El precio del cobre: ¿Cómo ha evolucionado a través de la historia?

Minería en Panamá

El cobre es muy utilizado en la industria eléctrica. / Pixabay.

Ciudad de Panamá, Panamá/De cara a severas alertas en materia de soberanía y constitucionalidad, la administración de Laurentino Cortizo está cada día más cerca de firmar un contrato con Minera Panamá que ataría parte de los ingresos del Tesoro Nacional al precio del cobre. Pero, ¿cuál ha sido el comportamiento de éste en el pasado y qué se puede esperar a futuro?

Contexto

En una nota anterior, exploramos la realidad geológica del cobre, sus usos y valor a través de la historia, además de su situación minera, el precio que mantiene hoy día y los pagos que tendrá que hacer Minera Panamá en función a tal precio.

Para recapitular brevemente, en el planeta existen al menos 6,300 millones de toneladas de cobre disponibles para la minería según el Servicio Geológico de los Estados Unidos. De esta cantidad titánica, ya se han extraído 700 millones de toneladas, con otras 2,100 millones de toneladas en reservas ya identificadas y 3,500 millones de toneladas en reservas por descubrir.

Además, anualmente se extraen alrededor de 20 millones de toneladas de cobre, siendo Chile el país que más produce, con seis millones de toneladas al año. Le siguen la República Popular de China, con dos millones de toneladas de cobre extraídas al año y luego Australia, con 900 mil toneladas al año. Minera Panamá, para referencia, espera extraer 320 mil toneladas de cobre al año, una vez la mina esté plenamente operativa.

La historia del precio

Para entender mejor el metal sobre el cual el país estaría pensando apoyar un veinteavo —5%— de los ingresos corrientes del Tesoro Nacional, sería útil repasar con detalle sus variaciones en valor a lo largo de la historia reciente.

Aunque en la nota anterior se indicó que este repaso cubriría tan solo el último siglo, es preferible iniciar en el año 1800, cuando el químico italiano Alessandro Volta desarrolló la primera batería —llamada pila voltaica— utilizando el cobre, abriendo las puertas al aprovechamiento de este metal como un conductor eléctrico eficiente, más allá de su uso estructural o cosmético.

Valdría la pena recordar que, entre otras cosas, el precio de un bien depende de la interacción de sus curvas de oferta y demanda, por lo que las distintas variaciones que veremos en el precio del cobre obedecerán ya sea a un cambio en la oferta —por ejemplo, el descubrimiento de una nueva tecnología que permite minar más cobre en la misma cantidad de tiempo— o un cambio en la demanda —digamos, el creciente apetito del mercado por dispositivos eléctricos.

Inicios de siglo

El Siglo 19 se caracteriza, entre otras cosas, por la consolidación en Europa de la Revolución Industrial, la cual venía en desarrollo desde mediados del siglo anterior. La misma tomó un fuerte impulso debido a innovaciones por James Watt, las cuales duplicaron la eficiencia de los nuevos diseños de motores a vapor y presión que estaban surgiendo en Inglaterra y que luego terminarán conectados a la electricidad a través de cables de cobre.

Fue precisamente en este siglo que París adquirió su nombre como la Ciudad de la Luz, en parte, debido a su electrificación relativamente temprana en comparación a otras grandes ciudades europeas.

Justo antes del Siglo 19, el precio del cobre ya venía subiendo. La Marina Real de Inglaterra —cuya creación resultó también en el establecimiento del primer banco central como los conocemos hoy día— había comenzado a cubrir sus naves de cobre, lo cual aumentaba la velocidad de sus barcos y prolongaba su vida útil. Esto causó un disparo en el precio del metal, que llegó a valer, en precios ajustados al presente, el equivalente de más de $20 mil por tonelada.

Si tal precio suena elevado hoy día, debe tomarse en consideración lo limitada que era la oferta del metal en comparación al presente. Y como todo precio que sube atrae nuevos oferentes, fue por este repunte alto en el precio del cobre a inicios del Siglo 19 que se comienzan a desarrollar los intereses mineros en Chile, país que, recordamos, es el principal productor del mundo hoy día, con al menos 200 millones de toneladas aún en reserva.

Posteriormente, con la decisión de la Marina Real de revestir sus naves con una aleación de zinc y cobre, lo cual redujo la demanda del segundo a la mitad, el precio cayó cerca de 1830 al equivalente de alrededor de $10 mil de hoy día por tonelada, cerca del valor que tiene en el presente.

Mediados de siglo

Las próximas décadas vieron un nuevo aumento en el precio del metal, impulsado ahora por la demanda generada por la industria ferroviaria. A mitad del siglo, los trenes —del francés antiguo trahiner o tirar de algo— vieron una rápida expansión en su aplicación, pasando de Inglaterra al resto de Europa y de allí a Estados Unidos y América. Fue durante esta época que el ferrocarril de Panamá fue construido, a un costo del equivalente hoy día de alrededor de $500 millones y la pérdida de entre cinco mil a diez mil vidas.

