Repetición: Jelou!
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Cada año, millones de personas alrededor del mundo instalan su árbol de Navidad como parte esencial de la decoración festiva.
Sin embargo, más allá de su valor estético, el Feng Shui, la antigua filosofía china que busca equilibrar las energías del entorno sostiene que la ubicación del árbol dentro del hogar puede influir profundamente en la prosperidad, la salud y la armonía familiar.
Según esta tradición milenaria, cada rincón de la casa está asociado a un tipo específico de energía o chi, por lo que elegir el lugar adecuado para colocar el árbol de Navidad puede convertirlo en un auténtico canal de bienestar y abundancia durante la temporada decembrina.
El Feng Shui sugiere tres sectores estratégicos dentro del hogar que pueden potenciar diferentes aspectos de la vida: el sur, el este y el sureste.
De acuerdo con esta filosofía, ubicar el árbol en la parte sur de la casa estimula la energía relacionada con el reconocimiento y la realización personal. Es ideal para quienes desean fortalecer su carrera profesional, obtener logros visibles o ser valorados por sus talentos. En palabras sencillas, este punto impulsa la visibilidad y la admiración, cualidades muy conectadas con la energía vibrante que caracteriza las celebraciones navideñas.
Para el Feng Shui, el lado este del hogar gobierna la vitalidad y la buena salud. Según el portal Admagazine, colocar allí el árbol representa el deseo de mantener la fortaleza física y emocional de la familia durante el nuevo año. Este lugar es especialmente recomendable si el propósito es reforzar la armonía en casa y evitar tensiones o enfermedades.
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Entre todas las ubicaciones, esta es la más recomendada por los expertos. De acuerdo con el medio Clarín, el sureste está relacionado con la abundancia económica y la estabilidad financiera. Situar el árbol en esta zona potencia la energía de la prosperidad y ayuda a atraer oportunidades materiales y éxito financiero para el año que está por comenzar.
Más allá del punto elegido, el Feng Shui insiste en que el árbol debe estar en un lugar visible y libre de obstáculos, de manera que no interfiera con el flujo natural de la energía. Mantener el entorno limpio, ordenado y luminoso también favorece que las buenas vibraciones circulen sin interrupciones.
El Feng Shui no solo presta atención a la ubicación, sino también a los colores y materiales de los adornos. En esta época, los tonos rojo, verde y dorado son los grandes protagonistas.
El rojo representa la vitalidad, el fuego y la alegría, siendo un color capaz de elevar la energía y llenar de entusiasmo el hogar. El verde, en cambio, simboliza estabilidad, esperanza y conexión con la naturaleza, ideal para espacios donde se comparten momentos en familia. Por su parte, el dorado está vinculado con la abundancia, la iluminación y la prosperidad espiritual y material.
Además, los objetos que se eligen para decorar el árbol también tienen un significado especial. Las estrellas reflejan metas alcanzadas o sueños por cumplir, mientras que las cintas doradas o plateadas representan conexión energética y éxito. En cuanto a los materiales, se recomienda incorporar elementos naturales como madera, hojas secas o adornos orgánicos para mantener la energía del hogar anclada a la tierra y fomentar la estabilidad emocional.
Así, más allá del acto decorativo, colocar el árbol de Navidad siguiendo los principios del Feng Shui se convierte en un ritual simbólico para cerrar el año con gratitud y abrir espacio a nuevas oportunidades. La armonía visual, la intención positiva y la energía de cada detalle contribuyen a que el hogar no solo luzca hermoso, sino que también irradie paz, unión y prosperidad.
En esta temporada, más que adornar, se trata de crear un espacio donde la energía fluya y el espíritu navideño se convierta en una fuente de equilibrio y abundancia.