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En el proceso judicial que lo enfrenta a múltiples acusaciones de tráfico sexual y abuso, ha emergido un relato que involucra un coche incendiado, un cóctel molotov y un presunto intento de intimidación con tintes mafiosos.
Durante su testimonio, Scott Mescudi, conocido mundialmente como Kid Cudi, relató un incidente ocurrido en 2012 que, según él, nunca fue esclarecido. Una mañana de enero, recibió una llamada de su cuidador de perros alertándolo de que su Porsche 911 ardía frente a su casa. Al llegar, encontró el lado del conductor reducido a cenizas y un cóctel molotov abandonado cerca del vehículo.
Aunque el tribunal eliminó parte del testimonio tras objeciones de los abogados de Combs, Cudi logró insinuar lo que muchos temían escuchar: “Creo que Diddy tuvo algo que ver con esto”, declaró, apuntando directamente al influyente productor como posible responsable del atentado.
Según lo que se ha revelado en el juicio, todo comenzó con una relación amorosa entre Cassie Ventura exprometida de Combs y Kid Cudi. El romance, breve pero significativo, habría ocurrido mientras Ventura aún mantenía una relación intermitente con el magnate del hip hop. En palabras de la propia Cassie, mantuvo la relación con Cudi en secreto por miedo a represalias. Ese temor, según los nuevos testimonios, habría estado justificado.
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En diciembre de 2011, meses antes del atentado, Combs habría irrumpido en la casa de Cudi en Los Ángeles. “Había regalos abiertos y uno de mis perros estaba encerrado”, recordó el artista. El productor, al parecer, ya conocía la dirección, entregada por la propia Ventura tiempo atrás bajo presión.
Posteriormente, ambos artistas se encontraron en el exclusivo club SoHo de Manhattan. Cudi describió aquel encuentro como “perturbador” y definió a Combs como un “supervillano de Marvel”, debido a su frialdad e indiferencia. Cuando intentó hablar sobre el atentado, Combs simplemente lo ignoró. A pesar de una aparente reconciliación superficial en años posteriores, Cudi nunca olvidó el episodio, ni la amenaza latente que representó.
Cassie, por su parte, ofreció su testimonio bajo juramento y confirmó que el atentado con el coche fue real. Reveló que Diddy exigió a sus padres una compensación de 20 mil dólares por haber mantenido una relación con otro artista. “Dijo que había invertido en mí emocional y económicamente”, relató Cassie, quien añadió que sus padres pidieron un préstamo para saldar esa “deuda”. Una dinámica de control económico y emocional que, según los fiscales, es parte del patrón de comportamiento abusivo que se investiga en este caso.
El atentado fue incluido en la demanda civil que Ventura presentó en 2023, la cual fue resuelta en tiempo récord a cambio de un acuerdo de 20 millones de dólares. Aunque Combs insiste en que este acuerdo no representa una admisión de culpabilidad, la suma y la rapidez con que se resolvió levantan interrogantes entre el público y el sistema judicial.
Además de enfrentar cargos federales por tráfico sexual, prostitución y extorsión, los nuevos testimonios lo vinculan con actos de intimidación dignos de un thriller criminal. La imagen pública del empresario, alguna vez símbolo del éxito y el lujo en la industria musical, se tambalea con cada nueva acusación.
Lo que comenzó como un juicio por delitos sexuales ha escalado a una exposición de presuntas prácticas de violencia, manipulación y amenazas veladas que ponen en entredicho no solo a la figura de Combs, sino a toda una cultura de silencio y encubrimiento dentro del mundo del espectáculo.