Cómo lograr que nuestros hijos sean felices

Las cosas más simples hacen feliz a un niño, podrías sorprenderte al descubrir lo que verdaderamente hace feliz a un niño.

Lograr que nuestro hijo sea feliz depende de las emociones que nosotros como padres transmitimos a ellos.
Lograr que nuestro hijo sea feliz depende de las emociones que nosotros como padres transmitimos a ellos.
Cecy López - Periodista
21 de noviembre 2015 - 13:22

@CecybelLopez/Los expertos en desarrollo infantil que estudian el tema afirman que la felicidad no es algo que puedes darle a un niño como un regalo. Es algo que les puedes enseñar, transmitir y ellos aprenden a cultivarla y elegirla en su vida.

Edward Hallowell, psiquiatra y autor de The Childhood Roots of Adult Happiness (Las raíces infantiles de la felicidad adulta), dice que los niños demasiado mimados ya sean porque se les den demasiados juguetes o se les resguarde de sentirse incómodos emocionalmente son más propensos a ser adolescentes aburridos, cínicos e infelices.

"Los mejores indicadores de felicidad futura son internos, no externos", asegura Hallowell, quien enfatiza la importancia de ayudar a los niños a desarrollar recursos internos que puedan utilizar a lo largo de sus vidas.

Como madres no debemos ser expertas en psicología infantil para darle ánimo a nuestros pequeños, sabemos que expresarles ese ánimo que se requiere para llenar sus fuerzas interiores de confianza y sabiduría, vencer el miedo y las inseguridades, es lo más importante para que nuestros hijos crezcan llenos de felicidad.

Con paciencia y flexibilidad, cualquier padre de familia puede establecer las bases para una vida llena de felicidad.

Aprende a leer las emociones de tus hijos

Tu pequeño seguramente sabe muy bien cómo demostrarte cuándo algo lo hace feliz o lo entristece. Su carita se ilumina con una enorme sonrisa cuando llegas a casa o llora desconsoladamente cuando no encuentra su adorado osito de peluche.

Pero, aun así, tal vez te preguntes si en general es feliz.

Las señales pueden ser obvias: un niño feliz sonríe, juega, exhibe curiosidad, muestra interés en otros niños y no necesita estimulación constante. Y al contrario, afirma Hallowell, las señales de un niño desdichado son igualmente claras: “Es retraído, callado, no come mucho, no se involucra espontáneamente con otros niños, no juega, no hace preguntas, no ríe ni sonríe y habla muy poco”.

El que un niño sea naturalmente tímido o introvertido, no ría ni interactúe mucho no significa que sea desdichado. La timidez no es lo mismo que la tristeza, pero tendrás que esforzarte más para descifrar sus señales. Hallowell indica que hay que estar alerta para ver si se dan cambios significativos en su conducta (por ejemplo, si se vuelve más aislado o temeroso) que pudieran sugerir algún problema que requiere tu atención.

Paul C. Holinger, profesor de psiquiatría del Centro Médico Rush-Presbyterian-St. Luke's en Chicago ha identificado nueve “señales” innatas que los niños usan para comunicar sus sentimientos. También puedes reconocer estas señales en tu pequeño. Dos de las señales, "interés" y "placer" son sentimientos positivos, mientras que las señales negativas, sobre todo “angustia”, “enojo” y “miedo”, indican que el niño es desdichado.

La mayoría de los padres reconocen que un niño miedoso que se angustia fácilmente no es un niño feliz, pero Holinger comenta que muchos papás no reconocen que un niño enojado usualmente está expresando tristeza. Sin importar la edad, “el enojo es simplemente angustia excesiva”, dice Holinger. Cuando tu hijo golpea a su hermano o avienta sus juguetes, eso significa que está angustiado más allá de su nivel de tolerancia.

Probablemente, tu hijo tiene su propia forma de demostrarte que está pasando por un momento difícil. Algunos se retraen y otros hacen un berrinche o se vuelven demasiado apegados a la mamá o al papá. Al ir conociendo mejor el temperamento de tu hijo, captarás mejor las señales de que algo no anda bien en su mundo.

