Juegos de azar proliferan en el interior sin control

Juegos de azar proliferan en el interior sin control
Redacción
29 de julio 2014 - 22:07

En los últimos años en Panamá hay una proliferación de casinos y casas de apuestas, como nunca antes en su historia. La necesidad de algunos de obtener un dinero fácil, los lleva a entrar a este mundo, donde muchos no han encontrado la salida.

En Changuinola, en la apartada provincia de Bocas del Toro, donde las necesidades son muchas, hay 6 casinos legalmente establecidos, pero adicional a esto, ahora están proliferando juegos clandestinos, que operan en plena vía pública.

Se tratan de juegos donde debes insertar una argolla en una botella, pero si lo logras, aún no ganas, debes esperar para ver si la botella dice premio, de lo contrario perdiste.

Por un dólar te dan 8 argollas y si ganas no te dan dinero, sino electrodomésticos como planchas, tostadoras o licuadoras.

Este martes, el Corregidor de Changuinola desarticuló uno de estos puestos, que operaba en una acera. El hombre que lo dirigía, un panameño, aseguraba que tenía sus papeles en regla, pero al verificar el documento se constató que era un permiso para buhonería, que le fue eliminado.

Chaijil Sánchez Lewis, el corregidor, detalló que el permiso señalaba que era para la venta de electrodomésticos, por lo que el lugar se desocupó.

Otro sitio muy pobre donde las apuestas aumentan es en Tolé, en la provincia de Chiriquí. Si bien no hay casinos en propiedad, si aumenta el número de bares con máquinas tragamonedas, donde los principales clientes son indígenas.

En Tolé estas cantinas abren todos los días, mientras que el Centro de Salud funciona de lunes a viernes, de 7 de la mañana a 3 de la tarde.

Quienes residen en este sector reconocen que es un lugar con muchas necesidades y estos juegos traerán más problemas.

El exlegislador Erick Fidel Santamaría, considera que las autoridades de Tolé deben rendir un informe de cómo se invierten los impuestos que genera este distrito.

El corregimiento de Changuinola tiene una población de 31 mil 223 personas, según el censo de 2010 y tiene 6 casinos; mientras que en Tolé hay 11 mil 885 personas, y más de 17 cantinas. Ambos lugares tienen como común denominador que fueron olvidados por los últimos gobernantes y que sus índices de pobreza son elevados.

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