¿Es el acetaminofén culpable del autismo? El peso de la evidencia científica frente al ruido político

El acetaminofén, al igual que las vacunas, considerada una de las mayores conquistas de la salud pública, enfrenta uno de sus mayores desafíos: la desinformación.

La declaraciones del presidente Trump vinculando el acetaminofen, conocido en Estados Unidos como Tylenol con el autismo han sido calificadas de irresponsables y peligrosas por gran parte de la comunidad científica
La declaraciones del presidente Trump vinculando el acetaminofen, conocido en Estados Unidos como Tylenol con el autismo han sido calificadas de irresponsables y peligrosas por gran parte de la comunidad científica / Imagen de acetaminofen de AFP/ imagen de embarazada de Canva

Cuando en 1955, la compañía McNeil Laboratories en Pensilvania, Estados Unidos, lanzó al mercado el acetaminofén bajo el nombre comercial Tylenol Elixir for Children, un jarabe para niños que aliviaba la fiebre sin causar irritación estomacal, rápidamente se convirtió en una referencia para las familias norteamericanas. Con el tiempo, otras farmacéuticas en Europa y América Latina comenzaron a producirlo en tabletas y cápsulas, consolidando al acetaminofén también conocido como paracetamol, como uno de los analgésico más confiables y seguro en el planeta para aliviar el dolor y la fiebre.

El éxito del acetaminofén o paracetamol se debe en gran medida a su desarrollo histórico como una alternativa de bajo riesgo gástrico frente a la tradicional aspirina y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE).

Sin embargo, siete décadas después, su reputación como “medicamento seguro” ha quedado en entredicho tras las declaraciones del presidente Donald Trump, vinculando directamente el consumo de Tylenol durante el embarazo con el autismo. Pese a que su afirmación carece de evidencia científica sólida, sus palabras causaron una ola de angustia e inquietud en miles de familias en el mundo y encendieron las alarmas en la comunidad médica internacional, que se vio obligada a desmarcarse y rechazar de manera categórica tales aseveraciones.

Más que un anuncio, las declaraciones del mandatario estadounidense, escoltado por el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., y el reconocido médico Mehmet Öz (del programa “Dr. Oz”), sonaron como una advertencia cargada de alarmismo, en la que prácticamente prohibía a las mujeres embarazadas el uso de Tylenol y que de ser necesarios aguantaran la fiebre y el dolor.

Pero, ¿en qué se basó la administración Trump para sostener semejante afirmación? El señalamiento proviene de estudios observacionales que, según la comunidad científica, presentan serias limitaciones y carecen de conclusiones sólidas, ya que algunos sugieren una posible asociación sin demostrar causalidad. No obstante, el anuncio no deja de tener matices políticos, pues Trump y en especial Kennedy prometieron ejecutar una cruzada para descubrir las causas del aumento en los diagnósticos de trastornos del espectro autista.

Aproximadamente uno de cada 36 niños fue identificado con un trastorno del espectro autista en 2020. Esto supone un aumento con respecto a uno de cada 150 niños en 2000, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.

Kennedy señaló que el autismo era una enfermedad “multifactorial”, pero luego se centró en las vacunas, de las que sostiene desde hace tiempo que son culpables, al menos en parte, de la creciente incidencia del autismo infantil. Tanto él como Trump, acusaron a las agencias de salud de anteriores administraciones de hacer la vista gorda a propósito, ante los riesgos de las vacunas y desestimaron la investigación sobre la genética del trastorno del neurodesarrollo.

Donald Trump (centro) junto al Secretario de Salud, Robert F. Kennedy (izquierda) y Mehmet Oz, director de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid
Donald Trump (centro) junto al Secretario de Salud, Robert F. Kennedy (izquierda) y Mehmet Oz, director de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid / AFP

Para el pediatra e infectólogo del Hospital del Niño Xavier Sáez Llorens, las declaraciones de Trump además de ser irresponsables, son peligrosas y están plagadas de desinformación. Recordó que los estudios que han intentado establecer esta conexión son limitados y poco concluyentes, mientras que la investigación más amplia, realizada por el prestigioso Instituto Karolinska de Suecia con 2.5 millones de embarazos seguidos durante 20 años, descartó cualquier relación entre el uso de Tylenol y el autismo, lo que sugiere que las asociaciones previas estaban afectadas por sesgos metodológicos.

