Assange, un capítulo aún abierto para Ecuador
El australiano Julian Assange es un capítulo aún abierto en la política internacional de Ecuador, un país que hipotecó sus relaciones con algunas naciones y que no está exento de sufrir coletazos tras la salida de su incómodo inquilino.
El retiro el pasado 11 de abril del asilo al fundador de WikiLeaks y el anuncio de la suspensión de su naturalización generaron sentimientos encontrados en el concierto internacional, aunque el inevitable costo político al gobernante Lenín Moreno se ha sentido, hasta el momento, más en el ámbito nacional que en el internacional.
Casa adentro, las críticas contra Moreno y su canciller, José Valencia, llegaron con fuerza desde el ala política del expresidente Rafael Correa (2007-2017), en cuya Administración se concedió, en 2012, el asilo al australiano.
"Lenín Moreno, nefasto presidente del Ecuador, ha demostrado su miseria humana al mundo, entregando a Julián Assange -no solo asilado, sino también ciudadano ecuatoriano- a la Policía británica. Esto pone en riesgo la vida de Assange, y humilla al Ecuador", fueron las duras palabras de Correa.
No obstante, la decisión no hizo mella en el ciudadano de a pie, pues según una encuesta de la firma Cedatos, el 72 por ciento de los ecuatorianos aprueba la decisión de Moreno.
La pregunta que se hacen los analistas es si la decisión tendrá o no algún impacto a nivel internacional en el futuro, más allá de la oleada de ataques cibernéticos -40 millones- que sufrió el país tras poner fin al asilo.
Y coinciden en que, si acaso, la tensión podría subir con ciertos actores sociales y medios de comunicación que veían con buenos ojos la actividad de Assange, así como con algún país, como Rusia, que tuviera simpatías hacia el australiano.
Grupos políticos de izquierda en Europa criticaron la decisión, y cerca de 40 europarlamentarios hasta pidieron en una carta abierta a la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, que lo deje en libertad porque se trata de una "caza político-legal por parte de las autoridades estadounidenses".
Cinco días después de su detención, Assange fue distinguido en la segunda edición de los "Premios a Periodistas, Filtradores y Defensores del Derecho a la Información", que concede la izquierda del Parlamento Europeo.
"Vemos muy grave lo que pasó en la Embajada de Ecuador en Londres, con él se han llevado y detenido a una parte de la democracia europea", señalo el eurodiputado español Miguel Urbán, del partido de izquierdas Podemos.
Frente a ese posible precio, aún incierto, el analista internacional Santiago Basabe cree que la decisión puede mejorar las relaciones de Ecuador con algunos países.
En primer lugar con el Reino Unido, enfriadas desde la llegada a la embajada del australiano, que ahora espera en manos de la Justicia británica un proceso judicial por haber violado medidas cautelares y una posible extradición a EE.UU.
Ecuador aspira a llegar a un acuerdo comercial con el Reino Unido después del "brexit" (salida británica de la Unión Europea), impensable mientras continuara Assange dentro de su embajada.
En segundo lugar está Estados Unidos, que requiere al fundador de WikiLeaks por la publicación de cientos de miles de documentos secretos sobre sus actividades en diferentes frentes de guerra y sobre su comportamiento en el concierto internacional.
Por ello, Basabe cree que el retiro del asilo, que abre la vía a una posible extradición, puede mejorar también las relaciones de Quito con Washington, tensadas al extremo durante la Administración de Correa, adepto del llamado "Socialismo del Siglo XXI".
El experto considera que una nueva relación con ese país es crucial para la reestructuración del modelo económico del país, pues el tema de Assange "no era bien visto y era tomado con distancia por los organismos multilaterales de crédito", en los que Washington puede llegar a ser un importante aliado.
Apenas un mes antes de poner fin al asilo, Ecuador recibió de distintos organismos financieros una línea de crédito de 10.000 millones de dólares.
Otro ángulo que no pierde de vista Ecuador es el jurídico, tanto local como internacional, porque Assange fue nacionalizado ecuatoriano en diciembre de 2017, dentro de los intentos de la entonces canciller María Fernanda Espinosa, hoy presidenta de la Asamblea General de la ONU, de buscar una salida a su situación.
El abogado penalista Roberto Calderón teme que por, el retiro, Ecuador pueda ser "acusado de expulsar a un ciudadano ecuatoriano de su territorio o de eliminar el asilo humanitario sin un debido proceso".
El que Quito se haya desmarcado de la custodia de Assange, no lo exime de enfrentar posibles coletazos a su decisión si, eventualmente, Assange iniciara algún proceso internacional al considerar que se ha violado el derecho de no devolución a través del retiro del asilo.
Ecuador "suspendió" los efectos de su nacionalización argumentando que aparentemente se concedió de forma irregular y violando las normas para estos casos, pero la Contraloría aún debe dilucidar si la anula definitivamente, lo que algunos opositores consideran inviable.