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¿Qué haría El Vaticano si un ser de otro planeta solicitara ser incorporado al catolicismo?

La discusión sobre la posibilidad de vida en otros planetas ya no es exclusiva de científicos y aficionados a la astronomía.

Ciudad del Vaticano
Ciudad del Vaticano / AFP

Ahora también se abre paso en el corazón de la Iglesia católica. Con el reciente nombramiento del sacerdote jesuita Richard Anthony D’Souza como director de la Specola Vaticana, el histórico Observatorio Astronómico del Vaticano, el debate se ha reactivado con fuerza, especialmente tras sus declaraciones sobre cómo enfrentaría un eventual contacto con inteligencia extraterrestre.

D’Souza, de 47 años, fue nombrado por el Papa León XIV como sucesor de Guy Consolmagno, quien encabezó la institución desde 2015. Científico y sacerdote, el nuevo director proviene de una familia cristiana de Goa, antigua colonia portuguesa en la India, y combina una sólida formación en astrofísica con vocación religiosa. Se ordenó en 2011, es licenciado en Física con especialización en formación y evolución de galaxias, doctor en el prestigioso Instituto Max Planck de Múnich, Alemania, y cuenta con un posdoctorado en la Universidad de Michigan.

Su perfil académico, al igual que su misión dentro de la Iglesia, lo ubica en un punto singular: el cruce entre fe y ciencia. Y desde ese lugar planteó una reflexión que ha generado debate mundial. Consultado en una entrevista citada por The Telegraph sobre un posible encuentro con vida inteligente más allá de la Tierra, el astrónomo no dudó en afirmar que la humanidad y la religión deberían prepararse para un cambio profundo.

D’Souza aseguró que, si un ser de otro planeta solicitara ser incorporado al catolicismo, él no tendría objeciones en administrarle el sacramento del bautismo. Su respuesta fue directa: “Sí, sí. La teología tendría que reinventarse y tomar en cuenta a estos otros seres. Todos son parte de la creación de Dios”.

Para el sacerdote, reconocer la posibilidad de otras criaturas creadas por Dios no contradice los fundamentos de la fe cristiana. Por el contrario, los expande. En sus palabras, estos posibles seres también “tendrían derecho a unirse a la fe católica”.

D’Souza insiste en que la ciencia y la religión no están en competencia. Para él, ambas buscan comprender el sentido y origen del universo desde perspectivas complementarias. Al abordar la teoría del Big Bang, origen científico del cosmos hace 13.800 millones de años, señaló que no existe incompatibilidad con la visión teológica de un Creador.

“Creo en un Creador benévolo. Él está detrás de todo”: El sacerdote recordó que el padre belga Georges Lemaître, también sacerdote católico, formuló la teoría del Big Bang en 1927, enfrentando resistencia de ciertos sectores científicos escépticos frente a la idea de un universo con un inicio: “La teoría del Big Bang es un concepto muy católico. De hecho, las ideas de Lemaître fueron menospreciadas por los científicos ateos. No les gustaba la idea de un universo con un comienzo. Preferían verlo como una constante.”

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Este argumento, señala D’Souza, demuestra que la tradición intelectual católica ha contribuido al desarrollo de la cosmología moderna.

Desde su ingreso al Observatorio Vaticano en 2016, el sacerdote astrónomo ha realizado publicaciones especializadas en revistas científicas y ha ganado reconocimiento internacional. Tanto así que un asteroide del cinturón principal, ubicado entre Marte y Júpiter y del tamaño aproximado de Manhattan, fue bautizado en su honor: D’Souza 27397.

El nombramiento de D’Souza marca un capítulo relevante para la relación histórica entre la Iglesia y la ciencia. Sus declaraciones no buscan provocar, sino plantear una cuestión inevitable en un mundo que se expande tecnológicamente y que explora los confines del cosmos con instrumentos cada vez más sofisticados: si un día la humanidad confirma la existencia de vida inteligente fuera de la Tierra, la fe como la ciencia tendrán que evolucionar para comprenderla.

Así, mientras la humanidad continúa escudriñando el universo, el Vaticano también prepara sus preguntas y sus posibles sacramentos para quienes puedan estar esperándonos más allá de las estrellas.

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