COVID-19, una amenaza real para los pacientes con fallas cardíacas
La Organización Mundial de la Salud (OMS) pronostica que para el año 2030 unas 23.6 millones de personas morirán por alguna enfermedad cardiovascular, especialmente por cardiopatías como la falla cardíaca o por accidentes cerebro vasculares.
Ciudad de Panamá/El virus SARS-CoV-2 se convirtió en un riesgo de complicación y muerte para las personas que padecen de falla o insuficiencia cardíaca, una enfermedad que se caracteriza por la incapacidad del corazón de bombear la sangre que el organismo necesita para funcionar con normalidad.
El padecimiento que afecta a aproximadamente 64,000,000 de personas en el mundo, de los cuales se estima que 80,000 están en Panamá, se manifiesta con la falta de aire, fatiga, cansancio en reposo o al momento de realizar actividades cotidianas. En ocasiones los pacientes atribuyen estos síntomas a factores externos al funcionamiento del corazón como la falta de ejercicios, la edad, el estrés o pocas horas de sueño.
El riesgo de la Covid-19 para los que tienen un corazón frágil
El riesgo de la Covid-19 para los que tienen un corazón frágilLa pandemia de COVID-19 puso de relieve la importancia de tener controladas enfermedades cardiovasculares como la falla o insuficiencia cardíaca, dado que estudios internacionales revelaron que en las personas con este tipo de padecimientos aumenta el riesgo de quedar con secuelas, complicarse o morir al contraer la COVID-19.
El director médico para Centroamérica y el Caribe de la farmacéutica global AstraZeneca, Esteban Coto, señaló que la falla cardíaca es una pandemia que aumenta con el paso del tiempo, afecta la salud mental de quienes la padecen, demanda muchos recursos personales y de los sistemas de salud. “Es una enfermedad discapacitante de tratamiento intensivo”.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pronostica que para el año 2030 unas 23.6 millones de personas morirán por alguna enfermedad cardiovascular, especialmente por cardiopatías como la falla cardíaca o por accidentes cerebro vasculares.
No obstante, a diferencia de los infartos al miocardio, los cuales ocurren por la obstrucción súbita de una arteria coronaria que bloquea el traslado de sangre a todo el corazón, las fallas cardíacas pueden tener un origen variado.
En ese sentido, Coto informó que un ataque al corazón, diabetes o hipertensión de larga data mal controlada, la toxicidad de químicos lo cual puede ocurrir en pacientes que reciben tratamiento de quimioterapias o virus, por mencionar algunos, pueden degenerar en una falla cardíaca.
Así mismo sostuvo que con la pandemia las personas con fallas cardíacas sufren doblemente, porque por una parte no están recibiendo el diagnóstico que les permite acceder a tratamientos que mejoren su condición y le prolonguen la vida o tienen poco acceso a las atenciones, porque existen limitaciones en las instalaciones sanitarias o no acuden por no contar con un transporte seguro.
“Las personas se agotan, se cansan, sienten que no pueden hacer lo que hacían antes y se lo atribuyen a otra cosa para no enfrentar o tener que pasar por todo este proceso. Entonces, ya están con una falla cardíaca y no lo saben. Están sin diagnóstico y por lo tanto sin tratamientos”, señaló el médico.
Añadió que al momento de desarrollar la COVID-19 se complican, porque se trata de una enfermedad infecciosa con un alto componente inflamatorio, es decir que provoca una inflamación sistémica severa, la cual demanda energía del cuerpo.
“Es como si se tuviera calentura (fiebre). Tiene un aumento de la temperatura del cuerpo, se respira más rápido, la circulación es más rápida, el organismo se llena de líquidos, se sobrecarga de líquidos, se liberan un montón de químicos para la defensa del cuerpo que hay que utilizarlo y se consume mucha energía”, expresó el médico.
El resultado de la poca capacidad del corazón para bombear suficiente sangre al organismo se refleja en pacientes que llegan a salas de cuidados intensivos o mueren, mientras los que superan la enfermedad pueden quedar con secuelas que afectan al corazón.
Buenos porcentajes de recuperación
No obstante, Coto expresó, que según el país esperan que el porcentaje de afectados de la COVID-19 que queden con una secuela permanente como la falla cardíaca sea de menos del 2%. Agregó que el SARS- CoV-2 es un virus nuevo del cual están aprendiendo, pero lo que sí saben es que entre mejor condición física tenga la persona mejor le irá al momento de contagiarse.
Mientras que al referirse a las afectaciones que sobre la salud mental puede tener la falla cardíaca, Coto explicó que cuando no se controlan los síntomas se presentan las dificultades para trabajar, contribuir a la sociedad y realizar actividades recreativas.
“La persona empieza a requerir soporte o ayuda de otras personas para poder hacer actividades elementales de la vida diaria. Se reduce la capacidad de disfrutar las actividades de ocio. Aumenta el estrés de sus familiares, amigos y cuidadores. Se trata de estrés adicional porque el enfermo requiere de mayor atención”.
El cardiólogo y especialista en medicina interna, Liberato González, por su lado señaló, que entre las secuelas encontradas en pacientes que padecieron de la COVID-19 se encuentran la efusión pericárdica, una acumulación de líquidos dentro de la membrana que puede ser peligroso en algunos casos. También están la cardiopatía isquémica y la arritmia, por mencionar algunas.
No obstante, el 95% de los pacientes que quedaron con secuelas cardiovasculares se recuperan con el tratamiento y el seguimiento que se les ofrece y llegan al mismo riesgo basal o las mismas condiciones en que se encontraba el funcionamiento de su corazón antes de contraer la enfermedad.
González destacó que se han perdido (muerto) muchos pacientes que tenían establecida una enfermedad cardiovascular, como una falla cardiaca de distinta causa, isquémica, hipertensivas, entre otras. Estos pacientes, indicó González, como tenían un corazón frágil no lograron vencer la COVID-19.
“Gran parte de nuestra población mórbida con enfermedades cardiovasculares, especialmente la falla cardiaca, cae. Una prueba de esto es que un porcentaje elevado de los 6, 000 panameños que murieron como consecuencia de contraer la Covid-19 muy probablemente tenían ya establecida una enfermedad cardiovascular, entre estas la falla cardiaca”, dijo González.
Corazón, muertes y la Covid-19
El jefe del Servicio de Patología del Complejo Hospitalario Arnulfo Arias Madrid de la Caja de Seguro Social, Luigui Barrera, explicó que existen estudios que sugieren que el 80% de los casos de la COVID-19 cursan leves; del 18 a 40% pasan la enfermedad sin ningún síntoma.
No obstante, existe un 10% que se complican y se hospitalizan. Muchos de los hospitalizados terminan en salas de cuidados intensivos y desarrollan insuficiencia cardíaca, neumonía y falla renal, entre otros.
En este grupo, informó Barrera, un buen porcentaje se recupera, pero hasta un 3% de los enfermos mueren por falla múltiple de órganos (corazón, hígado, riñones, pulmones). “Puedo decir que hasta un 80% de ese 3% que fallece presenta falla cardíaca y otras fallas de órganos. Tampoco todos los complicados que hacen falla cardiaca mueren”.
Añadió que generalmente ese 3% tiene sepsis -falla orgánica múltiple de órganos y neumonía por SARS-CoV-2, es decir, Síndrome de Disfunción Orgánica Múltiple.