Jeremy Renner narra cómo volvió a la vida tras ser declarado clínicamente muerto

Jeremy Renner, conocido mundialmente como Hawkeye en el universo Marvel, ha compartido por primera vez los detalles más íntimos y desgarradores del accidente que lo dejó al borde de la muerte en 2023. Lo hace en su reciente libro My Next Breath, donde revela lo que experimentó mientras estuvo “técnicamente muerto” y cómo aquella experiencia redefinió su relación con la vida, el cuerpo y el miedo a morir.

El actor estaba utilizando una barredora de nieve de más de seis toneladas en su residencia de Lake Tahoe, California, cuando olvidó activar el freno de mano. Al ver que el vehículo se dirigía hacia su sobrino, intentó saltar a la cabina para detenerlo. En el intento, resbaló y cayó bajo las orugas del vehículo, similar a un tanque. Las consecuencias fueron brutales: 38 huesos rotos, una perforación en el hígado y múltiples laceraciones en la cabeza.

Pero lo que más ha impactado al público no son solo las lesiones físicas, sino el testimonio que Renner ofrece sobre lo que vivió en ese instante en que su corazón casi se detiene por completo.

“Vi pasar toda mi vida, podía ver todo al mismo tiempo. Pudieron ser diez segundos, cinco minutos, una eternidad. No sé cuánto tiempo pasó. En esa muerte no había tiempo”, escribe Renner.

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Durante 45 minutos, esperó en la nieve la llegada de una ambulancia mientras su pulso bajaba a menos de 18 latidos por minuto. Asegura que, aunque su cuerpo seguía ahí, su conciencia se trasladó a otro lugar, uno sin espacio ni materia, donde sólo sentía una “energía eléctrica”.

“Sé que morí. Estoy seguro de ello”, afirma. “No podía ver nada. Solo sentía una especie de energía eléctrica. Toda la vida era grandiosa, toda la experiencia vital mejoró con la muerte. Todo lo que amaba y todo lo que había amado en la vida estaba conmigo”.

A diferencia de quienes describen túneles de luz o encuentros con seres espirituales, Renner evita referencias religiosas o sobrenaturales, pero no duda en decir que lo que vivió fue profundamente transformador. Habla de una especie de lugar vibrante, ligero, sereno. Un estado sin miedo.

“Lo supe entonces, como lo sé ahora y lo sabré siempre: la muerte no es algo a lo que temer… la muerte es algo que esperar con ansias, un regreso a esa serenidad eléctrica fuera del tiempo”, concluye.

A pesar del trauma, Jeremy Renner se aferró a la vida con una determinación inquebrantable. Su principal motor fue su familia. “Quería recuperarme rápido por ellos, para no causarles más dolor”, dice. Contra todo pronóstico, en 2024 regresó a los sets de grabación y filmó escenas de acción para la serie Mayor of Kingstown.

Sin embargo, admite que las secuelas físicas persisten. Su boca, por ejemplo, quedó desfigurada de forma irreversible: “Siempre que hablo, como o duermo, es una pesadilla”, confiesa. “Mis dientes jamás se van a acomodar como antes”.

Además, carga con una culpa emocional difícil de superar. Aunque insiste en que el accidente no fue por negligencia, el hecho de no haber puesto el freno de mano lo atormenta. “No fue intencional, pero igual me siento responsable. Provocar ese dolor a la gente que amo es una carga que llevo”, admite.

Actualmente, Renner se muestra agradecido. Su testimonio no busca generar lástima, sino abrir un espacio de reflexión sobre la fragilidad de la existencia y la posibilidad de transformación incluso después de la muerte.