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Este comportamiento, conocido como phubbing, ignorar a alguien para mirar el teléfono, avanza silenciosamente en parejas, familias y vínculos afectivos. Aunque parezca un gesto menor, especialistas advierten que su efecto acumulado puede deteriorar la calidad emocional de cualquier relación.
El phubbing aparece cuando una persona revisa su teléfono casi por inercia durante un momento de interacción significativa: mirar mensajes, deslizar notificaciones o “buscar algo rápido”. Lo preocupante es que muchas de estas acciones se realizan sin plena conciencia del impacto que generan.
La BBC ha señalado que estas interrupciones recurrentes pueden hacer que la otra persona se sienta ignorada, especialmente en relaciones románticas, donde la falta de atención se interpreta como desinterés o desconexión afectiva. En el hogar, este patrón puede convertirse en una grieta emocional constante que afecta tanto a adultos como a niños.
La psicóloga Claire Hart, profesora asociada de Psicología en la Universidad de Southampton, dirigió un estudio con 196 participantes para comprender cómo el phubbing influye en la satisfacción de pareja. Sus hallazgos fueron claros: “Cuanto más siente una persona que su pareja la deja de lado por el teléfono, peor tiende a ser la calidad de la relación”.
Hart aclara que cada individuo reacciona de forma distinta según su personalidad, pero subraya un punto crítico: sentirse ignorado activa respuestas defensivas que pueden escalar el conflicto. La académica advierte que estas emociones negativas a menudo generan mecanismos de “equilibrio”, que lejos de mejorar la situación, la empeoran. Como explica: Esto puede derivar en “represalias”, como que cada persona tome también su teléfono, creando una dinámica en la que ambos miembros se sienten rechazados o menos valorados.
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Ese círculo vicioso termina dejando a las parejas más desconectadas que nunca, aun cuando estén sentadas una al lado de la otra.
El problema no se queda en la vida romántica. Cuando este comportamiento se normaliza en el hogar, los más afectados suelen ser los niños. El uso excesivo del celular por parte de los padres envía mensajes implícitos que impactan en la seguridad emocional de los hijos.
La distracción constante puede debilitar la relación con los más pequeños y afectar la autoestima de los mayores, quienes suelen interpretar la falta de atención como una señal de desvalorización. Los especialistas advierten que, para un niño, el mensaje no es “mi papá o mamá está ocupado”, sino “no soy importante”.
La doctora Kaitlyn Regehr, profesora asociada del University College London, propone una herramienta práctica para disminuir el phubbing sin imponer reglas rígidas. Su método consiste en verbalizar la razón por la cual se toma el celular durante una interacción cercana.
Según explica Regehr: Esta transparencia “evita que la otra persona se sienta ignorada” y ayuda a quien usa el dispositivo a mantenerse responsable, pues reduce la tentación de continuar navegando o desplazándose sin fin.
Este gesto, aunque simple, genera claridad, reduce malentendidos y evita que las personas interpreten el uso del teléfono como una falta de interés.
El phubbing no es inevitable. Con conciencia, límites sanos y hábitos compartidos, es posible volver a priorizar la presencia sobre la pantalla. La ciencia es clara: lo que deteriora las relaciones no es el celular en sí, sino la desconexión emocional que genera cuando sustituye la atención humana.