Noticiero A.M.
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Lejos de esconderse o reaccionar con escándalo, la ganadora de La Casa de los Famosos México enfrentó la situación con franqueza, humor y determinación, asegurando que su enfoque sigue siendo su carrera profesional, no el morbo mediático.
“Si se lo hicieron a Kim Kardashian, ¿qué se puede esperar de mí?”, expresó Guevara en un video dirigido a sus seguidores, refiriéndose al emblemático caso de filtración que catapultó a la empresaria estadounidense al estrellato global. Con esta comparación, la conductora dejó claro que no se siente única ni víctima, sino parte de una realidad que muchas figuras públicas enfrentan en la era digital.
La madrugada del domingo 3 de agosto, seguidores de Wendy quedaron sorprendidos al ver un clip íntimo, aparentemente grabado por ella misma, aparecer brevemente en su cuenta oficial de Instagram. Aunque fue eliminado rápidamente, numerosos usuarios ya habían hecho capturas de pantalla y difundieron el material en otras plataformas, intensificando su viralización.
Lejos de caer en la paranoia o el silencio, la influencer aclaró que ya se había anticipado a esta posibilidad: “Yo ya sabía que algo así podía pasar. Lo había dicho en entrevistas, y hasta me contrataron seguridad en Ciudad de México por eso”, aseguró. Wendy había sido víctima días antes de un asalto en carretera rumbo a León, Guanajuato, durante el cual le fueron robados sus dispositivos móviles. Este hecho habría facilitado el acceso a sus archivos privados.
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Más allá del revuelo mediático, lo que sorprendió a muchos fue la reacción positiva que recibió de parte del equipo del reality La Casa de los Famosos México. “Yo pensé que me iban a regañar, pero no. Me dijeron: ’No eres la primera a la que le pasa, así que no te sientas protagonista’”, relató. Esta respuesta desdramatizada pareció darle el respaldo necesario para hablar públicamente sin miedo ni culpa.
Wendy no negó su costumbre de grabarse: “Ustedes saben que soy bien puerquita y me grabo con uno y con otro”, dijo entre risas, reafirmando su autenticidad sin filtros ni arrepentimientos. Más allá de la polémica, defendió su derecho a la intimidad y criticó la doble moral de quienes señalan sin reconocer que la sexualidad es parte natural de la vida humana.
Frente a la posibilidad de denunciar o iniciar una investigación judicial, Wendy fue categórica: “No voy a desgastar mi mente. Lo que me gusta es trabajar”. En lugar de victimizarse, enfatizó que el verdadero escándalo es que este tipo de contenidos sigan siendo utilizados como herramientas de desprestigio, especialmente contra mujeres y personas de la comunidad LGBTQ+.
“Que piensen lo que quieran de mí”, dijo al final de su mensaje, reflejando una postura de aceptación que ha sido el sello de su carrera desde que se hizo viral con Las Perdidas.
La filtración no solo pone de nuevo en debate la seguridad digital, sino también la violencia cibernética que enfrentan celebridades y personas públicas. El robo del teléfono de Wendy y sus amigas no solo fue un delito común, sino también una vulneración a su privacidad y seguridad. Y aunque ella ha intentado mantener el control del daño, la reproducción masiva del video revela la falta de protocolos reales para frenar la difusión de este tipo de contenidos.
Pese a todo, Wendy se mantiene firme en su propósito: seguir adelante sin dejar que la polémica defina su trayectoria. Con una mezcla de humor, desparpajo y valentía, la influencer reafirma su lugar como una de las figuras más auténticas del espectáculo mexicano actual.
“Todo hace que te hagas más famosa”, concluyó, demostrando que, para ella, el escándalo no es un obstáculo, sino una oportunidad más para mantenerse vigente, en sus propios términos.