Tom Hardy enfrenta las secuelas físicas de su carrera cinematográfica

A sus 48 años, enfrenta una etapa de reflexión marcada por las consecuencias físicas y mentales de una carrera construida sobre la entrega absoluta al personaje.

El actor Tom Hardy
El actor Tom Hardy / AFP

Reconocido por transformaciones extremas en películas como Venom, Capone, Warrior, Bronson y The Dark Knight Rises, el actor británico decidió hablar con franqueza sobre el impacto acumulado que esas exigencias han tenido en su cuerpo y en su bienestar general.

En una reciente conversación con The Daily Beast, Hardy describió sin rodeos el estado actual de su salud, dejando claro que el desgaste no es pasajero. “Ahora todo se está desmoronando y no va a mejorar”, afirmó, en una declaración que resume años de entrenamiento intenso, cambios drásticos de peso y rodajes físicamente demandantes. Su testimonio pone sobre la mesa una realidad poco visible del cine de acción: el costo a largo plazo de la transformación constante.

El actor explicó que las exigencias no se limitan al plano físico. La presión de adaptarse continuamente a nuevos cuerpos, rutinas y disciplinas termina afectando también la estabilidad mental. La necesidad de reinventarse proyecto tras proyecto genera un ciclo permanente de estrés, fatiga y adaptación que, con el paso del tiempo, deja huellas profundas.

Hardy detalló un largo historial de lesiones acumuladas a lo largo de los años. Entre ellas, mencionó dos cirugías de rodilla, una hernia discal, episodios de ciática, un desgarro en el tendón de la cadera y fascitis plantar. Todas estas dolencias están directamente relacionadas con años de escenas de acción, acrobacias y entrenamientos de alto impacto que exigieron al máximo su resistencia física.

Aun así, el actor no ha detenido su carrera. En 2025, regresó a la pantalla grande con la película de acción Havoc, donde interpreta a un detective llamado Walker. Paralelamente, participó en la serie MobLand, dando vida al mediador Harry Da Souza. Sin embargo, Hardy admitió sentirse en un punto crítico: “Probablemente he dañado demasiado mi cuerpo. Solo soy pequeño. Si sigo engordando me derrumbaré como un castillo de naipes bajo demasiada presión”.

El dolor físico, según explicó, ya forma parte de su rutina diaria. No se trata únicamente de molestias durante el trabajo, sino de limitaciones que afectan aspectos cotidianos de su vida, desde largas jornadas laborales hasta actividades simples que antes realizaba sin dificultad. La recuperación entre proyectos suele ser mínima, ya que el calendario de producción rara vez permite pausas prolongadas.

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Desde los inicios de su carrera, Hardy construyó su reputación a partir de transformaciones que rozan el extremo. Para interpretar a Charles Bronson en Bronson, aumentó 16 kilos en apenas cinco semanas. Más tarde, para encarnar a Bane en The Dark Knight Rises, volvió a someterse a un riguroso régimen de entrenamiento diseñado para alterar radicalmente su complexión física. En la trilogía de Venom, asumió secuencias de acción y exigencias corporales incluso cuando el desgaste ya era evidente.

Con el paso del tiempo, el actor reconoce que estos cambios tienen un efecto acumulativo. “El cuerpo sufre cuando las personas se exigen mucho, especialmente con entrenamientos intensos y cambios de peso drásticos”, reflexionó. Cada nuevo papel implica volver a moldear el cuerpo, muchas veces sin el tiempo suficiente para una recuperación completa.

La paternidad marcó un punto de inflexión en su vida. Hardy ha contado que ser padre le dio una nueva perspectiva sobre su salud y lo llevó a replantear prácticas extremas que antes aceptaba sin cuestionar. Las limitaciones físicas ahora se manifiestan en momentos cotidianos, como jugar o cargar a sus hijos. “Sujetar a mis hijos es un poco más difícil que antes, pero no se lo digas a ellos…”, confesó con una mezcla de humor y honestidad.

Hoy, mientras el público sigue celebrando las impactantes transformaciones de Tom Hardy, el actor ofrece una mirada más humana y realista sobre el precio de esa entrega. Detrás del éxito y la admiración, queda la historia de un cuerpo exigido al límite y de una mente que busca equilibrio entre la pasión por el cine y la necesidad de cuidar la salud a largo plazo.

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