Narnia | De príncipe a asesor en Westminster: el ascenso político del actor Skandar Keynes

Muchos lo recuerdan por su papel inolvidable como Edmund Pevensie en Las Crónicas de Narnia, la exitosa saga cinematográfica basada en los libros de C. S. Lewis.

Skandar Keynes
Skandar Keynes / AFP

Sin embargo, pocos imaginaban que aquel joven actor de mirada intensa, que con solo 12 años conquistó la gran pantalla, terminaría lejos de los focos, inmerso en los pasillos del poder británico.

A los 33 años, Skandar Keynes ha dejado atrás la fama y los aplausos del cine para convertirse en un influyente asesor político en el Reino Unido. Su decisión, aunque sorprendente para algunos, tiene raíces profundas en su historia personal y familiar. Como bien lo dijo el propio Keynes: “Me gustaría que se cambiara la ley y que el gobierno libanés me considerara libanés”, una frase que refleja no solo su compromiso con temas políticos, sino también su identidad multicultural y su deseo de incidir en la transformación de sistemas.

Skandar Keynes no fue un actor cualquiera. Su incursión en el cine se dio casi por accidente: mientras asistía a una modesta clase de actuación, un agente de casting vio en él al Edmund perfecto para El león, la bruja y el ropero (2005). Así comenzó una carrera que continuaría con El príncipe Caspian (2008) y La travesía del Viajero del Alba (2010). En cada película, su personaje evolucionaba, pasando de la traición a la redención, hasta ser coronado Rey de Narnia.

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Durante las filmaciones, Skandar demostró una entrega total: realizaba sus propias escenas de acción, incluyendo esgrima y equitación. Este compromiso le valió el prestigioso CAMIE Award en 2006, que reconoce interpretaciones que reflejan valores positivos. Sin embargo, a pesar del éxito y el reconocimiento, el joven actor tomó una decisión radical: en 2016 se alejó de la industria del entretenimiento para siempre, como lo confirmó el sitio Mabumbe.

Detrás de ese giro no hay una fuga de la fama, sino una elección consciente de seguir una vocación más profunda. Hijo de Randal Keynes, autor británico, y Zelfa Hourani, escritora y asesora libanesa, Skandar creció en un ambiente donde la palabra, el pensamiento crítico y el servicio público eran parte del día a día. No sorprende, entonces, que abandonara el cine para dedicarse a la política.

Actualmente, trabaja como asesor político en el Reino Unido, colaborando con figuras como el parlamentario conservador Crispin Blunt, participando activamente en cumbres de la Unión Europea y sesiones parlamentarias. Según el medio libanés The 961, su camino en la política se conecta con su historia familiar: su abuelo materno, Cecil Fadlo Hourani, fue asesor del presidente tunecino Habib Bourguiba.

Este linaje de intelectuales y consejeros ha sido una brújula para Skandar, quien ha optado por influir en el mundo desde otro escenario, más discreto, pero igualmente poderoso.

El exactor también ha enfocado su energía en causas sociales y ambientales. Se ha involucrado en proyectos de conservación y ha defendido abiertamente políticas relacionadas con la sostenibilidad y los derechos humanos. Su interés no es solo profesional: es personal. Skandar ha sido un portavoz de los valores que defendía en sus personajes, pero ahora desde la trinchera política.

Su conexión con el Líbano, país de origen de su madre, ha sido otro de los pilares de su identidad. Aunque la legislación libanesa no reconoce como ciudadanos a quienes solo tienen madre libanesa, Skandar ha sido claro en su deseo de ser aceptado formalmente como tal: “Me gustaría que se cambiara la ley y que el gobierno libanés me considerara libanés”, ha declarado, evidenciando su anhelo de pertenencia y su compromiso con los cambios legales y sociales en la región.

El caso de Skandar Keynes es poco común, pero profundamente inspirador. Pocos actores juveniles logran desmarcarse del estereotipo infantil sin caer en la nostalgia de sus papeles. Él no solo lo hizo, sino que reconstruyó su vida con coherencia y visión a largo plazo.

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