Fuerzas de seguridad birmanas disparan contra opositores al golpe

Opositores se enfrentan a los militares birmanos
Opositores se enfrentan a los militares birmanos / AFP
Afp
02 de marzo 2021 - 10:44

Las fuerzas de seguridad birmanas dispararon este martes munición real y gas lacrimógeno contra los manifestantes antigolpistas y hubo varios heridos, tres muy graves, mientras aumenta la presión internacional contra la junta militar por su sangrienta represión.

"Una veintena de personas resultaron heridas" por la policía y el ejército en la ciudad de Kale, en el noroeste del país, dijo a la AFP un socorrista.

"Tres (personas), alcanzadas por balas reales, tienen que ser operadas urgentemente y están en estado crítico", precisó un doctor del hospital donde fueron trasladadas.

Horas antes, un periodista birmano, Kaung Myat Hlaing, fue detenido en su domicilio tras un aparente ataque de las fuerzas del orden contra el edificio donde vive, afirmó el medio para el que trabaja, Democratic Voice of Burma (DVB).

Estos nuevos incidentes tienen lugar dos días después de una sangrienta jornada de represión, en la que murieron al menos 18 personas, según la ONU.

Por miedo a las represalias, hubo menos manifestantes este martes en las calles del país, especialmente en Rangún, la capital económica.

"Limpiar"

Frente a ellos, hubo un gran despliegue de las fuerzas de seguridad.

En el barrio de Sanchaung, en el norte de la ciudad, "lanzaron gas lacrimógeno y municiones de goma", informó un habitante. "Vienen aquí para limpiar el barrio", dijo otro vecino.

Las olas de detenciones continúan. Según la televisión estatal MRTV, 1.300 personas fueron arrestadas el domingo.

Y la prensa encuentra cada vez más obstáculos para poder informar.

Según Reporteros Sin Fronteras, 26 periodistas fueron detenidos desde el golpe de Estado, 10 de los cuales siguen bajo arresto. Otros, como dos empleados de la agencia china Xinhua, fueron blanco de disparos de balas de goma.

Entre cortes de internet, arrestos masivos y disparos, la junta militar no deja de aumentar su represión desde el golpe de Estado del 1 de febrero que depuso al gobierno civil de Aung San Suu Kyi.

La exdirigente, de 75 años, está detenida en un lugar secreto. Por ahora, sobre ella pesan cuatro acusaciones: importación ilegal de walkies-talkies, no respeto de las restricciones sanitarias anticovid, violación de una ley sobre telecomunicaciones e incitación al desorden público.

La Premio Nobel de la Paz está "al parecer en buen estado de salud", según su abogado, que vio a su clienta el lunes por videoconferencia por primera vez y aún no se le ha permitido reunirse con ella.

"Sin perdón"

El martes, cientos de personas se congregaron en un pequeño cementerio de Rangún para el funeral de una de las víctimas del domingo, Nyi Nyi Aung Htet Naing, fallecido tras recibir un disparo en el estómago.

"No habrá perdón para vosotros hasta el final del mundo", cantó la multitud, reunida alrededor del féretro cubierto de flores de este estudiante de 23 años.

Horas antes de su muerte, Nyi Nyi Aung Htet Naing había publicado un último mensaje en las redes sociales: "¿Cuántos cadáveres necesita la ONU para actuar?".

Esta mortífera represión suscita numerosas condenas internacionales.

Los quince miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, incluida China, prevén realizar esta semana una nueva reunión sobre Birmania, según fuentes diplomáticas.

Los ministros de Relaciones Exteriores de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) deben reunirse este martes para abordar la cuestión.

Antes del encuentro, varios responsables regionales expresaron duras críticas contra la junta birmana.

"Usar fuerza letal contra civiles y manifestantes desarmados, me parece totalmente inaceptable", dijo el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, en una entrevista el martes a la BBC.

El regreso de un régimen militar a Birmania es un "trágico" paso, añadió. "Por este camino, no hay futuro".

Como principal inversor extranjero en Birmania, Singapur podría tener una influencia en los generales de la junta.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Malasia, Hishammuddin Hussein, pidió "la liberación rápida e incondicional de los líderes políticos detenidos en Birmania", según un comunicado.

Desde el golpe de Estado del 1 de febrero, murieron unos 30 manifestantes, según AAPP, una oenegé que asiste a los presos políticos. La junta, por su parte, confirmó 11 fallecidos entre los manifestantes y aseguró que pidió a las fuerzas de seguridad no utilizar balas reales.

El ejército afirma que un policía fue asesinado cuando intentaba disolver una manifestación.

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