Fe, tambores y velas: así se vive el topón de La Pintada

El peregrinaje está acompañado por velas, guaricha y el tambor, elementos que evocan los orígenes de esta costumbre.

Fe, tambores y velas: así se vive el topón de La Pintada

La Pintada, Coclé./Al caer la tarde del 25 de diciembre, en La Pintada, el sonido de los tambores, la luz de las velas y el murmullo de las oraciones anunciaron uno de los momentos más esperados del calendario cultural y religioso de Coclé: el topón de La Pintada, una tradición que ha pasado de generación en generación por más de 250 años.

El topón es el encuentro solemne de dos imágenes religiosas: la Virgen María, conocida como "La Pascualita", y el Niño Jesús. Ambas recorren distintas comunidades rurales en un peregrinaje que atraviesa caminos del pueblo hasta reunirse en la plaza principal, donde se vive el momento central de la celebración.

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Para Carlos Núñez, esta tradición representa mucho más que un acto religioso. “Se trata del encuentro de María con el Niño Dios. Aquí nos encontramos con la familia: primos, tíos, amigos, todos juntos al son de los tambores”, expresó, destacando el profundo valor comunitario de la manifestación.

El peregrinaje está acompañado por velas, guaricha y el tambor, elementos que evocan los orígenes de esta costumbre. De acuerdo con la tradición oral de los moradores, la leyenda cuenta que los antepasados recorrían el pueblo a oscuras, guiados únicamente por la fe, para llegar a la única capilla que existía en ese entonces.

El topón de La Pintada no se limita a una sola noche. La tradición inicia en el mes de octubre, cuando las imágenes salen por primera vez, y se extiende hasta diciembre, cuando el peregrinaje culmina con una gran celebración que incluye un recorrido por todo el pueblo y una eucaristía.

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Con el paso de los años, esta manifestación ha conservado su carácter festivo, convirtiéndose en un punto de encuentro que atrae tanto a residentes como a visitantes y turistas, quienes llegan para ser parte de una expresión viva de fe, identidad y unión familiar.

En La Pintada, el topón no solo recuerda el encuentro del Niño Dios y la Virgen María, sino que reafirma los lazos comunitarios y mantiene viva una tradición que sigue iluminando al pueblo, generación tras generación.

Con información de Nathali Reyes.

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