Steven Spielberg revela las tres películas que casi lo vencen: 'Sobreviví'

No solo es uno de los directores más influyentes de la historia del cine, también es un sobreviviente de su propia leyenda.

Steven Spielberg / AFP

Aunque su nombre se asocia con éxitos monumentales, producciones impecables y escenas icónicas, hay una parte poco conocida de su carrera: las películas que lo empujaron al límite. En declaraciones recientes recogidas por Far Out, el realizador de E.T., Jurassic Park y Schindler’s List reveló sin filtros cuáles han sido, en sus propias palabras, “las tres películas más difíciles de mi carrera”: Tiburón (1975), Rescatando al soldado Ryan (1998) y Ready Player One (2018).

1. Tiburón

Con apenas 28 años, Spielberg se enfrentó al rodaje que marcaría para siempre su trayectoria y la historia del cine: Tiburón. La producción, ambientada en mar abierto, fue una pesadilla técnica. El tiburón mecánico, apodado “Bruce”, se averiaba constantemente al entrar en contacto con el agua salada, y muchos días de rodaje se perdieron por problemas logísticos o condiciones climáticas extremas.

“Sobreviví a Tiburón”, ha dicho Spielberg en más de una entrevista, casi como si recordara una guerra personal. La frase no es una hipérbole: el estrés de trabajar con un calendario desbordado, un presupuesto que se duplicó y la presión del estudio casi lo hacen abandonar.

Paradójicamente, los fallos del tiburón se convirtieron en una ventaja narrativa. Spielberg se vio obligado a sugerir más que mostrar, lo que derivó en una atmósfera de tensión magistral. El resultado no solo fue un éxito rotundo, sino también el nacimiento del blockbuster moderno.

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2. Rescatando al soldado Ryan

En 1998, Spielberg decidió llevar al cine el desembarco en Normandía durante la Segunda Guerra Mundial con una crudeza nunca antes vista. Rescatando al soldado Ryan no solo demandó una logística extrema, con una escena inicial de más de 20 minutos grabada con explosiones reales, decenas de cámaras y cientos de extras, también representó un reto emocional sin precedentes para el director.

“Había una responsabilidad moral. No podía permitirme romantizar la guerra”, explicó Spielberg, quien se sumergió en relatos de veteranos y documentación original para alcanzar un nivel de veracidad abrumador. El rodaje dejó una marca profunda en él: “Fue emocionalmente devastador. A veces lloraba después de filmar”.

El resultado fue una obra maestra aclamada por el Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos, que la calificó como una de las representaciones más fieles del horror bélico. Pero para Spielberg, fue también un viaje personal doloroso: un homenaje cinematográfico que le costó noches de sueño y un desgaste psicológico palpable.

3. Ready Player One

A los 71 años, Spielberg aceptó dirigir Ready Player One, una película basada en la novela de Ernest Cline ambientada en un universo virtual conocido como OASIS. El reto no fue físico ni emocional esta vez, sino conceptual: el mundo que debía construir era casi enteramente digital.

“Me agotaba solo pensar en lo que venía si aceptaba”, confesó Spielberg. Incluso bromeó con que un director veinteañero podría haber aceptado sin miedo simplemente por no prever todo lo que podía salir mal. Pero él sí lo sabía.

La producción exigió el dominio de nuevas tecnologías como la captura de movimiento, la animación hiperrealista y la integración de cientos de referencias culturales de los años 80. Además, tenía que satisfacer a una audiencia joven y extremadamente exigente.

“Fue como aprender a dirigir de nuevo”, dijo. A pesar del enorme esfuerzo que lo llevó a coordinar dos mundos paralelos, uno físico y otro completamente virtual, Spielberg cumplió la misión y entregó un espectáculo visual que fue aclamado por su capacidad de conectar generaciones a través de la nostalgia digital.

A sus 77 años, el director de La lista de Schindler sigue reinventándose, pero también se da permiso para mirar hacia atrás y reconocer que incluso los más grandes han tenido que pelear para mantenerse a flote. Y que algunas películas, aunque triunfen en la taquilla, dejan cicatrices detrás de cámaras. “Estas fueron las tres más difíciles… en ese orden”, dijo con sinceridad.

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