Caos en el juicio contra Sean 'Diddy' Combs: mujer irrumpe a gritos y revelan nuevas pruebas
El juicio federal contra el artista se convirtió este martes 3 de junio en un espectáculo cargado de tensión, rabia y revelaciones explosivas.
En la cuarta semana del proceso, que se desarrolla en la Corte del Distrito Sur de Nueva York, una simpatizante del exmagnate musical irrumpió la sesión con gritos e insultos, mientras los fiscales detallaban nuevos testimonios que comprometen aún más al acusado, quien enfrenta cinco cargos federales por tráfico sexual, crimen organizado y prostitución forzada.
La jornada, que marcó el día 15 del juicio, se vio interrumpida cuando una mujer aún no identificada gritó con furia desde el público: “Estos malnacidos se están riendo de ti. Se están riendo del legado de un hombre negro. Saca tu arma, ninja, te reto”.
La escena obligó al juez Arun Subramanian a suspender momentáneamente la audiencia y ordenar la expulsión inmediata de la mujer, quien luego explicó su acción al Washington Post: “Estoy harta de ver que todos tratan a Diddy como lo están haciendo. Dije lo que tenía que decir”.
Combs, de 55 años, permaneció en silencio, sin mostrar ninguna reacción visible. La interrupción se produjo justo antes de que subiera al estrado uno de los testigos clave del día: Eddy Garcia, exagente de seguridad del hotel InterContinental de Los Ángeles.
Garcia afirmó bajo juramento que Combs le pagó 100.000 dólares para recuperar un video de seguridad que lo mostraba agrediendo físicamente a su expareja, la cantante Cassie Ventura: “Él estaba preocupado de que el video se filtrara y arruinara su carrera”, declaró Garcia al jurado, según reportó Reuters.
El testigo, que recibió inmunidad a cambio de colaborar, explicó que actuó como intermediario: el jefe del hotel accedió a entregar la grabación por 50.000 dólares, y él mismo recibió el material en una memoria USB.
Posteriormente, se la entregó a Combs, quien le dio a cambio una bolsa marrón con el dinero en efectivo y una máquina contadora para verificarlo. Este supuesto soborno ha sido interpretado por los fiscales como parte del patrón de encubrimiento sistemático que, según ellos, Combs utilizó durante décadas para ocultar agresiones y crímenes.
La tensión fuera de la sala también escaló. Ese mismo martes, los fiscales denunciaron que un hombre, presente en la audiencia del lunes, violó una orden judicial al divulgar el nombre real de “Mia”, una exasistente de Combs que testificó como testigo protegida y denunció haber sido víctima de agresión sexual por parte del artista.
Te puede interesar: Miley Cyrus denuncia y asegura que favorecieron más a Los Jonas Brothers por ser hombres
Te puede interesar: Eminem arremete contra Meta y le exige más de $100 millones ¿Qué pasó?
Este individuo fue visto grabando contenido en las inmediaciones del tribunal, razón por la cual el juez Subramanian le prohibió ingresar nuevamente al recinto.
Sean Combs está acusado de haber orquestado, durante más de dos décadas, encuentros sexuales conocidos como “Freak Offs”, en los que presuntamente coaccionaba y abusaba de mujeres para su satisfacción personal. Algunos de estos eventos, según los fiscales, también involucraban a trabajadores sexuales masculinos.
Aunque los abogados de Combs han reconocido que algunas de sus relaciones pasadas pudieron ser “abusivas”, insisten en que todos los encuentros fueron consensuados y niegan categóricamente cualquier participación en crimen organizado.
Sin embargo, los fiscales sostienen que las acciones como el presunto soborno a Eddy Garcia, la manipulación de testigos y el intento de silenciar pruebas encajan en un esquema de encubrimiento criminal continuo.
De ser declarado culpable, Combs podría enfrentar una sentencia de por vida en prisión. Se espera que la fiscalía concluya su exposición la próxima semana, lo que dará paso a la defensa para presentar su caso.
En un juicio que ha revelado las sombras más profundas del poder, la riqueza y el abuso en la industria del entretenimiento, la figura de Sean “Diddy” Combs está cada vez más lejos del glamour y más cerca de una posible condena histórica.