Series de crímenes: Psicología advierte sobre sus riesgos ocultos en la salud mental
Las producciones de true crime y ficciones sobre asesinos en serie se han convertido en un fenómeno cultural, con millones de espectadores en todo el mundo.
Lo que para muchos es un simple pasatiempo nocturno podría, según la psicología, tener un trasfondo mucho más complejo y preocupante.
La psicóloga clínica Thema Bryant advierte que la aparente relajación que algunas personas experimentan al ver series de crímenes antes de dormir puede estar vinculada a experiencias traumáticas pasadas. En sus palabras: “Si tu idea de relajarte antes de dormir es ver episodios de crímenes reales, te animaría a reflexionar sobre por qué el trauma te relaja”.
De acuerdo con estudios recientes, las mujeres representan cerca del 60% de la audiencia del género true crime, lo que ha despertado el interés de expertos en comportamiento humano. Aunque podría parecer una simple preferencia de contenido, muchos especialistas sugieren que la conexión va más allá: para algunos espectadores, este tipo de relatos funciona como una preparación psicológica frente a posibles amenazas.
La doctora Bryant explica que quienes crecieron en entornos de alto estrés tienden a confundir la calma con el aburrimiento. En consecuencia, las narrativas cargadas de tensión y peligro les resultan familiares, generando una falsa sensación de normalidad. Este fenómeno también se observa en el hecho de que muchas personas que logran superar sus traumas pierden el interés en consumir este tipo de contenidos.
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Disfrutar de una serie policiaca o un documental criminal no es, en sí mismo, negativo. El punto de alerta surge cuando el espectador necesita este contenido para relajarse, en especial en momentos de descanso como la hora de dormir.
Los especialistas recomiendan realizar un ejercicio de introspección: preguntarse por qué este tipo de historias genera confort y si existe un vínculo con experiencias personales difíciles. Cuando se identifica esta conexión, buscar ayuda psicológica puede ser clave para trabajar en la raíz del problema.
Reflexionar sobre los hábitos de entretenimiento no solo permite entender mejor la relación entre trauma y consumo de series de crímenes, sino que también ayuda a proteger el bienestar psicológico.