La historia de la visita del famoso aviador que dio nombre a ‘Campo Lindbergh’

Historia de Panamá

El aviador Charles Lindbergh en la campo Piña Piña. / Colección Mario Lewis

El 9 de enero de 1928 a la 1:50 de la tarde aterrizaba en el campo de Piña Piña el monoplano, que ahora nos parecería un juguete, del famoso aviador, el coronel Charles Lindbergh.

Los principales periódicos de la época, así como la prensa internacional, registraron de forma muy detallada las semanas que el superhéroe mundial pasó en nuestro país. Fueron días en los que los panameños se volcaron a las calles para agasajarlo, para demostrarle su admiración.

Era un superhéroe de talla mundial. Con solo 26 años, se trataba del primer hombre en realizar un vuelo trasatlántico sin escalas entre Nueva York y París. En su monoplano bautizado “Spirit of St. Louis” (Espíritu de San Luis) partió de Long Island en Nueva York el 20 de mayo de 1927 y tras un vuelo de 33 horas aterrizó en el aeropuerto Le Bourget cerca de París.

Vista del campo de Piña Piña, bautizado como Campo Lindbergh para el aterrizaje del aviador. / ACP-Biblioteca presidente Roberto F. Chiari

 

Tour por Latinoamérica

“El águila solitaria”, como era conocido, llegó a Panamá como parte de su gira por 26 países de América Latina llamada Good Will Tour y en el monoplano fue pintada la bandera de cada país que visitó. La nuestra fue realizada por el artista Roberto Lewis.

Según cuentan las crónicas periodísticas, desde muy temprano la ruta hacia Las Sabanas estuvo muy transitada por elegantes automóviles algunos Ford, otros Packard, que transportaban a personalidades políticas y sociales, aunque también en esta caravana participaban las populares “chivitas” llenas de gente que, aprovechando el “día de fiesta nacional” decretado por el gobierno, tampoco querían perderse la espectacular hazaña.

Alrededor de las 10:00 am las sirenas y los repiques de campanas anunciaban que el “Espíritu de San Luis” había partido de San José, Costa Rica hacia la ciudad de Panamá. A las 11:25 se anunció que había sobrevolado Bocas del Toro.

En el recién bautizado “Campo Lindbergh” (donde ahora queda la urbanización) nombre oficial que le había dado el gobierno nacional al terreno escogido por James D. Summers, Comisionado de Comercio de EEUU y presidente del Subcomité de Aterrizaje, le esperaban el presidente de la República Rodolfo Chiari, el vicepresidente Tomás Gabriel Duque, el Dr. Carlos López y Enrique Linares con sus respectivas esposas que también querían participar en el emocionante evento.

Junto al presidente Rodolfo Chiari desfilando por las calles de la ciudad de Panamá. / Colección Mario Lewis

En un incidente que por fortuna no tuvo consecuencias, los medios registraron que, “al subir a la tribuna el presidente y sus acompañantes la galería dio señales de debilidad y después se hundió bajo el peso de los que la ocupaban. Muchos funcionarios que estaban en sus palcos especiales se vieron obligados a salir apresuradamente”.

Finalmente, a la 1:40 de la tarde se informó que la aeronave pasaba sobre Balboa desde donde 10 aviones del ejército estadounidense los escoltaron hasta su destino final.

Contra todo pronóstico, el avión se deslizó por la pista sin dificultad alguna y poco después el héroe saludaba al pueblo panameño que lo ovacionaba. Miles corrieron a su encuentro gritando “viva Lindy” y rompiendo los cordones de seguridad, por lo que la caballería tuvo que intervenir para imponer el orden entre la multitud y así evitar incidentes que lamentar.

En la tarima lo esperaban las más altas autoridades de Panamá y de la zona del Canal. El presidente Rodolfo Chiari le coloca una medalla de honor mientras le dice: “Bienvenido coronel, otros han asegurado la libertad de América y vos con vuestra habilidad para acortar las distancias habéis establecido una base de fraternidad y estáis uniendo a todos los países americanos con los lazos de verdadero entendimiento”.

