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La artista fue trasladada al centro médico después de sufrir varios episodios de ansiedad, lo que motivó su hospitalización inmediata. Aunque por el momento no se ha informado sobre la evolución de su estado, fuentes cercanas confirman que continúa bajo observación médica.
La situación ha generado un fuerte impacto mediático, no solo por lo repentino del ingreso, sino también por el historial clínico que Sheila ha enfrentado en los últimos años. Quien sí ha dado un paso al frente es su madre, Lourdes Ornelas, que acudió al hospital tan pronto como fue informada. Testigos la vieron entrar al centro médico “con gesto serio, sin declaraciones y centrada únicamente en acceder al interior del hospital”. Su presencia, discreta pero firme, confirma que continúa acompañando de cerca a su hija, como ha hecho en los momentos más difíciles.
Este ingreso reaviva todas las alertas sobre la situación de Sheila, cuyo estado de salud ha sido delicado durante casi un lustro. Según se recuerda, en 2021 sufrió una neumonía que la llevó a permanecer en la UCI durante semanas, un episodio que preocupó profundamente a su entorno. Meses después, volvió a ser atendida tras sufrir un microinfarto cerebral, complicación que marcó un antes y un después en su estabilidad física.
Los problemas no se han limitado al ámbito médico. A finales de 2023, personas cercanas intentaron que Sheila ingresara en un centro especializado en adicciones, una medida que consideraban necesaria para su bienestar. Sin embargo, finalmente no accedió a hacerlo, decisión que mantuvo en alerta tanto a especialistas como a allegados.
Desde que inició su transición de género y adoptó públicamente su identidad como Sheila Devil, su actividad en redes sociales se convirtió en tema de debate, a menudo acompañado de una profunda preocupación por parte de seguidores y expertos. Sus publicaciones mostraban un deterioro físico evidente y un entorno doméstico completamente desordenado, imágenes que hicieron sonar todas las alarmas y abrieron discusiones sobre su salud mental y las condiciones en las que vivía.
A esta exposición constante se sumó un episodio que volvió a situarla en el centro de la controversia: su detención a comienzos de año, después de que la Guardia Civil incautara 12 gramos de cocaína, tal como reveló el programa TardeAR. Este incidente no solo intensificó la atención mediática sobre la artista, sino que también aumentó la presión sobre su ya frágil situación personal.
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En medio de este escenario, Lourdes Ornelas ha tratado de manejar la delicada situación de su hija con prudencia. En diversas entrevistas recientes, ha explicado que su enfoque no es dramatizar, sino acompañar. Ha reiterado que su prioridad absoluta es estar presente cuando Sheila lo necesita. En sus palabras, lo importante es “acompañar a su hija cuando esta lo necesita”, postura que ha mantenido aun cuando ha preferido no hacer declaraciones públicas en esta ocasión.
Hoy, su presencia silenciosa en el Puerta de Hierro refleja esa misma convicción. Mientras Sheila Devil continúa ingresada, su madre permanece a su lado, sin cámaras, sin polémicas, simplemente cumpliendo su papel más esencial: el de apoyo constante.
La incertidumbre sobre el estado actual de la artista mantiene en vilo a seguidores y especialistas, que esperan novedades oficiales en las próximas horas. Por ahora, lo cierto es que este nuevo ingreso vuelve a dejar al descubierto la vulnerabilidad de Sheila y la necesidad urgente de atención integral para estabilizar su salud física, mental y emocional.