Amor y Orgullo
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Panamá/El Partido Panameñista, que alguna vez fue bastión del poder político en Panamá, libra hoy una batalla interna que amenaza con fracturarlo aún más. Entre reproches, acusaciones cruzadas y llamados a la renovación, la disputa por el control de la cúpula se ha convertido en un espectáculo político cargado de intriga, viejas rencillas y aspiraciones personales.
El actual presidente del colectivo, José Isabel Blandón, asegura que no se aferra al cargo, aunque no oculta su malestar con quienes lo cuestionan. “Yo puse mi cargo a disposición de la Convención desde octubre del 2024. Decir que no ha habido Convención porque yo no lo he hecho, es totalmente falso”, señaló, recordando que varios directores no apoyaron la candidatura en los pasados comicios, cuando el partido apostó por una alianza con Cambio Democrático y Rómulo Roux, que terminó en la segunda derrota consecutiva.
Blandón lanzó la pregunta incómoda que muchos en el colectivo evitan responder: ¿quiénes son los que realmente deberían renunciar?
Las tensiones escalaron cuando, desde su tribuna en el programa Política a Debate, Blandón acusó a la expresidenta Mireya Moscoso de querer entregar el partido al gobierno de José Raúl Mulino.
“Así como fue a buscar la banda presidencial a Colombia para entregársela a Mulino. Eso es lo que ella quiere hacer con el partido Panameñista, agarrar y decirle a Mulino: "Aquí te estoy entregando el partido panameñista, allí no estoy yo", sostuvo.
La respuesta de Moscoso no se hizo esperar. En entrevista con TVN Noticias lo calificó de “idiotez”: “¿Cómo lo voy a entregar si yo soy un miembro más del partido? Esa es una idiotez de él; será él quien quiera entregárselo”. Con tono desafiante, insistió en que Blandón “está tratando de que no haya convención, pero va a haber convención”.
La disputa ocurre en medio de un laberinto legal que mantiene en vilo al colectivo. El 22 de agosto, un fallo del Tribunal Electoral levantó la suspensión que impedía convocar la esperada Convención Nacional Extraordinaria. Sin embargo, apenas dos días después, el abogado Dionisio De Gracia presentó un recurso para aclarar el fallo, prolongando la incertidumbre.
En paralelo, Moscoso recordó que Juan Carlos Varela ya había advertido que “todo el directorio tenía que renunciar y hacer unas nuevas elecciones”. Y lamentó la situación actual: “Ya se ha vuelto un partido más y eso es lo que no queremos. Queremos que sea el partido del doctor Arias, que siempre fue un partido grande y, sin embargo, ahora lo vemos como un partido que ha disminuido”.
Blandón respondió con fuerza: “Una pregunta simple a la expresidenta: ¿por quién votó en el 2014, 2019 y 2024? Todo el país sabe que no lo hizo por los candidatos panameñistas. No lo ocultó”. Además, reprochó que “tan poco conoce al partido, que desconoce que el Panameñismo nunca ha tenido 500 mil inscritos. Cuando ella ganó la Presidencia en 1999, teníamos 95 mil”.
Con la convención nacional el Partido Panameñista busca renovar su cúpula y su directorio de manera transitorio para definir la hoja de ruta de cara a los comicios de 2029.
En medio de las acusaciones, nuevos nombres empiezan a ganar protagonismo en la carrera por la dirigencia. El diputado Jorge Herrera, actual presidente de la Asamblea y cercano a los Varela, ha mostrado interés, aunque afirma que quiere concluir su mandato antes de asumir un nuevo reto. Fuentes del partido confirmaron que la bancada ya le solicitó formalmente que se postule, aunque aún no ha tomado una decisión.
Si Herrera se mantiene al margen, los Varela y sus aliados podrían respaldar la candidatura de Carlos Raúl Piad, figura cercana a Moscoso que también confirmó sus aspiraciones, junto con Guillermo Willie Bermúdez, excandidato a la Alcaldía de Panamá.
Bermúdez fue claro en su posición. “Nosotros estamos buscando lo que es la renovación del partido. Es seguro que, apenas salga el proceso, yo me postulo para presidente del Partido Panameñista”. Y criticó los retrasos. “Este proceso ha sido engorroso por parte del Tribunal Electoral, que debió tomar uno o dos meses, pero ya han pasado casi siete. El partido necesita una renovación real, no parcial, porque de lo contrario terceros, con figuras del pasado, buscarán dominarlo para negociar con el gobierno”.
Piad, quien fuera jefe de campaña de José Miguel Alemán y del propio Blandón, por su parte, enfatizó que ha sostenido conversaciones con todas las corrientes internas. “Yo quiero administrar el Partido Panameñista, que las reglas estén claras para todos los candidatos. Si seguimos esperando, lo que vamos a tener básicamente es un partido que está aguardando hacer alianza, pero sin vida programática ni rumbo”. También cuestionó la falta de posicionamiento frente a temas nacionales como Río Indio o la Caja de Seguro Social, señalando que “el actual presidente da opiniones personales, no una opinión colegiada”.
No obstante, su figura arrastra críticas. Dentro del partido se le recuerda por cuestionamientos derivados de su paso como funcionario.
Así, cada bando mueve sus piezas: Moscoso impulsa a Piad, los Varela apuestan por Herrera, y Blandón resiste bajo la bandera de la renovación, aunque con la posibilidad de respaldar a Bermúdez.
Hoy, el Panameñista cuenta con 221,421 inscritos, un número que contrasta con la grandeza de antaño. Entre ironías, acusaciones y jugadas políticas, lo que está en juego no es solo una convención: es el futuro mismo de un partido que se debate entre la nostalgia y la reinvención.