Mara Wilson de estrella infantil en 'Matilda' a activista por la salud mental
Salud Mental
La actriz creció ante millones de ojos, pero tuvo que encontrarse a sí misma en silencio.
La recordada protagonista de Matilda, ícono de los años noventa, vive hoy una vida diametralmente opuesta a la de su infancia en los sets de filmación. Lejos de Hollywood, Mara eligió otro camino: el de la escritura, la narración y la militancia por la salud mental, una causa a la que se dedica con convicción y desde la experiencia propia.
Aunque saltó al estrellato con apenas ocho años, su historia estuvo marcada por una dolorosa contradicción: el éxito masivo llegó en el mismo momento en que su madre enfrentaba un cáncer terminal. “Tenía ocho años. Fue un golpe duro… y fueron muy amables”, recordó Wilson sobre el rodaje de Matilda y el apoyo que recibió del director Danny DeVito y su esposa Rhea Perlman, quienes la cuidaron como una familia mientras su madre estaba hospitalizada. La película fue finalmente dedicada a Suzie Wilson: “Una película de Danny DeVito para Suzie Wilson”.
Antes de ese hito cinematográfico, Mara ya había compartido escena con Robin Williams y Sally Field en Mrs. Doubtfire, y brillado en Milagro en la calle 34. Pero lo que parecía una carrera imparable se tornó oscuro en la adolescencia. La industria, y parte del público, comenzaron a rechazarla. “Vi que les decepcionaba que yo no fuera tan lista, guapa, simpática, como esperaban que fuera”, confesó años después. “Creo que esperaban que fuera Matilda, y ella es maravillosa, pero no es real. Nunca iba a estar a su altura”.
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En su autobiografía Where Am I Now?: True Stories of Girlhood and Accidental Fame (2016), Mara abordó con crudeza lo que significó crecer bajo el escrutinio mediático. Relató, por ejemplo, cómo un crítico de cine llegó a decir que quería “zarandearla de sus pequeños y adorables hombros hasta que sus dientes chirreen”. La crueldad no se detuvo ahí. A los 12 años, comenzó a recibir cartas inapropiadas y a ser víctima de sexualización en la prensa: “Me enviaban cartas inapropiadas y la prensa me hacía preguntas que no tenían que ver con mi edad”.
Un episodio simbólico marcó el final de su carrera actoral en el cine: un director le ofreció el papel de “la amiga gorda de la protagonista”. “A los 13, ser bonita era lo que importaba. Y no sólo en el mundo del cine y la televisión”, comentó. Fue entonces cuando entendió que debía priorizarse. Se retiró de la actuación para proteger su salud mental.
Wilson se graduó en la Universidad de Nueva York y encontró en la escritura un refugio. “Me ayudó a entenderme mejor y a contar mi historia con mis palabras”, expresó. Además, comenzó a prestar su voz como narradora en podcasts de ficción como Welcome to Night Vale y en series animadas como BoJack Horseman y Big Hero 6: la serie
El proceso no fue sencillo. En entrevistas, reveló que sufrió una profunda crisis de identidad y que lidia desde su adolescencia con ansiedad, depresión y trastorno obsesivo-compulsivo. En un video publicado por el proyecto Urok, organización que apoya a personas con trastornos mentales, dijo: “Desde mi adolescencia he luchado contra la depresión, la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo”.
A esta lucha se sumó otra forma de violencia: el abuso digital. “Mi familia había cambiado, mi cuerpo había cambiado, mi vida había cambiado”, declaró al denunciar que su imagen fue manipulada digitalmente con fines sexuales en internet. “No quiero que nadie me diga: ‘Tenés que perder 10 kilos y operarte la nariz’”, sentenció en una entrevista, dejando claro por qué decidió alejarse de Hollywood.