Durante estas décadas el precio del cobre osciló alrededor del equivalente hoy día a $15 mil por tonelada.

A pesar de algunas reducciones breves en el precio cúprico debidas al descubrimiento de nuevas reservas del metal, en particular en el estado de Michigan en Estados Unidos, el aumento del precio del cobre se mantuvo debido a la Asociación de Fundidores de Swansea, en Gales. Ellos, por su control de un proceso propietario de refinar el cobre, establecieron un monopolio sobre la mayor parte del mineral procesado en ese entonces, en efecto, determinando su precio.

Y si bien en Michigan el cobre se podía conseguir un poco más barato, al equivalente de $13 mil hoy día la tonelada, la Guerra Civil estadounidense disparó la demanda nuevamente, manteniendo a los fundidores de Swansea en su posición ventajosa.

Tal posición se mantuvo hasta que el inglés Henry Bessemer comenzó a desarrollar —o según otros, tomó prestado— un proceso eficiente de refinar hierro hacia el último tercio del siglo. Este proceso posteriormente fue adaptado para procesar cobre por el francés Pierre Manhès, abaratando los costos aún más.

Alrededor de 1870, con la invención de los primeros generadores eléctricos a gran escala por Charles Wheatstone en Inglaterra y Werner von Siemens en Alemania, entre otros, la capacidad de refinar cobre hasta su mayor pureza avanzó de forma importante con el desarrollo del refinación electrolítica. En ésta, se deposita el cobre impuro en una solución que, al ser cargada eléctricamente, permite el flujo de los átomos del cobre a otra terminal, donde se concentra.

El cierre del siglo

Adicional a grandes avances en el lado de la oferta del cobre, la demanda también experimentó una fuerte expansión. Está fue impulsada por el desarrollo de las industrias de las telecomunicaciones. El telégrafo, inventado a comienzos del siglo, utilizaba inicialmente hierro para sus cables, pero una innovación del estadounidense Thomas Doolittle hacia finales del siglo, permitió el uso del cobre en las líneas telegráficas, incrementando la demanda. La invención del teléfono durante la década de 1870 tan solo aceleró el uso del cobre en tales industrias.

Adicionalmente, la construcción de los primeros tranvías a vapor al cierre del siglo también le dio su buen empujón a la demanda.

No obstante estos impulsos, los nuevos procesos eficientes para la producción del cobre lograron reducir su precio hasta alrededor del equivalente de mil dólares de hoy por tonelada hacia las décadas finales del siglo 19. Cabe indicar que los precios del cobre para ese entonces eran relativamente volátiles, por lo cual aún ocurrían fuertes variaciones positivas.

Minera Panamá. / TVN Noticias

El simbolismo del cobre como uno de los nuevos materiales magníficos no pasó desapercibido en la selección por parte del escultor francés Frederic Bartholdi y el ingeniero Gustave Eiffel de este material para la construcción de la Estatua de la Libertad, inaugurada en 1886 como un regalo por parte de Francia a Estados Unidos en conmemoración de su primer centenar de años como una nación independiente. Se estima que la Estatua de la Libertad está compuesta por al menos 100 toneladas de cobre, costando en ese momento el equivalente a hoy día a $130 mil. Para referencia, 100 toneladas hoy cuestan $840 mil.

Si desde entonces solo se ha reportado una mayor eficiencia en la extracción del cobre y se han descubierto incluso más depósitos, ¿cómo pasamos de cerrar el Siglo 19 con el cobre a mil dólares la tonelada a un precio de alrededor de nueve mil dólares la tonelada hoy día?

Esto lo exploraremos en la siguiente parte de este artículo.

Cerramos la historia, por ahora, con un escándalo. Una de las instancias de “fuertes variaciones positivas” a las que nos referimos ocurrió a finales de la década de 1880. Viendo el crónico precio bajo del cobre, un grupo de productores basados en Francia, liderados por el industrialista Pierre Secrétan, intentaron arrinconar el mercado. Empezando en 1887, este grupo comenzó a comprar todo el cobre disponible en el mercado, rápidamente duplicando el precio.

No obstante, la apuesta no funcionó. La escasez artificial atrajo a nuevos proveedores al mercado londinense de metales para suplir al continente, siendo una parte importante de este influjo el cobre reciclado, hecho ahora rentable por el nuevo precio alto.

Las nuevas provisiones de cobre tumbaron el precio incluso por debajo del equivalente de mil dólares de hoy día por tonelada que habían comprado Secrétan y sus socios, quienes tuvieron que registrar fuertes pérdidas en el valor de su inventario. Los bancos que sortearon la calamidad financiera acordaron vender el cobre por el equivalente de alrededor de $800 hasta el cierre del siglo, para evitar colapsar el precio internacional.

La movida no sería olvidada, sin embargo, y el nuevo siglo comenzaría con otro intento de monopolizar el metal. Más sobre eso en la siguiente entrega...

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