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Ciudad de Panamá, Panamá/Desde hace ocho años, una maestra de preescolar ha transformado el mes de diciembre en una misión solidaria que lleva alegría, esperanza y solidaridad a niños de comunidades apartadas y de escasos recursos.
Se trata de Gladys Castro, una educadora residente en la ciudad capital que, con el apoyo de familiares, amistades y compañeros de trabajo, organiza cada año una jornada navideña dedicada a los más pequeños. La dinámica es sencilla, pero profundamente significativa: a cada colaborador se le asigna un niño, y ese “padrino” se encarga de enviarle un regalo, ya sea ropa, juguetes u otros artículos esenciales.
“Le asigno un niño y esa persona, ese padrino, le da un regalo, tanto en ropa como juguetes. Sale lo que es la comida, la bebida, la logística, cómo llevar todo eso a la escuela y entonces ese día se va y se hace entrega de los regalos a cada niño en sus manos”, explicó la docente, quien coordina cada detalle de la actividad. Gracias a donaciones de juguetes, piñatas y dulces, la maestra logra convertir estas visitas en una auténtica fiesta navideña, sobre todo para niños que, en muchos casos, no tienen oportunidades de celebrar estas fechas.
Algunas de las experiencias que más la han marcado han sido en escuelas rurales sin electricidad ni señal telefónica, donde llevó la iniciativa durante dos años consecutivos. También ha visitado centros educativos en comunidades como Capira adentro y Bonga Centro, ampliando el alcance de su labor solidaria.
Quienes han participado en la iniciativa coinciden en que la experiencia resulta profundamente emotiva. “Las veces que me he involucrado ha sido emocionante, las veces que he participado con ella también, ver los rostros de los niños tan felices, animados, los regalos que los padrinos mandan”, relató Nadia de Muñoz, amiga de la docente, a quien ha acompañado en varias ocasiones.
Para Gladys, esta actividad se ha convertido en su propósito navideño, con el que busca rescatar el verdadero significado de la Navidad: compartir con quienes más lo necesitan y promover la solidaridad más allá del consumismo.
“El ver sus caritas de emoción al abrir los regalos, a buscar la comida, a buscar las canastitas, las piñatas, los juegos que les llevamos, es una cosa que yo no cambio por nada en este mundo. Es muy bonito”, expresó. Además, hizo un llamado a la ciudadanía a sumarse a este tipo de iniciativas: “Todas las personas que tengan la oportunidad de hacerlo, que lo hagan”.
Para este año, la educadora tiene previsto llevar esta jornada de alegría a una escuela multigrado ubicada en la Mesa de San Martín, donde espera nuevamente arrancar sonrisas y regalar momentos de felicidad a decenas de niños.
Con información de Kayra Saldaña