Diviértanse juntos

Aunque el entretenimiento constante y comer helado de postre puede ser el sueño de todos los niños, lo que realmente hace más feliz a tu pequeño es más sencillo: tú. Y esa es la primera clave para criar a un niño feliz, dice Hallowell. “Relaciónate con ellos, juega con ellos”, aconseja. “Si tú te estás divirtiendo con ellos, ellos se están divirtiendo. Si creas lo que llamo una ‘niñez conectada´, darás el mejor paso para garantizar que tu hijo será feliz”.

El juego genera alegría, pero también es la forma en que tu hijo desarrolla habilidades esenciales para su futura felicidad. El juego no estructurado le permite descubrir lo que le gusta hacer, construir torres con bloques de madera, jugar al hospital con sus animalitos de peluche lo cual puede orientarlo hacia una carrera que le satisfará.

Ayúdalos a perfeccionar sus talentos

La receta de Hallowell para crear felicidad de por vida incluye un aspecto sorprendente: las personas felices son a menudo aquellas que dominan una habilidad. Por ejemplo, cuando tu nene practica cómo lanzarte una pelota, aprende de sus errores, aprende persistencia y disciplina, y luego experimenta la dicha de tener éxito debido a sus propios esfuerzos.

También obtiene el beneficio de ganarse el reconocimiento de otros por su logro. Y lo que es más importante, descubre que tiene algo de control sobre su vida: si trata de hacer algo, tiene la satisfacción de darse cuenta de que, con persistencia, llegará a lograr lo que se propone. Los estudios muestran que este sentimiento de control que se experimenta a través de dominar algo es un factor importante que determina la felicidad adulta.

Hallowell advierte que los niños, como los adultos, necesitan seguir sus propios intereses o no habrá dicha en sus logros.

Cultiva hábitos sanos en tu hijo

Mucho sueño, ejercicio y una dieta saludable son importantes para el bienestar de todos, sobre todo de los niños. Los niños pequeños hacen ejercicio de manera innata. Darle a tu hijo tiempo de sobra para corretear afuera le ayudará con sus estados de ánimo.

Y presta atención a su necesidad de tener orden en su vida: aunque algunos niños se adaptan fácilmente a distintos horarios y circunstancias, la mayoría de ellos disfrutan y son más felices con un horario establecido que les permite saber qué va a suceder.

Tal vez también es bueno que prestes atención a cualquier conexión entre el estado de ánimo de tu hijo y ciertos alimentos. Algunos padres encuentran que aunque el azúcar puede dar a su hijo energía momentánea, también puede ocasionar cambios bruscos de humor y conducta agresiva. Las alergias y la sensibilidad a ciertos alimentos también pueden jugar un papel importante en la conducta y el estado de ánimo de tu hijo.

Enséñale a compartir y a pensar en los demás

Conforme tu hijo pequeño va creciendo puedes irle enseñando la importancia y satisfacción que existe en ayudar a otros. Algunos estudios muestran que las personas que se interesan por su alrededor tienden a sentirse menos deprimidos. Los especialistas sugieren que fomentar la caridad y ayudar a los demás es una parte importante de la vida familiar y los niños pueden beneficiarse mucho de ello.

Incluso ayudar en casa con pequeñas tareas hará que tu hijo aprenda el sentido de contribuir.

Sé un modelo de conducta

Según Dora Wang, profesora agregada de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nuevo México, los estudios muestran que puedes pasarles tu temperamento a tus hijos, no necesariamente a través de tus genes, sino a través de tu propio comportamiento y forma de criarlos.

Para bien o para mal, los niños perciben el humor de sus padres. Incluso los bebés pequeños imitan el estilo emocional de sus papás, lo cual de hecho activa vías neurales específicas. En otras palabras, cuando sonríes, tu hijo sonríe y su cerebro se “prepara” para sonreír. Pero sé sincera porque tu hijo notará si estás actuando. Si disfrutas de las cosas pequeñas de la vida y expresas a menudo qué te hace sentirte agradecida, serás un modelo positivo de conducta para tu hijo.

La felicidad de nuestros pequeños depende de lo que nosotros transmitimos como padres, desde que concebimos a la criatura en nuestro vientre, pasamos una serie de emociones que definitivamente estudios han demostrado son percibidas por nuestros bebé desde que está en el vientre materno.

Depende de nosotros hacer niños felices y que la felicidad no dependa de objetos materiales sino aquella que brota d

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