TVN Investiga: Asig ¿nuevo negociado en Tocumen S.A.?
Con solo 2.9 días de reserva de combustible, el aeropuerto de Tocumen vive sigilosa y permanentemente momentos complejos: si el suministro de jet fuel se interrumpe un par de días, estaría en riesgo la llegada y salida de aviones a Panamá.
El problema radica en que durante décadas no se amplió el indispensable parque de tanques para guardar el jet fuel.
No se hizo pese al crecimiento del aeropuerto (9.7% de pasajeros entre 2015 y 2016), y a que la Organización Internacional de Aviación Civil, ente de Naciones Unidas que regula el manejo de aeropuertos, establece que el mínimo de reserva de abastecimiento debe ser cinco días.
Pero a Tocumen la falta de espacio para reservar combustible no lo ha tomado de sorpresa. En 2011, de hecho, se licitó una concesión administrativa para el manejo del sistema de jet fuel, y que incluía invertir millones de dólares para aumentar los tanques y actualizar el sistema de inyección. Tras ofrecer $18 millones en inversiones, la compañía Asig lo ganó.
Jorge García Icaza, entonces representante de las aerolíneas ante la Junta Directiva de Tocumen, dice que constantemente impulsaba al aeropuerto a que llamara una licitación, dado que el contrato para el combustible había vencido en 2006. Ogden, la entonces concesionaria, funcionó por cerca de seis años de facto.
Pero García Icaza sostiene que si ve ahora el contrato que Tocumen entregó a Asig, se da cuenta que “no fue bueno”.
No sólo porque la compañía no amplió el sistema de tanques, sino porque las sospechas de que detrás de Asig estaban vinculadas figuras y empresarios cercanos al presidente Ricardo Martinelli crecen.
“Siempre pensé que los dueños eran Asig, una empresa inglesa y punto. Pero se especula que Martinelli fue dueño de la empresa y que había otros intereses”, dice.
La trama de los socios fantasmas
Fuentes conocedoras del caso dijeron a TVN Noticias que en Tocumen Asig es un consorcio en el que el 80% de los socios son locales y el 20% pertenece a inversionistas extranjeros.
¿Quiénes son esos locales?
El exministro Frank De Lima, quien fue presidente de la Junta Directiva de Tocumen cuando se entregó el contrato, dice desconocer los socios panameños de la compañía concesionaria.
La misma pregunta se le formuló a Joseph Fidanque III, quien cuando TVN Noticias le entrevistó era gerente de Tocumen. “Hay inversionistas panameños, pero no estoy en posición de decir quién sí y quién no”, explicó.
Fuentes consultadas por este medio apuntaron al empresario Gabriel Btesh.
Los socios, entonces, son fantasmas.
Los directivos de Asig en Panamá no contestaron las solicitudes de entrevistas, para indagar sobre éste tema.
La compañía está en un proceso complejo: en este momento está por dejar la concesión de combustible, por petición del Gobierno.
"Vemos con buenos ojos que el aeropuerto esté anticipando el crecimiento de tráfico que vendrá en los próximos años. Los aeropuertos que ya están preparando por la demanda de pasajeros para las próximas décadas serán las que asegurarán ser hubs relevantes en el futuro (...) Una capacidad de siete días evitará la interrupción por un posible huracán en el Caribe o cualquier otra interrupción en el suministro local". Asociación Internacional de Aviación Civil (IATA)
Fidanque III explicó que cuando llegaron descubrieron que no se habían hecho las inversiones en tanques, “y por tanto no toma mucho entender que habría una crisis en Latinoamérica al parar el desabastecimiento en Panamá”, atendiendo a que Tocumen, es uno de los principales conectores aéreos del subcontinente.
“El contrato es totalmente ambiguo, no decía cuándo tenían que hacer las inversiones”, agregó el ahora exgerente. Una posterior adenda firmada en 2013 estableció que en los tres primeros años de la concesión debía hacerse la inversión en tanques. En 2017 no había una sola piedra.
Un negocio millonario e inequitativo
Esa fue una de las razones por las cuales decidieron resolver el contrato. Las otras tienen que ver con el dinero: el negocio de Asig radica no en venderle combustible a los aviones sino en llevar el combustible que las aerolíneas compran desde los tanques de almacenamiento del aeropuerto hasta las aeronaves.
Por ese trabajo, la compañía cobra $0.06 el galón movido. Aunque parece una cifra pequeña no lo es: si en el aeropuerto se consumen cerca de 60 mil galones al día, moverlos genera $40 mil diarios. $1.2 millones al mes.
Sin embargo, de esos $0.06 centavos, el contrato de Asig sólo le obligaba a pagar $0.01 centavos al aeropuerto. Fidanque III y García Icaza coinciden en que hay terminales en otros países con reparticiones más equitativas.
¿Por qué ese no fue el acuerdo inicial?
Todos los exdirectivos consultados por TVN apuntan a que los términos del contrato fueron establecidos “por el equipo gerencial” de Tocumen, liderado entonces por el empresario Juan Carlos Pino, quien llegó al aeropuerto de la mano del hoy presidente Juan Carlos Varela, cuando él formaba parte de la alianza con Cambio Democrático (CD).
CD o Panameñistas, la otra historia
Pino dijo brevemente que la responsabilidad era de los técnicos del aeropuerto, y se negó a hablar más a fondo del tema. Se le consiguió en su local comercial, después de un primer intento fallido de hablar con él, y un correo electrónico que se le hizo llegar.
Frank De Lima pide recordar que cuando se hizo el contrato “Tocumen era dirigido por los panameñistas”. “Ellos tenían todo el equipo gerencial del aeropuerto”, explicó. Una vez rota la alianza CD-Panameñistas, en 2011, Pino se quedó en el aeropuerto.
Así fue la repartición de los ingresos por combustible
Fidanque III, sostiene que es mejor pasar la página. El aeropuerto, además de negociar la salida de Asig e indemnizarle a sus inversiones por $6 millones, llegó a un nuevo acuerdo de repartición de los ingresos: $0.04 centavos para Tocumen y $0.03 para la concesionaria. También recibiría $16 millones por lo que no percibió en 2015 y 2016.
Con ese dinero, el aeropuerto construye por sí mismo sus tanques de reserva. Costarán $12 millones, el triple que lo que Asig había pronosticado invertir, y llevarán la reserva mínima actual a siete días.
El diputado José Antonio Domínguez se pregunta por qué no hubo una denuncia.
“Cuando eres administrador de algo, ministro o director de una entidad, el representante legal eres tú, y tienes una responsabilidad con el Estado, y tienes que velar por los mejores intereses del país. No creo que los mejores intereses estén poner en riesgo la vida de los ciudadanos, o del aeropuerto”, cuestiona.
Fidanque insiste en que no había tiempo para ello, dado el tema: “no se puede dejar el aeropuerto sin combustible”.
—TVN: ¿Ese contrato fue lesivo para Tocumen?—
—Fidanque III: No, buscaba los mejores intereses (para el aeropuerto)… estamos encaminados hacia algo mejor.—
Tocumen ha licitado nuevamente la concesión de combustible y Asig está interesada en ganar.