El obispo nicaragüense Silvio Báez denuncia un plan para matarlo y anuncia que se irá al Vaticano

El obispo auxiliar de la archidiócesis de Managua, Silvio Báez, participa en una rueda de prensa este miércoles en la sede de la Curia Arzobispal, en Managua (Nicaragua).
El obispo auxiliar de la archidiócesis de Managua, Silvio Báez, participa en una rueda de prensa este miércoles en la sede de la Curia Arzobispal, en Managua (Nicaragua). / EFE
Efe
10 de abril 2019 - 17:07

El obispo nicaragüense Silvio Báez, crítico con el Gobierno del presidente Daniel Ortega, denunció este miércoles un plan para asesinarlo en medio de la crisis que estalló hace un casi año en el país y que ha dejado cientos de muertos, y anunció que se irá al Vaticano para trabajar con el papa Francisco.

Báez hizo estas declaraciones en una conferencia de prensa conjunta con el cardenal nicaragüense, Leopoldo Brenes, en la que ninguno de ellos vinculó la partida a Roma del obispo auxiliar de Managua con los supuestos planes para asesinarlo.

Báez, que fue uno de los mediadores del fallido diálogo nacional que se desarrolló entre mayo y julio de 2018 para superar la crisis nicaragüense, dijo en una rueda de prensa que recibió varias amenazas de muerte y que incluso fue alertado por el Departamento de Política de la Embajada de Estados Unidos en Nicaragua.

"Es verdad", dijo el religioso, quien afirmó desconocer quienes han estado interesado en acabar con su vida y confirmó que dejará su cargo de obispo auxiliar de Managua y se irá a Roma a petición del papa Francisco, al ser consultado por los periodistas sobre las amenazas de muerte en su contra en el marco de la crisis.

Contó que entre los meses de junio o julio del año pasado, cerca de la medianoche, recibió una llamada del Departamento de Política de la Embajada de Estados Unidos en Managua, en la que lo alertaron sobre un plan para asesinarlo a él y a la entonces embajadora estadounidense, Laura Dogu.

"La Embajada de Estados Unidos me comunicó eso y me lo comunicó a un nivel de alta certeza de la seguridad americana. Se le comuniqué al cardenal (Leopoldo) Brenes y a la Conferencia Episcopal" de Nicaragua, que "había un plan para asesinarme", continuó.

Explicó que no lo había hecho público "porque pensé era una cuestión diplomática", pero que ahora lo confirmó después de que la exembajadora estadounidense lo hiciera público.

Dogu dijo recientemente al diario estadounidense Indiana Gazette que "habría un plan para asesinar a monseñor Báez y a mi, entre otros", porque desde el oficialismo pensaban que eran parte de un movimiento antigubernamental.

"Lo que ella dijo es verdad", prosiguió el obispo auxiliar, quien reveló que esa fue una "de las tantas amenazas" que ha recibido desde que estalló la crisis.

Báez relató que ha tenido que cambiar en cuatro ocasiones su número de teléfono móvil, que en las afueras de su residencia se estacionan motorizados que hacen fotografías a su vivienda y que incluso lo vigilan con drones.

"Mi vida ha estado continuamente amenazada, pero nada de eso ha paralizado mi ministerio, ni para seguir con el evangelio y seguir haciendo críticas constructivas", señaló. Báez, uno de los más fuertes críticos del Ejecutivo nicaragüense, fue recibido la semana pasada en el Vaticano por el papa Francisco, quien le pidió trabajara con él en Roma, lo cual aceptó.

En ese sentido, el cardenal Brenes comentó que el santo padre invitó a Báez "a ir a Roma para tener con él una conferencia privada (...) al final anunció el deseo de él (Francisco), de que pueda ir un tiempo a Roma".

Nicaragua está inmersa en una crisis como consecuencia de las protestas callejeras que estallaron el 18 de abril de 2018 por una impopular reforma del seguro social.

En las manifestaciones se exige la renuncia del presidente Ortega tras casi 12 años en el poder de forma consecutiva.

Esta situación ha causado 325 muertos y cientos de presos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, aunque algunos organismos humanitarios locales elevan a 568 las víctimas mortales, además denuncian actos violentos y ataques también a los obispos del país.

El Ejecutivo solo reconoce 199 víctimas mortales y denuncia un supuesto intento de golpe de Estado.

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