Bob Dylan | La tentación secreta e insólita obsesión del artista

En medio de giras mundiales, conciertos multitudinarios y una carrera que definió el rumbo de la música del siglo XX, guardaba un gusto muy particular que pocos conocían hasta ahora.

Bob Dylan.
Bob Dylan. / AFP

La revelación vino de la mano del fotógrafo británico Danny Clifford, quien trabajó como fotógrafo oficial durante la gira estadounidense del músico en 1978.

Clifford, que por entonces tenía apenas 20 años, recordó que Dylan quedó fascinado con un clásico de la repostería británica: las Jaffa Cakes, unas pequeñas delicias elaboradas por McVitie’s desde 1927.

“Saqué mi pequeña caja de Jaffa Cakes y se las ofrecí a Bob y Paul… inmediatamente se engancharon. Bob se rió y dijo: ‘¿Por qué esto es un pastel? Es una galleta, ¿verdad?’”, contó Clifford en una entrevista para Mirror UK.

La conexión fue instantánea. Tanto Dylan como su publicista Paul Wasserman se abalanzaron sobre el paquete, terminándolo en minutos. “No tenía una respuesta honesta más que pedirle que no se los comiera todos. Solo tenía un paquete. Bob y su hombre de relaciones públicas se los tragaron rápidamente”, añadió el fotógrafo.

La anécdota también dejó entrever el humor travieso del premio Nobel de Literatura. “Bob pensó que era divertido mientras lentamente seguía tratando de distraerme pidiéndome que sostuviera las diapositivas en color, mientras él silenciosamente tomaba otra Jaffa Cake. Sabía lo que estaba haciendo. Sin embargo, él era el jefe, y eso lo divirtió a él y a Wasserman”, relató Clifford.

En vísperas del 84º cumpleaños de Dylan, celebrado el pasado fin de semana, Clifford confesó que estuvo tentado de enviarle varias cajas del dulce que tanto le gustaba, aunque sospecha que el músico pasó la fecha en la intimidad de su hogar en California.

Las Jaffa Cakes deben su nombre a las naranjas Jaffa que dan sabor a su centro de mermelada. Su receta combina azúcar y aceite de mandarina para crear una capa brillante y aromática. En 1991, fueron protagonistas de una batalla legal en Reino Unido para definir si debían considerarse pasteles o galletas a efectos de impuestos. McVitie’s defendió que eran pasteles, ya que se endurecen al ponerse rancias, a diferencia de las galletas, que se ablandan. La empresa ganó el caso.

Más allá de su afición por los dulces británicos, Dylan vivió momentos de profunda crisis artística en los años sesenta. En entrevistas, admitió que estuvo a punto de abandonar la música, agotado por las expectativas y el peso del título “Voz de una Generación”.

“Iba a dejar de cantar. Estaba muy agotado, pero ‘Like a Rolling Stone’ lo cambió todo. Me gustaba a mí mismo por primera vez”, confesó en Playboy.

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Ese tema, lanzado en 1965, condensaba frustración y lucidez, liberándolo del papel de profeta cultural que nunca buscó. Entre 1965 y 1966 publicó tres discos legendarios Bringing It All Back Home, Highway 61 Revisited y Blonde on Blonde en solo 15 meses, cimentando su legado.

Su inspiración venía de lejos. En 1959, con 17 años, asistió a un concierto de Buddy Holly en Duluth, Minnesota. Tres días después, Holly moría en un accidente aéreo. “Vi a Buddy Holly dos o tres noches antes de que muriera. Era increíble. Nunca olvidaré esa imagen”, recordó en Rolling Stone.

Ese fugaz encuentro selló su camino como artista y lo impulsó a seguir el legado de Woody Guthrie, recorriendo Estados Unidos hasta llegar a Nueva York. Y, aunque la historia de Dylan está marcada por versos, escenarios y discos inmortales, un detalle tan pequeño como una caja de Jaffa Cakes demuestra que incluso las leyendas del rock tienen debilidades tan dulces como terrenales.

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