Cuestión de ejecución: el dinero del Minsa y Minseg

Presupuesto del Estado

Sede del Minsa en la capital / Foto/Archivo

Ciudad de Panamá, Panamá/La construcción del presupuesto general del Estado para 2024 —por $30,690 millones— fue un proceso muy accidentado, llevando a su aprobación, a último momento, el viernes, 29 de diciembre, del año pasado. Habiendo concluido ya el primer trimestre del año corriente, ¿Cómo va hasta ahora su ejecución?

Para tal análisis, utilizaremos como referencia dos de los ministerios más grandes y que más personas emplean: aquellos de Salud y Seguridad.

Se tenía la intención de incluir al Ministerio de Educación en el análisis, pero tal entidad aún no ha publicado sus reportes de ejecución presupuestaria a marzo en su portal de transparencia. Quizás la demora obedece al salto impresionante en la asignación presupuestaria de este ministerio, la cual pasó de $2,876 millones en 2023 a $4,996 millones para este año.

Así que, por ahora, veamos las cifras de los otros dos grandes ministerios.

Minsa

Este año se asignaron $2,636 millones en presupuesto al Ministerio de Salud (Minsa).

A este monto hay que quitarle $777 millones —casi el 30%— los cuales corresponden a transferencias a otras instituciones y programas.

El Minsa financia de su presupuesto entidades como el Instituto Conmemorativo Gorgas, la Agencia Panameña de Alimentos y la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario. Además, aporta a fondos especiales, como aquel que paga la pensión vitalicia a los envenenados con dietilenglicol de 2006.

Una vez removidas las transferencias, el presupuesto del Minsa, propiamente, queda en $1,859 millones.

De estos, $1,352 millones —o 72%— corresponden al gasto de funcionamiento, como salarios y materiales. Y $506 millones corresponden a inversión.

Cabe indicar que, para este análisis, nos estaremos basando en el presupuesto aprobado originalmente y no la versión modificada, ya que lo que se desea evaluar es la ejecución de cara a la planificación original.

Al 31 de marzo de este año, el Minsa ha ejecutado —sin contar transferencias— $282 millones de su presupuesto de funcionamiento, 20% de lo programado para el año.

Esto equivale a $94 millones por mes, para los primeros tres meses del año.

¿En qué se ha ido el dinero de funcionamiento hasta ahora?

No debe sorprender que la mayor parte se haya ido en salarios, con $175 millones pagados al rubro de servicios personales.

La compra de materiales y suministros se ha llevado $69 millones mientras que los servicios no personales —alquileres, electricidad, etc.— han consumido $33 millones. El mantenimiento de maquinaria y equipo recibió $4 millones.

Veámoslo ahora por zonas de entrega de salud.

De todas los hospitales que opera el Minsa, los tres que más dinero han consumido en funcionamiento en los primeros tres meses del año han sido: el Hospital Luis Fábrega, cerca de Santiago de Veraguas, con casi $10 millones en ejecución hasta marzo, el Hospital San Miguel Arcángel en San Miguelito, con un monto similar, y el Hospital Nicolás Solano en La Chorrera, que consumió en tres meses más de $7 millones.

Cada una de estas instalaciones toma de los presupuestos de servicios personales, no personales, de materiales y mantenimiento.

Y por el lado de inversión —nuevamente, sin contar transferencias— el Minsa ha ejecutado, hasta el cierre de marzo, $293 millones o 58% del dinero disponible para este rubro.

La mayor parte —$224 millones— se gastó a través de la partida de “Construcción y Mejoramiento de Instalaciones de Salud”.

De hecho, en los primeros tres meses del año, el rubro de inversión que más dinero se llevó fue el proyecto de construcción del nuevo hospital de Colón, el cual consumió $135 millones en ese periodo, 26% del todo el presupuesto de inversión del Minsa para el año corriente.

Minseg

Para 2024, el Ministerio de Seguridad Pública (Minseg) recibió una línea presupuestaria de $946 millones, de los cuales $900 millones corresponden a funcionamiento y el resto —$46 millones— a inversión.

A diferencia del Ministerio de Salud, el Ministerio de Seguridad Pública no hace desembolsos millonarios a otras entidades —sus principales transferencias son a programas de beneficios y becas para su fuerza laboral.

Para el cierre de marzo, el Minseg había ejecutado más de $210 millones de su presupuesto de funcionamiento —23% del total de funcionamiento— y más de $36 millones en inversión —80% del total de inversión.

Igual que el Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud, la mayor parte del presupuesto del Minseg se va en servicios personales, ejecutando cerca de $148 millones en este rubro hasta el cierre de marzo.

Pero recordemos que el Ministerio de Seguridad no es una entidad monolítica, sino que está compuesto de varios servicios: la Policía Nacional, el Servicio Nacional de Fronteras, el Servicio Nacional Aeronaval y el Servicio Nacional de Migración.

En cuanto a funcionamiento, la Policía cerró marzo con un gasto de cerca de $100 millones. El servicio fronterizo costó $30 millones. La aeronaval, otros $30 millones. Y Migración, cerca de $15 millones.

El Servicio Nacional Aeronaval (Senan) es el que más dinero ha gastado en inversión este año, cerca de $15 millones.

Repaso

Existe un importante debate sobre cuál es la mejor distribución del gasto del presupuesto estatal a lo largo de un año.

Una de las posibilidades básicas —al menos en cuanto a funcionamiento— es que, a un cuarto del año, la institución se debe haber gastado un cuarto de su presupuesto.

Para el Minsa, el presupuesto de funcionamiento está cerca de los $340 millones. Para el Minseg, $225 millones.

Y según estas mismas entidades, para el cierre del primer trimestre, el Minsa ejecutó, en funcionamiento, $282 millones. Y el Minseg, $210 millones.

Estas cifras sugieren, desde un punto de vista, una ejecución por debajo de lo programado, aunque, quizás, esto es a propósito.

Según el más reciente informe de la casa calificadora Fitch —mediante el cual quitaron el grado de inversión a Panamá— los evaluadores indican que “las autoridades [panameñas] tienen la esperanza de fuertemente subejecutar el presupuesto [de 2024] para cumplir con [la Ley de Responsabilidad Social Fiscal]”.

Coda

En la última década, se han hecho múltiples esfuerzos por promover, en Panamá, la cultura del presupuesto abierto.

Tal cultura implica la comunicación transparente y oportuna del gasto del presupuesto anual del Estado entre la ciudadanía para así fomentar un sentido de propiedad y responsabilidad sobre el mismo.

Una de las organizaciones ejemplares en tal esfuerzo ha sido la Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana —Capítulo Panameño de Transparencia Internacional— la cual ha trabajado fuerte en visibilizar la importancia del monitoreo de los costos públicos y, más reciente, la supervisión de la construcción de los presupuestos nacionales.

Tales presupuestos, históricamente herramientas de control político centralizado, han comenzado a cambiar su estructura, a través de la descentralización, para responder más a las soluciones solicitadas por la población. Pero, aún permanecen varios retos severos en cuanto a su planificación y fiscalización.

Con el aumento en el costo del financiamiento del Estado —y el probable traspaso de tal costo a los bolsillos de la ciudadanía— se hace más importante el desarrollo de una cultura cívica presupuestaria, para asegurar sacarle todo el valor posible a los dólares que, cada día, se ponen más caros de conseguir.

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