En el Santo Tomás se usa pluma y papel para contar los medicamentos

Los problemas del Hospital Santo Tomás

Adquirir un medicamento o una jeringuilla en el Hospital Santo Tomás (HST) es una misión de proporciones titánicas: si nadie se opone y todo ocurre sin problemas, la compra suele llegar en no menos de cuatro meses y 17 días.

Según María Eugenia Arosemena, presidenta del patronato del más importante hospital público del país, el problema radica en los 35 procesos administrativos que hay que cumplir para comprar los insumos.

La lista incluye dobles registros y certificaciones obsoletas que llevan las compras a “puntos muertos”.

El problema le ha estallado en la cara al hospital, que desde mayo ha entrado en crisis por la falta de insumos. Según el balance oficial, en los estantes falta el 20% de medicamentos.

Este jueves, después de dos semanas de análisis, el HST ha asegurado haber reducido la cantidad de procesos burocráticos. Hasta ahora, dice Arosemena, lo han resumido a 28 pasos, es decir, ocho menos que antes.

Son parte de los nuevos “otros procedimientos” con los que el hospital cree que puede contener su problema.

“Podemos eliminar algunos pasos, pero tenemos que cuidar que no violen la Ley de Panamá Compras ni la Ley 1 de Medicamentos”, explica la directiva del patronato.

Pero la lentitud administrativa es apenas una de las razones a la que se achaca la crisis del Santo Tomás. Otra es la extrema desactualización tecnológica que, según la Contraloría, existe en el hospital.

“Aquí se usa el sistema Kardex (método de inventario que se lleva en papel), que hace mucho rato no se aplica en ningún otro lado”, dijo el contralor Federico Humbert, tras una inspección a los edificios médicos.

El Santo Tomás, que al año atiende en urgencias a más de 50 mil personas, en el que se generan más de 200 mil citas, y se internan a 40 mil personas, tiene las mismas redes de servidores que hace 13 años, cuando se inauguraron sus dos nuevos edificios de consultas.

Ahora deben comprar uno por $280 mil.

Lo mismo ocurre con los computadores. Mientras Apple cambió cuatro veces sus modelos y Windows lanzó cuatro sistemas operativos, el Santo Tomás usaba máquinas de principios del siglo XXI.

“La tecnología cambia de año en año, pero aquí hay cosas de hace más de una década. Hemos cambiado, pero no al ritmo en que lo hace la tecnología”, reconoce el director médico, Luis Bravo.

El hospital tiene poco más de $30 millones aún para invertir en solucionar estos problemas. Su proyección es que en cuatro meses podrán ponerse al corriente de trece años de atraso.

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