Desorden: el 'defecto' que comparten las mentes más brillantes, según la ciencia

Durante años, la cultura popular nos ha vendido la imagen del genio meticuloso, encerrado en un despacho impecable, rodeado de libros perfectamente alineados.

Desorden
Tal vez, la próxima vez que vea un escritorio revuelto, esté mirando el taller de una mente brillante. / IA - META

Sin embargo, diversas investigaciones han revelado que la realidad es mucho menos pulcra: muchas de las personas más inteligentes y creativas son desordenadas.

Sí, ese escritorio lleno de papeles, tazas olvidadas y objetos fuera de lugar podría ser más que simple dejadez. La ciencia sugiere que el desorden puede actuar como un catalizador para el pensamiento innovador, desafiando la creencia de que solo un entorno perfectamente organizado conduce al éxito.

Un experimento de la Universidad de Minnesota comparó el comportamiento de personas que trabajaban en espacios extremadamente ordenados frente a otros con cierto caos visual. Los resultados sorprendieron: los entornos limpios fomentaban decisiones socialmente correctas, como elegir comidas saludables o hacer donaciones, mientras que los espacios desordenados estimulaban ideas originales y enfoques menos convencionales.

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En palabras simples, el orden parecía reforzar la conformidad, mientras que el desorden encendía la chispa creativa.

Arif Dalvi, neurólogo del Instituto de Neurociencia de Palm Beach, explica que el desorden puede ser la consecuencia natural de una mente ocupada en procesos intelectuales complejos. “Para muchos, el entorno es útil en la medida en que responde a sus necesidades cognitivas, no a criterios estéticos”, afirma.

La historia ofrece ejemplos contundentes. Albert Einstein trabajaba en un escritorio abarrotado de papeles y objetos, lo que se convirtió en un símbolo del “genio desorganizado”. Este tipo de entorno, lejos de ser un obstáculo, puede funcionar como un estímulo visual similar al ruido de fondo que favorece la creatividad.

De hecho, un estudio de la Universidad de Columbia (Reino Unido) encontró que un nivel medio de ruido ambiental, como el de una cafetería, favorece el pensamiento abstracto y las ideas innovadoras. El caos visual podría generar un efecto equivalente: romper la rutina mental y abrir paso a nuevas perspectivas.

Conviene dejar claro que el desorden no genera inteligencia. Más bien, quienes poseen un pensamiento altamente creativo tienden a relegar el orden en favor de tareas más importantes para ellos.

Entre los rasgos comunes de estas personas se encuentran:

  • Alta tolerancia al caos visual.
  • Priorización de la funcionalidad sobre la estética.
  • Capacidad para ignorar distracciones irrelevantes.
  • Rechazo a normas rígidas en favor de métodos propios.

En definitiva, lo que para muchos es un defecto, para otros es simplemente una forma distinta, y efectiva, de procesar el mundo. Tal vez, la próxima vez que vea un escritorio revuelto, esté mirando el taller de una mente brillante.

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