 

Todos querían agasajar al aviador

 Mónica Guardia reproduce en un artículo la crónica de La Estrella de Panamá que describe que “Lindbergh entró a la ciudad de Panamá en el carro convertible del presidente Chiari como lo habría hecho el más condecorado de los héroes de guerra, encabezando una comitiva de otros 50 vehículos, que atravesaría la Avenida Central en medio del confeti, las banderas de bienvenida y los vítores del pueblo. Al llegar al Palacio Municial, el alcalde Mario Galindo le entregó la llave de oro de la ciudad. Esa noche le esperaban tres recepciones, una en la Presidencia, otra en el Club Unión y otra, más popular, en la Plaza de Francia, donde presenciaría un tradicional tamborito”.

De acuerdo con la publicación Épocas, sobre el banquete en el Club Unión, el agasajado agradeció afirmando que “este es el sitio más elegante que he encontrado en mi viaje por Centro América”.

A partir de ese momento el coronel Lindbergh participó en una apretada agenda que lo llevó a visitar escuelas y hospitales, a homenajear en monumentos a héroes caídos, incluso tuvo una recepción en el templo masónico y visitó las ruinas de Panamá Viejo.

También se reunió con las autoridades de la zona del Canal donde visitó la escuela de Balboa y participó en un desfile en Fuerte Amador.

El coronel Lindbergh lleva una corona de flores al monumento a Bolívar. / Colección Mario Lewis

 

La tragedia de Lindbergh

Antes de seguir con el relato de las aventuras de Charles Lindbergh en Panamá es necesario aclarar que la urbanización que lleva su nombre, Campo Lindbergh, no tiene que ver con la tragedia que vivió el coronel varios años después de su visita a nuestro país, como algunas personas creen.

En marzo de 1932 el primogénito, de casi dos años, del matrimonio Lindbergh fue secuestrado y asesinado brutalmente en Nueva Jersey, Estados Unidos, a pesar de que la familia pagó el rescate de 50 mil dólares, exigidos por los secuestradores.

El caso conmocionó al mundo entero. La prensa internacional dio amplia cobertura al proceso de búsqueda del niño y posteriormente al juicio en el que fue encontrado culpable Bruno Richard Hauptmann, ejecutado en la silla eléctrica varios años después.

Por eso existe esa horrenda frase de “estás más perdido que el hijo de Lindbergh”. Este caso estableció mejores procedimientos de búsqueda y rescate, además tuvo un impacto importante en la legislación estadounidense creándose la "Ley Lindbergh", que se aplica al secuestro y desaparición de menores.  

Sin embargo, después del crimen Lindbergh ya no fue el mismo. La persecución de la prensa, la “venta de trozos de la escalera y de mechones falsos de pelo de su hijo lo asquearon”. Los acusó de “irresponsables y de promover el morbo”.

Fue así como en 1935 la familia no toleró más la presión y se trasladó a Europa para escapar del acoso, pero la prensa los siguió hasta Inglaterra donde instalaron su primera residencia. Finalmente, ya hartos se mudaron a un castillo aislado en la costa francesa.

A su regreso a Estados Unidos en 1939, fue acusado de simpatizar con los nazis y declarado "persona non grata" por el presidente Franklin D. Roosevelt, sin embargo, su participación combatiendo a la fuerza aéra japonesa hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, le reivindicaría con el pueblo estadounidense.

En 1953 el piloto publicó sus memorias, El espíritu de San Luis, con las que ganó al año siguiente el premio Pulitzer. Murió el 26 de agosto de 1974, a los 72 años, en la isla de Maui, en Hawai.

