Buhonería, dilema en las calles

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El Metro de Panamá batalla constantemente por liberar al menos el espacio de seguridad de las estaciones.

Ciudad de Panamá/En cada esquina, en cada boca calle o en cada entrada del metro hay un mundo de trabajadores informales.

Es la economía de la calle, un mercado que alimenta a miles de familias, y que también despierta dilemas. Porque entre peatones y vendedores, la acera no alcanza para todos.

Hace dos semanas, en la Avenida Central, la Alcaldía de la capital sacó a centenares de vendedores informales que ocupaban la vía.

Los que quedaron a la entrada de la calle hoy no saben qué será de ellos. En este lugar, algunos llevan más de 30 años en el oficio.

La 5 de Mayo es un gran mercado persa que bien sirve como fotografía del país que tenemos.

El Metro de Panamá batalla constantemente por liberar al menos el espacio de seguridad de las estaciones. Lo mismo pasa con la zona paga del metrobús.

La batalla por ganarse el dólar es feroz.

¿Por qué hay tantos vendedores informales en las calles?

Es una pregunta con respuestas complejas. Los especialistas apuntan a que, por un lado, está el problema de los empleos mal pagados y de la economía precaria, y por el otro, la cantidad de gente que no tiene herramientas para conseguir otra cosa.

Pero si pensaba que esto se vive solo el 5 de Mayo, está equivocado. El metro reporta que estaciones como San Miguelito, San Isidro, Cerro Viento, Nuevo Tocumen y 24 de Diciembre son las de mayor concentración de informales. A diario, personal del metro patrulla las salidas para que no queden obstaculizadas.

La tarea constante es evitar que los vendedores aumenten el espacio de 2x2 que se les asignó y bloqueen líneas pododáctiles o infraestructura clave del metro.

¿Cuál debe ser la ruta ante esta situación?

Los especialistas lanzan ideas. Intentamos preguntarle a la Alcaldía de Panamá cuál era su plan para gestionar la situación, pero nunca respondieron.

En San Isidro, algunos puestos incluso tienen medidores de la empresa de electricidad. También hay vendedores informales extranjeros, insertos en las dinámicas de pobreza de la ciudad.

La Alcaldía de San Miguelito dice que está en marcha un plan para hallar una solución.

Pero, como reconocen, la respuesta tiene que venir de la mano de múltiples instituciones. En la salida del metro, este vendedor de bollos explica por qué la calle es su única opción.

Aunque la buhonería es una expresión de la precarización de la economía y el empleo, hay vendedores que ocupan varios puestos y han hecho de esto una forma de vivir que se alimenta por los patrones de consumo de los panameños.

Muchos de los mercados construidos para organizar a los informales mueren por falta de clientes. Ante la crisis, algunos proponen que los informales se organicen y transiten hacia la formalidad y se abran paso a nuevas oportunidades.

Mientras se ensayan salidas, en Amador la batalla por el espacio público llevaba años. En enero, las autoridades removieron a los vendedores informales y la crisis escaló.

Han vuelto bajo la promesa de orden y de que pronto habrá un plan. Pero estos buhoneros piden que se les mire como personas.

Con información de Nicanor Alvarado.

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