Repetición: Jelou!
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Panamá/Por más fe que tengan los chapines, hay que decirlo sin rodeos: el estadio no juega. En la antesala del esperado Guatemala vs Panamá, por la eliminatoria de la Concacaf rumbo al Mundial 2026, se ha escuchado mucho sobre la supuesta “fortaleza” del Estadio El Trébol, pero desde la perspectiva panameña, esa confianza parece más una ilusión colectiva que una ventaja real.
Es verdad que El Trébol tiene su ambiente particular: la afición está muy cerca de la cancha, el aforo de unas 5 mil personas genera una sensación de cercanía e intensidad, y los jugadores chapines solicitaron jugar en césped natural buscando comodidad y familiaridad. Sin embargo, a estas alturas del fútbol internacional, los detalles del entorno pesan poco cuando del otro lado hay un equipo acostumbrado a la presión y con más experiencia competitiva.
Y Panamá, sin duda, es ese equipo.
Los jugadores panameños han demostrado carácter en escenarios verdaderamente hostiles. No es la primera vez que afrontan partidos en canchas donde el público ruge sin parar. Muchos militan en clubes europeos y latinoamericanos donde el ambiente supera ampliamente las 30 mil personas, por lo que 5 mil aficionados en El Trébol no representan una presión desbordante.
Además, Panamá ya ha ganado en estadios mucho más desafiantes, como el mítico Cuscatlán de El Salvador, un recinto donde la presión del público es una constante. Ese antecedente demuestra que este grupo de jugadores sabe mantener la calma, competir y salir victorioso, sin importar el entorno.
En el Grupo A de esta eliminatoria de la Concacaf, Surinam lidera con 6 puntos y una diferencia de +1 y 4 goles a favor, seguido por Panamá, también con 6 unidades, pero con 3 goles a favor. Guatemala ocupa el tercer lugar con 5 puntos, y El Salvador cierra la tabla con 3.
El panorama está más apretado que nunca, y para clasificar de forma directa al Mundial 2026, Panamá necesita ganar sus dos últimos partidos. Este encuentro en Guatemala es, sin duda, una final anticipada, pero también una oportunidad para reafirmar que la jerarquía y el temple pesan más que el ruido en las gradas.
Otro factor importante será el trabajo de la terna arbitral. En un escenario donde la afición estará tan cerca del campo, es fundamental que los árbitros apliquen el reglamento de manera justa y sin dejarse influir por la presión del público.
El fútbol se gana con goles y disciplina, no con decisiones condicionadas por el ambiente. La justicia arbitral debe prevalecer para que el espectáculo se mantenga limpio y los jugadores sean los protagonistas dentro del terreno de juego.
El discurso chapín de que “El Trébol pesa” es más emocional que deportivo. En realidad, cuando la pelota empieza a rodar, los cánticos y la cercanía del público quedan en segundo plano. Lo que cuenta es la calidad, la concentración y la experiencia de quienes defienden la camiseta en el campo.
Y en eso, Panamá tiene ventaja. Con jugadores que militan en clubes de primer nivel y un grupo que ya sabe lo que es clasificar a un Mundial, los canaleros llegan preparados para resistir cualquier intento de intimidación.