El "Espíritu de San Luis" sobre el Canal de Panamá. / ACP-Biblioteca presidente Roberto F. Chiari

 

El vuelo del presidente

En un dato muy curioso Guardia describe en su artículo el entusiasmo del presidente Rodolfo Chiari y del vicepresidente Tomás Gabriel Duque ante la idea de dar una vuelta en avión (ver video del viaje). “Con un casco prestado y portando —por si acaso— un paracaídas, aceptaron la invitación de realizar sendos vuelos de 15 minutos, por encima de la ciudad, las ruinas de Panamá La Vieja y el Canal. Para ambos, era su primer viaje en avión, lo que fue seguido con gran expectativa por los periodistas, quienes recogieron sus impresiones tras el vuelo".

Para la periodista, Chiari fue más filosófico: ‘Para que un hombre pueda darse cuenta de cuan insignificante es en el valor universal de las cosas, debe volar', dijo a los periodistas.

Señala que, por su parte, el vicepresidente Duque, que había crecido entre riquezas y lujos, comentó: ‘Si yo hubiera probado en mis primeros años, me hubiera tentado a dejar el automovilismo y dedicarme a la aviación. La impresión que ella causa es grande, magnífica y mucho más emocionante que el automóvil'.

Lindbergh en Colón

 El jueves 12 a las 9:30 de la mañana el Espíritu de San Luis, alzó vuelo rumbo a la provincia de Colón. En Campo Lindbergh fue despedido por el presidente, secretarios de estado, funcionarios y representantes del gobierno civil y militar de la Zona.

“De todos los pechos se escapó un clamoroso adiós, cuando “Lindy” pasando a ras del suelo en el aeródromo de su nombre agitaba su mano izquierda en señal de despedida al pueblo panameño”, publicó Época.

Aterrizó en France Field y fue descrito como un “acontecimiento extraordinario”. Casi todo el pueblo colonense estuvo presente en el aeropuerto.

Fue escoltado por el gobernador Juan Demóstenes Arosemena, el alcalde Conte, altos jefes militares y navales, así como por miembros del Club Rotario hasta la Avenida Bolívar y calle 16 donde se inició un desfile que terminó en un gran banquete en el Stranger Club ofrecido por la Cámara de Comercio de Colón.

Un dato muy curioso en esta historia es que en todas sus visitas fue recibido con muchos regalos, pero en Colón le fue obsequiada una hermosa perla considerada de “gran valor” y cuyo donante no fue revelado.

El pueblo de Colón recibe a Charles Lindbergh con mucho entusiasmo. / ACP-Biblioteca presidente Roberto F. Chiari

 

Descanso en Tierras Altas

La última etapa del viaje del coronel Charles Linbergh se da en Chriquí donde también fue recibido el 14 de enero por una entusiasta muchedumbre.

Sin embargo, esta parte de su recorrido la dedicó a descansar en casa de amigos, a visitar comunidades como Boquete y a cazar, pescar, pasear a caballo y visitar cafetales.  

Mientras en Colón el Espíritu de San Luis, recibía una cuidadosa revisión en los talleres de France Field para asegurar que estaba en buenas condiciones para proseguir su travesía hacia América del Sur.

El viernes 26 de enero, diecisiete días después de su llegada, tomó su avión y partió rumbo a Bogotá.

Es evidente que la visita del aviador a Panamá fue uno de los grandes eventos vividos por los panameños durante los primeros años de vida republicana y defintivamente en ese momento representó "una invaluable promoción para el país, al recibir su estadía una extensa y favorable cobertura de la prensa internacional”.

La fascinante historia de la visita de un personaje tan famoso como Charles Lindberg que incluso le dio nombre a uno de los barrios populares de la ciudad es otro de los capítulos de la riqueza cultural de nuestro país y por lo que es importante la preservación y recuperación de nuestra memoria.

Conocer el pasado nos ayuda a entender nuestro presente.

Charles Lindbergh en las escalinatas del edifico de la Administración del Canal. / ACP-Biblioteca presidente Roberto F. Chiari

 

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