Jeffrey Dahmer: el infame asesino en serie que se comía a sus víctimas

Jeffrey Dahmer

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La serie que relata las atrocidades de este asesino en serie se estrenó el pasado 21 de septiembre en Netflix y desde entonces se ha vuelto tendencia a nivel mundial. ¿Por qué le decían el “Caníbal de Milwaukee” y cuál era la razón de su sadismo incontrolable?

Su primer crimen lo cometió en 1978 con apenas 18 años y no se detuvo hasta 1991, cuando una de sus víctimas logró escapar de su apartamento. Durante esos 13 años en los que la policía tardó en apresarlo, Dahmer acabó con la vida de 17 hombres de la forma más cruel y despiadada que se pueda imaginar.

Su sadismo ha sido objeto de innumerables estudios científicos y sobre sus crímenes se han realizado decenas de series de televisión, películas y obras de teatro, sin contar los textos que se han escrito, desde reportajes hasta libros con testimonios de sus compañeros de secundaria.

Ahora, Netflix de la mano de Ryan Murphy, ha estrenado Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, una de las grandes apuestas de la plataforma para este año.

La producción dirigida y creada por Murphy, el mismo que dirigió las aclamadas American Crime Story, explora la manera brutal en la que Dahmer cometió sus infames crímenes. Sin embargo, la serie de diez capítulos, ha provocado fuerte críticas de las familias de las víctimas por considerar que se enfoca 'demasiado' en el cruel protagonista y deja de lado el sufrimiento de las víctimas.

Pero, ¿cómo es que Dahmer se convirtió en un brutal asesino?

Sin duda, es una de las preguntas más enigmáticas de las autoridades policiales y los médicos que trataron a Dahmer, pues a diferencia de la mayoría de los asesinos seriales, Jeffrey creció en el seno de una familia funcional, aunque se sabe que durante su infancia presenció constantes discusiones entre sus padres que posteriormente pudieron afectarle emocionalmente.

No obstante, algunos biógrafos aseguran que el comportamiento de Dahmer tuvo un cambio radical a la edad de 10 años cuando desarrolló un gusto por diseccionar animales muertos. Muchos de ellos los tomaba de los que perecían atropellados por vehículos en las autopistas cerca de su casa.

De acuerdo al propio relato de Dahmer ante las autoridades, que fue posteriormente publicado en reportajes locales, el divorcio de sus padres, ocurrido cuando estaba a punto de graduarse de la secundaria, ahondó más esa sensación de abandono que habían visto sus maestros durante su infancia.

En 1978, a los 18 años se mudó a su departamento en Milwaukee y es allí donde despertó el monstruo que dormía en su interior. Al día siguiente, le ofreció 50 dólares a un chico de 13 años para que fuera modelo de sus fotografías. Dahmer intentó abusar del menor, pero la víctima escapó y lo denunció. Por este caso, Dahmer pasó apenas 10 meses en prisión.

Ese mismo año, Jeffrey mató a su primera víctima, un joven de 18 años llamado Steven Hicks, que se dirigía a un concierto cerca del lugar donde vivía Dahmer.

Dahmer, lo encontró en una vía cercana cuando manejaba su vehículo y le ofreció llevarlo al concierto, no sin antes invitarlo a su casa a tomar un trago.

Estando allí le propinó dos golpes en la cabeza con una pesa que usaba para ejercitarse. Dahmer le explicaría muchos años después a la policía que la razón por la que golpeó a Hicks era porque estaba ansioso por irse al concierto y no quería quedarse haciéndole compañía a él.

A partir de ese momento y hasta 1991, Jeffrey Dahmer mató un total de 17 jóvenes a los que abusó sexualmente y cometió necrofilia y canibalismo.

El 22 de julio de 1991, Tracy Edwards, su última víctima, consiguió escapar esposado. La policía lo vio y decidieron investigar. Cuando llegaron al apartamento del hombre que lo había secuestrado se encontraron con una escena macabra. Una cabeza humana en el refrigerador, dos bolsas en el congelador que contenían un corazón humano y unos genitales masculinos. En la recámara se encontraron cinco cráneos y diversos objetos como cuchillos, sierras y martillos, así como fotos detallando procesos de desmembración de cuerpos humanos. En otro cajón se encontró un esqueleto completo con los huesos limpiados con cloro, un cuero cabelludo disecado y un tambor de 260 litros lleno de ácido con tres torsos y otras partes humanas.

Aunque en principio, los psiquiatras que lo atendieron le diagnosticaron un trastorno límite de la personalidad, Dahmer finalmente fue declarado mentalmente sano por lo que fue acusado y condenado a 15 cadenas perpetuas consecutivas.

Polémica y controversia

La ola de críticas a la que se ha enfrentado la serie llegan desde todos los flancos. Como describe Infobae, "no son pocos críticos los que la descalifican. El más duro de todos quizás haya sido Stuart Heritage, de The Guardian, que la calificó de “casi nauseabundamente inmirable”.

Daniel Fienberg, uno de los grandes críticos de The Hollywood Reporter, definió la miniserie como una “mezcolanza exasperante”, y agregó que “reducir a la mayoría de las víctimas y sus familias a su dolor está más cerca de explotar ese dolor que honrar cualquier recuerdo”.

Anne E. Schwartz, la cronista policial que reveló la historia de los crímenes de Dahmer en 1991, dijo que la serie se había tomado “muchas licencias artísticas y sacrificado la precisión por el drama”. Y agregó: “la descripción de los policías de la ciudad como racistas y homofóbicos es incorrecta”.

Pero las descalificaciones más fuertes llegaron del lado de los familiares de las víctimas: “insensible”, “dura y sin cuidado”, “irrespetuosa con los muertos”, son algunos de los calificativos.

Lo cierto es que de momento, la serie acumula más de 200 millones de reproducciones y es el programa número 1 de Netflix en más de 60 países.

*Con información de Infobae/Daniel Cecchini*

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