Rousseff considera que la democracia en Brasil es atacada por 'parásitos'
Luciendo una chaqueta roja, del color de su partido y del movimiento obrero, y arropada por multitud de admiradores, la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff abogó hoy en Montevideo por la defensa del "árbol de la democracia", que está siendo "atacado por hongos y parásitos".
Durante una larga jornada en la que participó de una marcha y una charla organizadas por la principal gremial de Uruguay, el PIT-CNT, y una conferencia en la sede de la coalición oficialista uruguaya, Frente Amplio (FA), Rousseff hizo hincapié en que la democracia "está corriendo riesgo" en América Latina.
"El árbol de la democracia está siendo atacado por hongos y parásitos que se adentran en las instituciones y disminuyen el derecho de las poblaciones. Hablo de medidas excepcionales dentro de la democracia que corroen los derechos fundamentales conquistados en nuestro continente", precisó la exmandataria.
Según Rousseff, en los últimos 15 años, América Latina vivió un proceso de "aumento de los beneficios de los trabajadores y de las poblaciones más pobres" que se ve hoy en riesgo "en nombre de un neoliberalismo basado en intereses financieros".
"Hemos visto a los gobiernos populares ser atacados frontalmente de sur a norte de nuestro hemisferio. Y vemos, en Brasil, un intento de retroceder, de retornar al pasado", remarcó la brasileña.
Sobre la situación política de Brasil, la exmandataria también destacó que su país es "ingobernable" debido a la "fragmentación partidaria" que, además, lleva a un "desplazamiento" de la ideología política "hacia la derecha".
"Es imposible que un país con la complejidad de Brasil tenga un frente que sea capaz de garantizar la gobernabilidad", expresó.
A lo largo de la jornada, Rousseff explicó también el "golpe parlamentario" que la apartó del poder sin cometer "ningún crimen político" -según dijo-, y consideró esa medida como parte de una nueva manera de restringir la democracia que difiere de la utilizada por las dictaduras militares en América Latina en las décadas de 1960 y 1970.
"Empieza a haber una gran represión de movimientos sociales, es puntual, pero ocurre", resaltó.
De acuerdo con Rousseff, la democracia en el continente es "una victoria de todos los pueblos latinoamericanos" que debe ser "defendida".
Además, calificó "la acción conjunta, el espacio regional compartido y la economía regional ampliada" como los más importantes elementos para la construcción de la autonomía y de la soberanía" de las naciones latinoamericanas.
En ese sentido, sostuvo que el Mercosur es estratégico en la región para Paraguay, Uruguay, Argentina, Brasil y Venezuela, y que la crisis con relación a este último país miembro se debe solucionar a través del diálogo, y no de la aplicación de una cláusula democrática.
"O tenemos una regla para todos o no. Es muy interesante esta historia de aplicar la cláusula solo a países que tienen determinadas características", criticó con relación a que Brasil no haya sufrido sanciones del bloque tras el "golpe" en su contra.
Para Rousseff, la participación de Venezuela en el bloque "tiene sentido" porque es una nación que constituye "un gran mercado".
"Un país desarrollado no va a mirar a una región y dar importancia a un único Estado, aunque sea tan grande como Brasil", puntualizó.
En su último acto del día, la charla "Yo defiendo la democracia" en la que participó junto al presidente del FA, Javier Miranda, Rousseff fue aclamada por miles de simpatizantes.
Entre fuertes gritos de "Fuera Temer" y "Dilma, guerrera de la patria brasileña", proferidos en portugués, Rousseff culminó su discurso con elogios a la política uruguaya y al expresidente y senador de ese país José Mujica, al que considera su "amigo".
Tras saludar una vez más a la multitud, Rousseff se subió a su vehículo, escoltada por guardaespaldas, y dejó atrás una gran fiesta en su homenaje al ritmo de samba.