicked con su participación en la serie Poker Face, el lanzamiento de un álbum en junio, presentaciones en Coachella y los ensayos de su próxima producción teatral en solitario, Dracula. Ante semejante carga de trabajo, el cuidado vocal se convirtió en una prioridad innegociable. “Siempre estoy ocupándome de eso”, afirmó.

Ese compromiso se traduce en hábitos que ella misma reconoce como estrictos. Erivo no bebe alcohol ni fuma, evita comer durante los vuelos y viaja siempre con su propia provisión de agua y té. Su famosa taza, que la acompaña en aeropuertos, rodajes y eventos públicos, se ha vuelto casi un símbolo de esa disciplina. “Alguien hizo un meme de la taza que llevo conmigo porque la llevo a todas partes. La tengo en varios colores. No voy a estar sin ella porque quiero que mi té siempre esté lo suficientemente caliente para hidratarme”, contó.

La actriz explicó que esa rutina no responde a una pose ni a una moda, sino a una forma de existir dentro de la industria. “Así es como existo. Haré lo que sea necesario para asegurarme de que esté bien, excepto, aparentemente, tomarme un descanso”, dijo, dejando entrever la paradoja que atraviesa su presente profesional: cuidarse al máximo para poder sostener un ritmo que, por definición, no se detiene.

Aunque su agenda podría sugerir lo contrario, Erivo asegura que no acepta todos los proyectos que llegan a su mesa. La selección, explicó, pasa por un criterio personal ligado al crecimiento artístico. “Si siento que es algo que me va a obligar a descubrir otra parte de mi carácter o de quién soy, entonces digo que sí”, señaló. El desafío, admite, es que muchas de esas propuestas aparecen al mismo tiempo, reduciendo las oportunidades de rechazar alguna sin sacrificar una experiencia significativa.

Durante noviembre, su presencia fue central en el estreno neoyorquino de Wicked: For Good, y también formó parte de la premiere europea en Londres, donde compartió alfombra roja con Ariana Grande y el director Jon M. Chu. Su interpretación de Elphaba ha sido uno de los aspectos más elogiados de la adaptación, reforzando su reputación como una de las voces más potentes del musical contemporáneo.

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Sin embargo, el calendario de Erivo no se detiene con el cierre de la temporada de premios. A comienzos de 2026, se instalará en Londres para protagonizar Dracula, una obra unipersonal que se presentará entre el 4 de febrero y el 31 de mayo. El desafío no es menor: sostener sola el escenario durante meses exige una preparación física y vocal aún más rigurosa.

En paralelo, la actriz tiene en desarrollo la adaptación cinematográfica de Prima Facie, de Suzie Miller, y participa en Children of Blood and Bone, basada en la novela de Tomi Adeyemi, cuyo estreno está previsto para enero de 2027. Ambos proyectos refuerzan la idea de una carrera en plena expansión, construida sobre decisiones conscientes y un control casi absoluto de su instrumento.

Lejos de romantizar el agotamiento, Cynthia Erivo deja claro que su método responde a una convicción: la excelencia artística requiere disciplina constante. En una industria donde el desgaste suele pasar factura, su mensaje es directo y sin adornos: la voz se cuida todos los días, incluso cuando eso implique renunciar al descanso.

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