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En Panamá, se estima que alrededor de 150 mil personas tienen algún grado de Enfermedad Renal Crónica (ERC). De esta cifra, un 14 % corresponde a la forma no tradicional (ERCnT), que afecta principalmente a las provincias de Coclé, Herrera, Los Santos y Veraguas.
Con el objetivo de hacer frente a esta situación y mitigar el impacto de la enfermedad en la salud pública, el Ministerio de Salud (Minsa), en conjunto con países de Centroamérica y República Dominicana, desarrolla estrategias conjuntas, enfocadas en reforzar la docencia comunitaria, la prevención y la detección temprana.
En ese sentido, Elsa Arenas de Kant, encargada del Departamento de Enfermedades No Transmisibles del Minsa, explicó que la ERC tradicional está vinculada a enfermedades como la hipertensión y la diabetes.
En tanto, la ERCnT es conocida como Nefropatía Endémica Mesoamericana (NEM) y se asocia a factores ambientales y ocupacionales, como el calor extremo, la deshidratación y la exposición a agroquímicos.
Arenas de Kant aseguró que esta condición es una consecuencia y no debe verse como una enfermedad que nace por sí misma.
Inicialmente, la ERC se manifiesta con síntomas de evolución lenta, entre los que se encuentran fatiga, problemas para orinar y debilidad.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que, en la ERC, muchas personas no descubren que la padecen hasta fases avanzadas, cuando requieren diálisis o un trasplante de riñón para sobrevivir.
Mientras que, en la ERCnT, los signos suelen aparecer en etapas avanzadas, lo que hace que la prevención sea fundamental.
Mantenerse hidratado con agua, especialmente en trabajos bajo el sol; realizar pausas en lugares frescos durante las jornadas laborales; utilizar equipo de protección ante la exposición a agroquímicos; evitar la automedicación con antiinflamatorios y analgésicos en exceso son algunas de las recomendaciones que realizan las autoridades sanitarias para prevenir el desarrollo de esta condición.
Los estudios han demostrado que la ERCnT suele afectar a personas jóvenes, menores de 40 años, mientras que la ERC tradicional predomina en adultos de 40 a 60 años.
La detección de estas enfermedades se realiza principalmente a través de pruebas de laboratorio, como análisis de sangre y orina, para evaluar la función renal.
También se utilizan pruebas de imagen, como el ultrasonido renal, para visualizar los riñones y detectar anomalías; al no presentar síntomas en sus etapas iniciales, la detección temprana a través de pruebas de rutina es crucial.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) describe la ERC como una pérdida gradual de la función renal que no tiene cura, pero cuyo tratamiento busca controlar síntomas, reducir complicaciones y retrasar la progresión de la enfermedad.
De igual forma, el Programa Subregional de la OPS para Centroamérica y República Dominicana (CAM) afirma que la ERCnT es un tema prioritario dentro de la cooperación en salud, promoviendo acciones para mejorar las condiciones laborales, fortalecer la detección temprana, la vigilancia en salud y garantizar una atención integral a las personas afectadas.