Pac-Man: de una pizza incompleta al ícono global que revolucionó los videojuegos
Pocos personajes en la historia del entretenimiento han logrado lo que consiguió un círculo amarillo con una boca abierta.
Pac-Man, el videojuego que este 2025 celebra 45 años, nació de una idea tan cotidiana como comer pizza y terminó convirtiéndose en un fenómeno cultural, científico y comercial que ha trascendido generaciones.
La chispa creativa surgió a fines de los 70, cuando Toru Iwatani, joven diseñador japonés, observó cómo al retirar una porción triangular de una pizza, el resto del círculo se asemejaba a una boca. Esa simple visión dio vida a un personaje eterno: una criatura que representaba el acto universal de comer.
“Si tomas una pizza entera y le quitas un pedazo triangular, parece una boca”, explicó Iwatani en una entrevista con Wired en 2010, confirmando la veracidad de la anécdota que parecía solo una leyenda urbana.
El resultado fue un juego que rompió con los moldes de su época. Frente a una industria dominada por disparos y guerras espaciales, Pac-Man ofreció accesibilidad inmediata, ternura visual y una propuesta apta para todo público. En 1980, su lanzamiento marcó un antes y un después en la historia del ocio digital.
La mecánica del juego era tan clara como adictiva: guiar a Pac-Man a través de laberintos repletos de puntos, mientras escapaba de los cuatro fantasmas Blinky, Pinky, Inky y Clyde, cada uno con su propia personalidad. Lo que parecía sencillo pronto revelaba profundidad: memorizar patrones, anticipar movimientos y equilibrar azar con estrategia.
Te puede interesar: Lyn May confiesa experiencias paranormales tras maquillar dos cadáveres
Te puede interesar: Shakira conmueve rompiendo en llanto al interpretar una canción frente a 45,000 fanáticos
“Diseñé los fantasmas para que fueran simples y adorables. Esto se inspira en la ancestral apreciación japonesa del wabi-sabi, en la que la gente encuentra belleza efímera y profundidad en la simplicidad. Creo que la creciente aceptación mundial de esta estética japonesa ha hecho que más gente se acerque también a Pac-Man”, declaró Iwatani al Washington Post en 2020.
El encanto de Pac-Man residió en ofrecer un reto constante sin ser intimidante. Quien solo buscaba diversión podía disfrutarlo sin frustración, mientras que los más ambiciosos encontraban en él un campo infinito de perfeccionamiento y competencia.
El psicólogo británico Peter Etchells, profesor en la Universidad de Bath Spa, lo resume así: “Pac-Man es uno de los íconos del nacimiento de los videojuegos convencionales. Su jugabilidad y diseño poseían una elegante sencillez que, en mi opinión, cautivó la imaginación de muchos jugadores”.
El diseño visual y sonoro del personaje también fue clave. Su forma redonda, los colores brillantes y la estética amigable lo convirtieron en un ícono inmediato, comparable a marcas universales.
“Pac-Man [el personaje] fue diseñado para representar el concepto central del juego, ‘comer’, de la forma más sencilla posible”, explicó Michiko Kumagai, responsable de licencias en Bandai Namco, a la BBC.
“Al igual que los arcos de McDonald’s, se ha convertido en un símbolo reconocido internacionalmente. De un vistazo, cualquiera puede entender instintivamente lo que significa Pac-Man y por eso ha logrado llegar a un público tan amplio”, añadió.
Su impacto trascendió el ocio: generó más de 14.000 millones de dólares, se adaptó a múltiples consolas y plataformas, protagonizó películas y se convirtió en objeto de estudios académicos. Investigadores en neurociencia lo usaron para analizar cómo reacciona el cerebro al peligro o cómo los primates toman decisiones estratégicas. Incluso sirvió para estudiar la cognición en animales no humanos.
La franquicia no se detuvo en el juego original. Con secuelas como Ms. Pac-Man o Laberinto de Sombras, Bandai Namco ha logrado mantener viva la esencia del personaje, incorporando ciencia ficción, nuevas mecánicas y cameos en el cine y la televisión.
Más de cuatro décadas después, Pac-Man sigue representando lo mismo: un diseño simple con profundidad infinita, un puente cultural entre Oriente y Occidente y un símbolo que demuestra que las mejores ideas nacen de la cotidianidad.