El refugio de Florinda Meza: así es la mansión que guarda los secretos de Chespirito

La figura de Florinda Meza, inmortalizada por su interpretación de Doña Florinda en El Chavo del 8, ha vuelto a capturar el interés del público. Esta vez, no por una nueva producción o entrevista polémica, sino por la revelación del interior de la que fuera su casa durante décadas junto a Roberto Gómez Bolaños, Chespirito. Lejos de ser simplemente una propiedad de lujo, la residencia se ha convertido en un lugar de memoria y homenaje al creador de algunos de los personajes más queridos de la televisión latinoamericana.

Ubicada en la colonia Insurgentes San Borja, al sur de la Ciudad de México, esta mansión no solo destaca por su arquitectura clásica y elegante, sino también por la historia que contiene entre sus muros. Fue allí donde Gómez Bolaños y Meza compartieron gran parte de su vida en común, y donde ella aún reside tras la muerte del comediante en 2014.

“Es un caserón… eran seis hijos y doce nietos”: En declaraciones ofrecidas a una emisora de radio brasileña, Florinda Meza describió el tamaño de la propiedad con palabras cargadas de nostalgia: “Es una casa enorme ¡Imagínate!, son seis hijos y doce nietos, y cuando había festividades y se reunían todos, pues, necesitaba mucha casa, es un caserón”.

Aunque el inmueble se encuentra en una zona de alta plusvalía, Meza sorprendió a muchos al calificarla como una “colonia proletaria”, una afirmación que generó controversia en redes sociales. Y es que Insurgentes San Borja colinda con la exclusiva colonia Del Valle, conocida por su ambiente residencial, calles arboladas y propiedades valuadas en cifras millonarias. Sus palabras fueron interpretadas por algunos usuarios como una manera de restar importancia a su nivel de vida, aunque su historia revela una vida marcada más por el arte que por el lujo.

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Un video grabado por la televisión brasileña en 2017, recientemente rescatado por fanáticos, mostró el interior de la mansión. En él se observan varias de las estancias de la casa: al menos siete habitaciones, una biblioteca, un salón de trabajo y una sala conmemorativa donde se exhiben los premios y reconocimientos obtenidos por Gómez Bolaños.

Las paredes están adornadas con retratos, fotografías familiares y objetos personales. Muñecos de El Chavo del 8, El Chapulín Colorado y otros personajes emblemáticos reposan en vitrinas, mientras que estantes repletos de libros de teatro revelan la pasión de Chespirito por las letras y su disciplina como guionista.

El jardín también forma parte del encanto de la residencia. Rodeado de áreas verdes, fuentes y espacios para el descanso, este lugar ofrece una serenidad que, sin embargo, no logra disipar del todo la ausencia que Meza siente desde que su esposo partió.

Aunque los últimos años de vida del comediante transcurrieron en Cancún, donde la pareja tenía otra propiedad, Florinda Meza decidió regresar a su antiguo hogar tras enviudar. Según ha dicho, ahora vive sola, acompañada únicamente por sus mascotas. A sus 75 años, reconoce que la soledad ha sido uno de los desafíos más duros de su vida actual, pese a poseer un considerable patrimonio.

Además de las pérdidas emocionales, Meza ha enfrentado tensiones legales por los derechos de los programas de su esposo. Aunque nunca ha dejado de trabajar, ha sido cautelosa al referirse a su situación económica y ha subrayado en varias ocasiones que su vida no es tan opulenta como muchos imaginan: “No es una vida de lujos extremos. Es una casa pensada para una familia grande, no para el derroche”, ha enfatizado en varias entrevistas.

La mansión de Florinda Meza no es simplemente una residencia; es un espacio cargado de historia, de símbolos, de amor y de arte. En cada habitación, en cada fotografía y en cada muñeco de Chespirito, late la memoria de una de las duplas más emblemáticas de la televisión mexicana.

Más que lujo, lo que habita en esa casa es la permanencia de un legado que marcó generaciones. Y Florinda Meza, a pesar de la ausencia, continúa ahí: viviendo entre recuerdos, honrando en silencio al hombre con quien compartió no solo el hogar, sino una vida entera de comedia, trabajo y amor.