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Ciudad de Panamá/El sistema de salud panameño no solo está enfermo: lleva 30 años colapsando. Esa es la conclusión del informe presentado por la Defensoría del Pueblo tras una exhaustiva inspección a 27 hospitales públicos en todo el país, y que hoy su titular, Eduardo Leblanc, ha puesto sobre la mesa con contundencia.
“Este no es un problema del ministro (de Salud) actual ni del director de la Caja (de Seguro Social). Es un colapso estructural que viene desde hace más de tres décadas”, afirmó Leblanc en entrevista con Noticias AM.
El diagnóstico es devastador: ascensores inoperativos desde su inauguración, salas de operaciones clausuradas, lavanderías insalubres, filtraciones en paredes, ventilación deficiente y espacios de urgencias colapsados.
En el hospital Chiriquí Fábrega, por ejemplo, el 90% de los ascensores están dañados desde que se inauguró el centro. Y recientemente, un hombre falleció allí sin recibir atención oportuna.
“¿Cómo puede ser que en pleno siglo XXI tengamos hospitales que parecen abandonados?”, lanzó Leblanc. “Esto no es negligencia aislada. Es abandono sistemático”.
El informe de la Defensoría del Pueblo revela una crisis aún más profunda: la deshumanización del servicio. Pacientes son recibidos con indiferencia, maltrato o desprecio, no solo por médicos, sino también por personal administrativo. “La primera persona que ve el paciente debería ser empática. Hoy, muchas veces, es la que más lo humilla”, señaló el defensor.
Además, persiste el caos en el abastecimiento de medicamentos. No hay coordinación entre Minsa y Caja del Seguro Social, las compras no están centralizadas y las licitaciones se caen por impugnaciones. “Y si tú no estás cotizando, te niegan la medicina. Eso no es política pública: es corrupción”, sentenció.
Otro frente crítico es la falta de especialistas en el interior. Médicos formados con recursos públicos cumplen sus años de servicio obligatorio y luego pagan para regresar a la capital. “No hay norma que los obligue a quedarse. Así perdemos talento en Coclé, Darién, Veraguas… Es un círculo vicioso”, explicó.
Leblanc fue enfático: este no es un informe para señalar dedos, sino para sentar bases de cambio. Ya fue entregado al ministro de Salud y al director de la Caja de Seguro Social (CSS).
No podemos resolverlo todo en cinco años, pero sí dejar la primera piedra: como el hospital en Panamá Oeste, que urge para una población de 700 mil personas”.
Uno de los puntos más polémicos: los pacientes no tienen representación formal en las decisiones de salud. A pesar de sus luchas, no están en la Junta Directiva de la Caja. “Deben tener voz. No somos números. Somos personas”, exigió.