Para Sáez Llorens, el mayor riesgo de estas declaraciones es el efecto psicológico sobre las mujeres. “Es una declaración completamente irresponsable, no solamente porque no hay demostración de ninguna asociación, sino que inflige en las embarazadas un sentimiento de culpa, principalmente en las que tienen hijos con algún grado de autismo, y pensarán que por haber tomado Tylenol durante la gestación, el niño nació con esta condición, lo cual es completamente falso, evidentemente”.

Los expertos médicos, incluido el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos y la Academia Americana de Pediatría, afirman que es seguro tomar Tylenol durante el embarazo siempre que se consulte con un médico.

Los riesgos de la fiebre durante el embarazo

Más allá del medicamento, el especialista advirtió que la fiebre en sí misma representa un peligro para las embarazadas y podría aumentar el riesgo de autismo. Durante el primer trimestre, aumenta el riesgo de complicaciones graves para el feto, como aborto espontáneo y malformaciones congénitas, especialmente en el cerebro y la médula espinal, explicó. Mientras que si se manifiesta en el tercer trimestre puede provocar parto prematuro o bajo peso al nacer.

Algo que estamos en consenso todos en la comunidad científica es que una fiebre no tratada en una mujer embarazada es más probable que cause daño biológico en el feto que haber tratado la fiebre. Entonces, si la madre no es tratada, esto impacta en el desarrollo embrionario y neurológico del bebé. — Ivonne Torres Atencio - Doctora en Farmacología y docente de la Universidad de Panamá

La comunidad médica se desmarca

El pediatra panameño también expresó su preocupación por el rumbo de las principales agencias de salud en Estados Unidos, como la FDA y el CDC, que históricamente han sido referentes para el resto del mundo. “Vivimos tiempo realmente de zozobra científica y hay que tener mucha cautela porque eso pudiera traer consecuencias devastadoras desde el punto de vista de salud pública”.

Agregó que múltiples asociaciones médicas de prestigio en EE.UU. se han distanciado de la posición del gobierno.

El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos indicó en un comunicado que el anuncio de la Casa Blanca "no está respaldado por todas las pruebas científicas y simplifica peligrosamente las numerosas y complejas causas de los problemas neurológicos en los niños".

“El evento de hoy en la Casa Blanca sobre el autismo estuvo lleno de afirmaciones peligrosas e información engañosa que envía un mensaje confuso a los padres y futuros padres y perjudica a las personas autistas”, señaló la Academia Estadounidense de Pediatría, al tiempo que reafirmó que el acetaminofén sigue considerándose ampliamente una de las mejores y más seguras opciones para tratar el dolor y la fiebre durante el embarazo.

En esa misma línea se manifestó la Sociedad de Medicina Materno-Fetal reafirmando que el acetaminofén es un “medicamento apropiado para tratar el dolor y la fiebre durante el embarazo”.

El impacto social y económico sobre la mujer

La doctora en farmacología y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, Ivonne Torres Atencio, advirtió sobre el impacto social y económico que generan este tipo de discursos sin sustento científico. “Las mujeres representamos el 54% de la población y somos las más golpeadas por el círculo de la pobreza cuando no trabajamos. De hecho, el simple hecho de tener un bebé ya implica un rezago en el desarrollo profesional de la mujer”, señaló.

Para la especialista, desincentivar el uso del acetaminofén en embarazadas constituyen una forma de penalización hacia la mujer. “Estamos penalizando a la mujer porque ahora ni acetaminofén van a poder usar, solo porque alguien sin rigor científico lo está diciendo. Y a la larga, lo que puede provocar es un aumento de problemas de desarrollo en la primera infancia, porque muchas madres, aterradas por el autismo, deciden no seguir las recomendaciones de su médico o no creen en lo que su médico les receta”, advirtió.

