TVN Investiga: Lo que la pandemia se llevó

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Hasta junio la economía panameña había caído cerca de 18%

Desde que inició la pandemia, Panamá ha pedido cerca de 6 mil millones de dólares en crédito

Al cierre del año podría haber más de 1 millón de personas en la informalidad

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En 2010, cuando gran parte del mundo todavía sufría los efectos de la llamada Gran Recesión, Panamá empezaba a crecer a ritmos nunca antes vistos. Las obras de ampliación del Canal, el gran gasto público y la llegada masiva de inversionistas construyeron la sensación de que la economía, altamente desigual, soportaría cualquier terremoto.

Hasta que llegó la pandemia y demostró que el único saldo negativo son las miles de víctimas mortales que deja a su paso.

Hasta junio la economía panameña había caído cerca de 18%. Según el Banco Mundial esta sería la cuarta vez que nuestra economía queda en negativo en los últimos 60 años. Y si la tendencia de caída continúa como hasta junio, 2020, sería la más grave caída que se ha registrado en nuestra historia.

Según el Instituto de Estadística y Censo de la Contraloría, la construcción es el sector más golpeado por la crisis, con una contracción de 89%. El de los hoteles y restaurantes ha caído 79%, y los juegos de azar 75%. El comercio y las actividades inmobiliarias se han contraído la mitad y la caída continúa en un sinfín de actividades, salvo dos: la pesca y la agricultura.

¿Cuál es el plan?

TVN Investiga hizo esa pregunta al Ministerio de Economía y Finanzas, pero pese a que la solicitud se hizo llegar incluso a la Presidencia no hubo respuestas. Respuestas que eran claves para entender el escenario en el que está la nación.

Algunos economistas aseguran que el único camino es endeudarnos: compensar la caída de ingresos, la demanda de dinero para que el Estado funcione, y para la inversión pública con dinero prestado.

Desde que inició la pandemia, Panamá ha pedido cerca de 6 mil millones de dólares en crédito. El último fue una emisión de bonos por más de $2,500 millones para pagar deuda que había que cancelar el próximo año y en 2022.

La Comisión Económica para América Latina asegura que la pandemia nos obliga a pensar en la construcción de un nuevo modelo de desarrollo mejor distribuido, que se preocupe más por las poblaciones minoritarias, por las mujeres, por los adultos mayores.

Pero para llegar allí habrá que discutir sobre uno de los grandes perjudicados por la COVID-19: el trabajo.

En 2019 había, según el Ministerio de Trabajo (Mitradel), 129 mil personas en edad de trabajar que no tenían un empleo, pero este año la cifra se multiplicará por 4.

Se espera un aumento de otros indicadores como el desempleo juvenil, que rondaba el 16%, una tasa cuatro veces mayor que el promedio de desempleados generales.

También el desempleo de mujeres jóvenes, que rondaba el 22%.

Al cierre del año podría haber más de 1 millón de personas en la informalidad.

Por la pandemia, más de 20 mil empresas suspendieron trabajadores, así que 282 mil personas se quedaron sin empleo. Según el Mitradel, hasta noviembre 30% ya había vuelto a trabajar. Pero hay provincias por debajo de ese porcentaje: en Bocas del Toro solo 20% de los suspendidos ha vuelto a su empleo, en Coclé 25% y en Panamá Oeste 26%.

En el Mitradel se registraron 13,092 nuevos contratos entre julio y octubre de este año, una cifra menor, por ejemplo, a enero de 2020, cuando solo ese mes se registraron 15 mil.

El 70% de los nuevos contratos son definidos. Cuando se ve por género, más de 8 mil 500 hombres fueron contratados, frente a las 4,500 mujeres que ganaron una plaza de empleo.

Cuando a inicios del año llegó la pandemia, ya la economía del país había entrado en desaceleración, nuestra fuerza laboral ya tenía demasiados informales, ya nuestro sistema sanitario estaba en crisis, el sistema educativo traía a cuestas un rezago de décadas, Panamá ya era uno de los países más desiguales del mundo.

La pandemia lo agravó todo y nos puso encima una dolorosa e inédita cantidad de muertes.

No importa cuánto nos cueste, ni cuánto tiempo nos tome, como sociedad debemos hacer el balance de las pérdidas sufridas, no sólo en términos materiales, evaluar las estrategias que pusimos en marcha para enfrentar la crisis, reconocer aciertos y desaciertos, y sacar las enseñanzas que correspondan.

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