Amor y Orgullo
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En un mundo cada vez más saturado de algoritmos, perfiles editados y “matches” vacíos, miles de personas están abandonando las aplicaciones de citas en busca de conexiones más reales y humanas.
Este deporte, que ha experimentado un auge sin precedentes en América Latina y Europa, está transformándose en mucho más que una actividad física: se ha convertido en una poderosa herramienta social, un terreno fértil para conocer personas, generar vínculos auténticos y, en muchos casos, encontrar pareja.
El fenómeno conocido como dating app fatigue, la fatiga emocional causada por el uso constante de aplicaciones de citas, está llevando a muchas personas a replantearse cómo, cuándo y dónde desean conocer a alguien. El desgaste de hablar con desconocidos por chat, el tedio de los algoritmos impersonales y la falta de conexiones genuinas están empujando a miles a buscar alternativas más humanas.
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Y ahí es donde el pádel ha encontrado un rol inesperado pero potente: funciona como un catalizador natural para el encuentro cara a cara, donde el vínculo no nace de una foto retocada ni de una frase ingeniosa, sino de una experiencia compartida.
A diferencia de otros deportes, el pádel se juega en parejas, lo que crea una dinámica cercana, colaborativa y divertida. La posibilidad de participar en partidos mixtos, reírse de los errores, celebrar puntos y compartir el esfuerzo físico genera un ambiente relajado en el que las personas se muestran como realmente son, sin filtros ni máscaras digitales.
Como señala La Vanguardia, el pádel no solo favorece la interacción espontánea, sino que “genera oportunidades para compartir dentro y fuera de la cancha”. Esta sociabilidad orgánica ha hecho que muchos lo consideren el “nuevo Tinder”, pero sin pantallas.
En países como Chile, Argentina y España, el crecimiento del pádel ha sido exponencial. Solo en Chile, durante 2024 se registraron más de 2,2 millones de reservas de canchas, superando al tenis por amplio margen. Este fenómeno, impulsado en parte por la pandemia y la búsqueda de espacios al aire libre, ha consolidado al pádel como un epicentro de vida social.
La psicóloga especialista en relaciones de pareja, Natalia Ruzafa, explica por qué este deporte resulta tan efectivo para generar vínculos: “El pádel es un contexto ideal para conectar: hay juego, complicidad, esfuerzo compartido y energía positiva. Encontrar una misma pasión facilita los vínculos afectivos”.
Y es que, cuando el punto de partida es una pasión en común, como el deporte, la conexión emocional surge con mayor naturalidad. Para quienes desean dejar de deslizar perfiles y apostar por encuentros reales, el pádel ofrece múltiples opciones:
La clave, según expertos y usuarios, está en dejar que la conexión fluya desde la autenticidad, sin buscar forzar vínculos ni adoptar roles prefabricados.
Elige clubes con vida social activa: torneos, encuentros informales y eventos especiales aumentan las posibilidades de conocer a alguien afín.