Vacunas: La desinformación y el grave daño a la salud pública

Al igual que el acetaminofén, las vacunas, considerada una de las mayores conquistas de la salud pública por su papel en la erradicación de enfermedades y la reducción drástica de la mortalidad infantil, enfrenta uno de sus mayores desafíos: la desinformación.

Campañas en redes sociales y teorías de conspiración han puesto bajo sospecha la seguridad y eficacia de las vacunas, alimentando la reticencia de algunos padres a inmunizar a sus hijos. Esta tendencia ya ha tenido consecuencias visibles en varios países, donde han resurgido brotes de enfermedades y virus que ya habían sido erradicados.

La vacunación está más que demostrado que es la medida de profilaxis más exitosa. Ha permitido que las mujeres podamos salir a trabajar cuando nuestros niños nacen porque están cubiertos con las vacunas y no mueren tan temprano en la vida ni se enferman de manera incapacitante. — Ivonne Torres Atencio - Doctora en Farmacología y docente de la Universidad de Panamá

Desde 1978, Panamá cuenta con el Programa Ampliado de Inmunización (PAI), que con el paso de los años se ha consolidado como uno de los esquemas de vacunación más completos de la región. Sin embargo, el país no está exento del clima de incertidumbre que ha generado la desinformación a nivel global. Ante este escenario, los equipos médicos del Ministerio de Salud (Minsa) y de la Caja de Seguro Social (CSS) han tenido que reforzar sus campañas de promoción y prevención.

Felizmente no tenemos un impacto tan grande de la negación en las vacunas, pero sí ha habido un aumento en el cuestionamiento de los padres de familia sobre la vacunación infantil. De ahí la importancia del pediatra y de las enfermeras de educar muy bien a los familiares y concienciarlos sobre la importancia de la inmunización. — Ivonne Torres Atencio - Doctora en Farmacología y docente de la Universidad de Panamá

En ese sentido el Dr. Xavier Sáez Llorens recordó que gracias a este programa Panamá ha logrado erradicar enfermedades como el sarampión y la polio, pero advirtió que los avances podrían verse comprometidos si la confianza en las vacunas disminuye. “En Estados Unidos, por la baja de las coberturas en vacunación debido a las declaraciones de Trump, están viviendo ahora mismo una de las epidemias más grandes de sarampión de los últimos 20 años, con tres fallecidos. Y eso no queremos que retorne a nuestros países, porque en Panamá no hay sarampión desde hace prácticamente 30 años”, puntualizó.

¿Qué causa el autismo y por qué su diagnóstico se ha disparado?

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) se origina a partir de alteraciones en el desarrollo del cerebro durante los primeros años de vida. Diversas investigaciones han demostrado que en las personas con autismo pueden darse múltiples variaciones en el funcionamiento neurológico, lo que refuerza la idea de que no existe una única causa.

La mayoría de los especialistas coinciden en que el autismo responde a una compleja interacción de factores genéticos y ambientales. La investigación molecular ha identificado cientos de genes vinculados a la probabilidad de desarrollar esta condición, lo que resulta incompatible con teorías que apuntan al acetaminofén o paracetamol como un factor causal determinante.

Los factores ambientales comprobados abarcan desde la contaminación atmosférica hasta el bajo peso al nacer y la salud materna, en particular en lo que respeta a la diabetes gestacional, la obesidad materna y las infecciones durante el embarazo.

El incremento de diagnósticos de autismo en las últimas décadas se explica principalmente por cambios en las definiciones clínicas y sociales desde que fue descrito por primera vez hace 80 años. Hoy también se identifican casos más leves que antes pasaban desapercibidos.

En este debate, una de las preguntas más recurrentes es si las vacunas están relacionadas con el autismo. La organización Autism Speaks, líder mundial en investigación sobre el tema, es categórica: “Las vacunas no causan autismo”. Según esta entidad, aunque el momento del diagnóstico a veces coincide con el calendario de inmunización infantil, la evidencia científica acumulada en más de dos décadas demuestra que no existe vínculo alguno entre las vacunas y el desarrollo del autismo. Por el contrario, la vacunación protege a los niños contra enfermedades graves y prevenibles, como el sarampión.

*Esta nota se desarrolló con información de CNN, SIC, The New York Times, AFP y DW en español*

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