Repetición: Jelou!
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Vivian Wilson, hija transgénero del magnate, sorprendió al debutar como modelo profesional en desfiles de alto perfil.
Con tan solo 21 años, la joven se robó la atención de diseñadores, medios y asistentes, no solo por su porte en la pasarela, sino también por cómo ha decidido construir su propio futuro, pese a la compleja relación que mantiene con su padre, considerado uno de los hombres más ricos del planeta.
Su primera aparición fue en el show “Miss Estados Unidos 1991” de Alexis Bittar, un diseñador reconocido por su estilo irreverente y sus mensajes cargados de simbolismo político y social. En entrevista con Page Six, Bittar explicó: “Seleccioné deliberadamente a cada concursante para que representara un estado de Estados Unidos, donde los derechos de las personas trans están bajo jaque”. La elección de Vivian como representante de Carolina del Sur no fue casual: el diseñador quiso visibilizar la atención mediática que ella ha recibido, especialmente tras las tensiones públicas con su padre, quien llegó a decir que, para él, estaba muerta.
En redes sociales, Bittar añadió que organizó este show con la intención de narrar una historia sobre “misoginia, depredadores desenfrenados, cosificación y derechos trans”, convirtiendo el desfile en un acto de reivindicación social.
Pero el trabajo de Vivian no se limitó a una sola pasarela. También compartió en sus redes su participación en el desfile de Prabal Gurung, donde se presentó la colección primavera-verano 2026. Allí, su presencia fue señalada como una de las más destacadas, consolidando su imagen como una modelo en ascenso.
Aunque su apellido la vincule con una de las mayores fortunas del mundo, la realidad de Vivian es muy distinta a la que muchos podrían imaginar. En varias entrevistas, ha explicado que vive sin ayuda económica de Musk y que atraviesa una situación financiera complicada. “La gente lo asume, pero no dispongo de una gran fortuna”, señaló, al tiempo que reveló que actualmente comparte un departamento con tres amigas “porque es más barato”.
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Su forma de vida refleja un contraste abismal con el estilo millonario de su padre. Ella misma ha aclarado que no desea seguir ese camino. “Puedo permitirme comer. Tengo amigos, un refugio y algunos ingresos disponibles, lo cual es una gran ventaja y mucho más afortunado que la mayoría de la gente de mi edad en Los Ángeles. No quiero ser súper rica”, expresó.
Más allá de las dificultades económicas, Vivian ha enfrentado otro reto: el acoso mediático y digital. Desde que anunció su transición de género y se distanció públicamente de Elon Musk, afirma que se ha convertido en blanco de ataques en redes sociales. Sus palabras reflejan un escenario difícil: “He usado disfraces para no ser reconocida en la calle”, confesó, explicando que, ante los mensajes de odio y las críticas constantes, ha tenido que volverse una persona más reservada.
Este tipo de presión, asegura, la ha orillado a vivir con discreción y a mantener distancia del ruido mediático que rodea a su padre.
El debut de Vivian Wilson en la Semana de la Moda de Nueva York no es solo un logro personal en el mundo del modelaje, sino también un símbolo de resiliencia. En un escenario global donde el apellido Musk genera titulares relacionados con innovación tecnológica, millonarias inversiones y polémicas en redes sociales, ella busca abrirse camino con un relato propio.
Su historia refleja la determinación de una joven que, a pesar del peso mediático de su origen familiar y de las diferencias con su padre, ha decidido proyectarse en la industria de la moda, transmitir un mensaje de independencia y convertirse en voz de visibilidad para las personas trans.
En medio de las luces de la pasarela y las sombras de una vida marcada por la distancia con Elon Musk, Vivian Wilson demuestra que no necesita el respaldo del hombre más rico del mundo para brillar con luz propia.